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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los buenos precios mejoran el tipo

EL BANCO de España bajó ayer los tipos de interés hasta un nuevo mínimo histórico: 6,25%. Lo hizo nada más conocer el buen comportamiento de los precios en noviembre (subida cero), que sitúa la tasa interanual en el 3,2% (la más baja desde 1970). Dos buenas y coherentes señales para la economía española que facilitarán dos objetivos no siempre compatibles: un mayor crecimiento económico y el avance hacia la convergencia nominal exigida para la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria.La semana habría quedado redondeada si el paro registrado (16.000 desempleados más en noviembre) no hubiera puesto otra vez de manifiesto las dificultades estructurales de nuestra economía para reducir su principal desequilibrio. El dato del desempleo encuentra cierto paliativo en el aumento del número de contratos fijos, que se sitúa desde enero en un promedio diario superior al millar, casi 300 más que el pasado año. Con todo, que el paro registrado supere el 14%, pese a los indicios de recuperación de la economía, replantea el debate sobre una reforma laboral que facilite la creación masiva de puestos de trabajo.

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El recorte de la inflación lleva los tipos de interés a un mínimo histórico del 6,25%

En la decisión adoptada por el banco emisor ha incidido sin duda la favorable evolución de la inflación, pero también la confianza de que el Presupuesto aprobado por las Cortes se cumpla en sus términos, permitiendo reducir el déficit al 3% del PIB a, fines de 1997. Para ello, la creación de empleo es un factor determinante, en la medida en que provocaría un aumento de la actividad y, por tanto, de los ingresos impositivos.

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La reducción de los tipos de interés, reclamada por el Gobierno, es un factor que debería incrementar el consumo y la inversión privados, pero no es una condición suficiente. Desde hace un año, el Banco de España y los mercados de deuda han reducido varias veces los tipos, y ello no se ha traducido en un impulso claro de la actividad ni mucho menos en una significativa reducción del desempleo. Las expectativas de los agentes económicos seguirán pesando más que los datos macroeconómicos mientras no se perciba una actitud más decidida del Gobierno en relación a las reformas pendientes.

Los dos últimos barómetros del CIS han revelado un desinflamiento de las expectativas de mejora económica por parte de los ciudadanos, abiertas tras la llegada del PP al Gobierno, pese a que es alto el porcentaje de quienes confían en el cumplimiento de los criterios de Maastricht. Tal vez la cosa cambie a partir de ahora, pero de momento existe un desfase entre los objetivos generales y la percepción de la gente de sus propias expectativas de seguridad y mejora. Ello explicaría un cierto desgaste de Los apoyos políticos del Gobierno pese a que la economía vaya razonablemente bien.

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