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SEMIFINALES DE LA LIGA DE CAMPEONES

La Juventus confirma ante el Ajax su hegemonía en Europa

Excelente partido del equipo italiano en Amsterdam

Santiago Segurola

Un año después de batir al Ajax en la final de Copa de Europa, la Juve volvió a imponer su autoridad sobre el equipo holandés. Lo hizo con poderío, con la incansable aportación de sus jugadores, pero también con un punto de refinamiento que no tenía el pasado año. Aquel equipo tumultuoso, diseñado para el combate y sólo pulido por la clase de Del Piero, ha derivado en un conjunto que practica un fútbol igual de implacable pero más atractivo. Por lo demás, no quedan dudas sobre su supremacía en el fútbol europeo.Pese a la superioridad de la Juve, el Ajax hizo lo necesario para que el encuentro tuviera el aspecto de un clásico europeo. Tuvo el registro, pero le faltó la calidad en varios jugadores. El Ajax se ha desangrado sobremanera en los últimos años y resulta imposible igualar perennemente la calidad de los jugadores que han abandonado el club. Melchiot y Musampa son futbolistas de entreguerras, Blind está en el ocaso, Ronald de Boer es interesantísimo en el medio campo, pero no tiene la pegada, ni las condiciones para ocupar el puesto de Kluivert. Entre unas cosas y otras, el Ajax parece cogido con alfileres. Pero el estilo permanece. Su fidelidad a una idea es admirable y productiva. Este Ajax no llega de ningún modo a la altura de sus inolvidables predecesores, aunque el método y la convicción todavía le permiten medirse de forma a un rival aniquilador.

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Todo las tentativas del Ajax por imponer su modelo fueron inútiles. La Juventus manejó el encuentro en todos los aspectos: en el táctico, en el físico, en lo colectivo, en lo defensivo y en el ataque. Su autoridad no fue absolutamente demoledora porque Van der Saar se empleó con eficacia en tres intervenciones y porque Zidane lanzó fuera dos remates sencillos.

Fue precisamente Zidane el hombre del partido. Visto en seco, no parece el futbolista adecuado para un equipo que se distingue por una laboriosidad casi ilimitada. Zidane juega con serenidad y sencillez, escogiendo las mejores opciones, o sea, tocar en corto o en largo, o progresar con su equívoca cadencia. Pero Zidane funciona maravillosamente en la Juve el toque de distinción que ha elevado la nota del equipo.

Zidane orquestó el juego de ataque, imparable en varias fases. Junto a él, Jugovic, Amoruso y Vieri interpretaron con precisión sus papeles. Jugovic por la izquierda, Amoruso con inteligencia y Vieri con abnegación. Detrás, Montero confirmó sus magníficas condiciones y Deschamps acudió para tapar todos los fuegos. El peligro que podían provocar Overmars y Babangida fue limitado por las ayudas recibieron los laterales frente a los balines del Ajax.

La Juve marcó sus dos goles en el primer tiempo y estuvo cerca de destruir al Ajax, que se recuperó con dificultades, pero con coraje. En el segundo tiempo utilizó más y mejor el balón y al menos contrarrestó el excelente ejercicio del equipo italiano. El gol de Litmanen invitó a soñar a la hinchada holandesa. El sueño no se concretó. La Juve retomó el liderazgo del partido y lo cerró con la misma autoridad que había demostrado en el comienzo

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