Ilusión por aprender
Resulta alentador que haya personas que sepan mantener intacta su ilusión por aprender. Como Pedro Gato (EL PAÍS, 12 de noviembre), a quien la jubilación le ha permitido satisfacer un deseo juvenil: estudiar una carrera universitaria. Cuando todas las voces claman rutinariamente por la reforma de la Universidad, añorando tiempos- mejores, las palabras de este recién licenciado en Derecho de 75 años son reconfortantes.Sería bueno que su experiencia sirviera para que tantos estudiantes jóvenes, desganados por una "crisis" anunciada y asumida, pero con las espaldas cubiertas por el bienestar de sus familias, sin más obligaciones que la de estudiar, reflexionaran sobre el coste- real de las clases, sobre la calidad de la enseñanza que reciben, y para que dejaran de protestar únicamente cuando su aprobado o su título corren el peligro de verse afectados