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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Sombras japonesas

LA VICTORIA electoral en Japón del Partido Liberal Democrático (PLD), que ha gobernado en solitario este país por espacio de 40 años -hasta 1993-, y que volvió al poder en coalición hace nueve meses, puede parecer a primera vista una vuelta atrás. En realidad, las elecciones del domingo esconden un principio de cambio cuyo alcance está aún por determinar.Pese a no obtener la mayoría absoluta, las elecciones han supuesto, sin duda, un triunfo personal para el primer ministro, Ryutaro Hashimoto. Este moderado nacionalista ha logrado que, en apenas nueve meses de gobiemo de coalición con los socialistas y los conservadores reformistas del Sakigake, su partido se regenerase y recuperase el favor popular. En contraste, socialistas y Sakigake -una escisión del PDL- han recibido un fuerte correctivo en las urnas de resultas de s u colaboración con los adversarios liberales. El electorado ha castigado su falta de coherencia por haber provocado la ruptura de una anterior coalición anti-PLD. Ahora, Hashimoto quiere conservar su apoyo.

La votación ha supuesto una enorme decepción para Nueva Frontera, una coalición de diversas pequeñas fuerzas que se oponía a la subida del 3% al 5% del impuesto sobre el valor añadido y propugnaba un país más intemacionalizado. Los comunistas se han apuntado un éxito. El electorado les ha premiado por haber sido la única formación, transparente y con un programa claro del que carecen los demás: no a la subida de impuestos y retirada de los 47.000 soldados norteamericanos que se hallan en suelo japonés.

Las elecciones se han hecho con un nuevo sistema electoral que debería restar capacidad a los aparatos de los partidos y clientelismo a los diputados elegidos, lo que redundaría en un menor grado de corrupción en el sistema político japonés. Es de esperar. Pues la elevada abstención registrada en estos comicios refleja un alto grado de desencanto de los japoneses hacia su sistema político. Prácticamente dos de cada cinco electores, principalmente mujeres y jóvenes, no han votado. Pero, junto a este fenómeno, las elecciones suponen una renovación generacional: por primera vez la mayoría de los diputados elegidos para la Cámara baja habrá nacido después de la Segunda Guerra Mundial.

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Japón está saliendo lentamente de la grave crisis económica que sufrió en 1993 y que le sumió en un largo proceso de recesión. Si las claves del éxito de este país en las últimas tres décadas han estado en su orientación exportadora y en su gran capacidad de ahorro, la recuperación económica debe venir ahora de la mano de una mayor demanda interna, tras cuatro años de estancamiento.

Aunque la política exterior no ha sido central en la campaña electoral, el entorno está cambiando rápidamente para un Japón cuya seguridad es excesivamente dependiente de Estados Unidos. El nacionalismo pragmático de Hashimoto puede llevar a buscar un nuevo papel para Japón. En todo caso, la emergencia de China y la transformación de toda la zona obligarán a Japón a despabilarse.

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