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Aznar ordena a Rato que sea receptivo a las exigencias económicas del PNV

Luis R. Aizpeolea

El presidente del Gobierno, José María Aznar, ha ordenado al ministro de Economía y Hacienda, Rodrigo Rato, que sea receptivo a las exigencias del Ejecutivo vasco en la inminente negociación sobre el concierto económico de Euskadi, cuyo cupo quinquenal debe renovarse para entrar en vigor el 1 de enero. El PNY ha vinculado su apoyo parlamentario al Gabinete popular, sobre todo a los Presupuestos del Estado, al éxito de esta negociación. Los nacionalistas vascos quieren garantizarse el acuerdo antes del día 21, cuando finaliza el plazo para presentar las enmiendas presupuestarias. En ellas, CiU pedirá para Cataluña un aumento de la inversión.

El secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Rodríguez, sostuvo el viernes, tras el Consejo de Ministros, que las relaciones con los nacionalismos son "muy buenas". Tal rotundidad no se corresponde con hechos muy recientes, como las discrepancias entre el PP y el PNV sobre el futuro órgano común de cooperación vasco-navarro, que los populares quieren descafeinar en el Senado; las divergencias sobre la política a seguir con los presos etarras, y el recurso interpuesto por el Ministerio de Economía contra las Haciendas forales vascas a cuenta del impuesto de sociedades aprobado en esta comunidad.El portavoz del Gobierno estaba al tanto de la buena marcha de las conversaciones preliminares sobre el concierto económico que el miércoles mantuvieron Rato y el vicelehendakari Juan José Ibarretxe. También estaba al corriente de la reunión en la noche del martes del ministro del Interior, Jaime Mayor, el principal impulsor del pacto PP-PNV, y el portavoz de los peneuvistas en el Congreso, Iñaki Anasagasti, al que acompañaba el diputado general de Vizcaya, el también nacionalista Josu Bergara. En ambos encuentros, los representantes gubernamentales ofrecieron garantías a los nacionalistas de que las negociaciones sobre el cupo vasco van a saldarse positivamente al contar con el respaldo de Aznar.

La renovación del cupo quinquenal, con la concertación de los impuestos especiales -alcohol, tabaco y derivados del petróleo-, es la base del acuerdo firmado en abril entre el PP y el PNV. Tanto el presidente de los peneuvistas, Xabier Arzalluz, como el lehendakari, José Antonio Ardanza, han advertido que el eje de la continuidad de su apoyo al Ejecutivo gira precisamente en tomo al éxito de esa negociación. Los nacionalistas saben que en ella se juegan la capacidad financiera del País Vasco, que, como recordó ayer su diputado Jon Zabalia, incluso aspira a disponer en esta legislatura de su propio banco, el de Euskadi. Los demás asuntos -convenio vasconavarro o política penitenciaria- pueden crear dificultades en las relaciones entre ambos socios, pero nunca romperlas, según dedujeron sus interlocutores. De ahí, la rotundidad de Rodríguez al afirmar, que las relaciones del Gobierno con el PNV no es que sean correctas, sino que son "muy buenas".

Balance favorable

La sintonía de Aznar con Arzalluz y Ardanza se ha puesto de manifiesto también en el interés con que los políticos vascos han acogido el viaje que el líder popular tiene previsto realizar al País Vasco. Ardanza ha sugerido a Aznar que lo haga en el momento oportuno, que podría coincidir con el cierre de la negociación del concierto económico. En el Ejecutivo autonómico se guarda el recuerdo de la mala acogida que sufrió Adolfo Suárez en 1980 y se trata de evitar que se reedite. Hay otros detalles significativos que avalan el entendimiento, como la petición de ETB-1, la televisión pública vasca, a La Moncloa para entrevistar a Aznar, algo que nunca sucedió con Felipe González, o la solicitud del diario nacionalista Deía de entrevistarle igualmente. Las relaciones del Gobierno con los nacionalistas catalanes de Convergència i Unió (CiU) también atraviesan un buen momento pese al conflicto suscitado con la petición de Jordi Pujol de revisar para dentro de cinco años el modelo de financiación autonómica recién pactado. El cumplimiento por el Ejecutivo de lo más sustancial del acuerdo firmado en abril, los modelos de financiación autonómica y sanitaria, ha creado un buen clima en CiU, que hace un balance muy favorable de su relación con el Gabinete de Aznar.El Gobierno también ha satisfecho las solicitudes nacionalistas pactadas de simplificación de la Administración periférica del Estado con la tramitación parlamentaria de la LOFAGE; la creación de una comisión mixta Congreso-Senado, y el avance en la participación de las comunidades en las instituciones europeas.

Este cúmulo de reivindicaciones logradas por CiU, que le han permitido ir más lejos en el avance de su autonomía que en la etapa socialista, está consolidando sus relaciones con el PP. CiU prepara ahora las enmiendas a los Presupuestos, en las que introducirá, como objetivo sustancial, el aumento de las inversiones para Cataluña con el fin de igualar sus aportaciones al Estado con lo que recibe de él. Fuentes nacionalistas manifiestan que a Cataluña debería corresponderle un 15% de la inversión. Percibe un 11% o 12%.

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Según su calendario, CiU cerrará este mismo año la negociación para que la policía catalana asuma las competencias de tráfico, con lo que se equiparará a la Ertzaintza, y en marzo presentará a las Cortes las leyes de puertos y costas, que aumentarán considerablemente su capacidad competencial. Son dos reivindicaciones emblemáticas de la Generalitat de Cataluña que chocaron con los gobiernos socialistas.

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