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Telefónica impone un código ético y de compatibilidades a sus consejeros

El consejo de Telefónica de España, remodelado ayer en su totalidad, dotará a la compañía de un código de conducta que empezará a aplicarse en el máximo órgano de decisión de la empresa, se hará extensivo a sus altos ejecutivos y, finalmente, tras los ajustes pertinentes, a toda la plantilla. Del consejo de Telefónica, reducido ayer de 24 a 18 miembros, han salido los 12 representantes que tenía el Estado como accionista mayoritario y se han incorporado nueve independientes. El núcleo estable (BBV, La Caixa y Argentaria) tendrá seis consejeros y no los nueve a que aspiraba.

Las nuevas normas que regirán el funcionamiento del consejo establecen que sus miembros lo serán por un periodo máximo de cinco años y que no podrán prestar servicio en una empresa competidora de Telefónica hasta dos años después de dejar su cargo. Los independientes no podrán ser reelegidos por más de un mandato. Entre las normas destacan las siguientes:Información sobre la empresa. Su uso con fines privados sólo procederá si no se refiere a operaciones de adquisición o venta de valores de Telefónica.

Oportunidades de negocio. El consejero no podrá aprovechar en beneficio propio una oportunidad de negocio de Telefónica, a no ser que previamente se la ofrezca a ésta.

Operaciones indirectas. Se infringen las normas si el consejero permite que realicen operaciones con Telefónica familiares o sociedades en las que él mismo ocupa un alto cargo.

El Gobierno mantendrá a cinco representantes en el consejo, al menos hasta que finalice la privatización de la compañía, el día 14. No obstante, el Consejo de Ministros de mañana, viernes, debatirá la destitución de esos cinco representantes del Gobierno, aunque en principio estaba previsto que se mantuvieran hasta después de la privatización. El conocimiento de esta disposición del Gobierno ha hecho que ahora se considere su adelanto.

Los 12 consejeros que representan al capital de Patrimonio dejaron ayer sus puestos, aunque uno de ellos, Carles Vilarrubí, se volvió a incorporar como independiente. Vilarrubí fue colocado en el consejo por la Generalitat de Catalunya.

Composición del consejo

Los bancos del núcleo estable de Telefónica conservan seis consejeros, aunque reclamaban nueve. Se trata de Antonio Massanell e Isidro Fainé (La Caixa), Francisco Gómez Roldán y Miguel Zorita (Argentaria) y Javier Echenique y José María Concejo (BBV). Los bancos han mantenido un pulso con el presidente de la entidad, Juan Villalonga, sobre todo después de que éste reconociera que el Santander estaba presente en el capital. Por ello, quisieron asegurarse que el nombramiento de consejeros independientes garantizaba la neutralidad o, al menos, que tuvieran tres más de lo que se les ofrecía.Finalmente, la polémica se ha zanjado, momentáneamente, con la promesa verbal de Villalonga de que ningún consejero representaba al Banco Santander. El banco que preside Emilio Botín no podría tener nunca un consejero directo puesto que es accionista de entidades directamente competidoras de Telefónica, como Airtel.

Los nueve independientes que se incorporan tienen muy distinta procedencia: César Alierta, presidente de Tabacalera; Gaspar Ariño, catedrático de derecho y muy cercano al PP, grupo del que fue diputado y Pedro Ballvé, presidente de Campofrío y consejero del BCH, el banco que es accionista, junto con el Santander, de Airtel, y quiere entrar en Retevisión, el más directo competidor de Telefónica a medio plazo.

Otros independientes son Alberto Cortina (Banco Zaragozano), al que se considera muy amigo de Villalonga y que ha ocupado la plaza que éste pensaba para su hermano Alfonso Cortina (presidente de Repsol) ; Maximino García, profesor de Economía y Hacienda; Ignacio Larracoechea (presidente de la filial española de Johnson & Johnson); Juan Antonio Sagardoy, catedrático de Derecho del Trabajo; el citado Carles Villarrubí, empresario catalán; y Martín Velasco, colaborador del presidente de Telefónica, Juan Villalonga, cuando ambos trabajaban en la consultora McKinsey.

Se han caído de la lista Antonio Catalán (NH Hoteles), Joan Rosell (patronal catalana) y Guillermo de la Dehesa (Cámaras de Comercio). Este último, renunció por incompatibilidad con su puesto como máximo responsable del banco de inversiones Goldman Saclis, con el que acostumbra a trabajar Telefónica. Pablo Isla, director del Patrimonio, también figuraba en la lista como representante del 0,11% que mantendrá el Estado en la empresa cuando acabe toda la privatización.

El consejo de Telefónica se completa con tres ejecutivos de la compañía: el presidente, Juan Villalonga, el secretario general, Javier Revuelta, y el director de Planificación, Juan Perca. En lugar de éste, dentro de la compañía se esperaba que fuera Marcial Portela, con sejero delegado de Telefónica Internacional.

Una empresa de dos billones

El Grupo Telefónica anunció ayer un beneficio neto de 160.034 millones de pesetas en 1996, cifra que representa un incremento del 20,1% respecto a la obtenida en el ejercicio precedente. Los ingresos por operaciones consolidados totalizaron 2,009 billones de pesetas, un 15,5% más que en 1995.Telefónica aumentó sus líneas en servicio en España en 381.442, con un incremento del 2,5%. Telefónica Servicios Móviles vio cómo el número de clientes se elevaba hasta 1,4 millones, con una subida del 152,5%.

Juan Villalonga manifestó a Efe que la actividad de móviles supuso un tercio de la actividad de la compañía, en tanto que el 25% provino de la actividad internacional.

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