No es justo ni razonable
Cada año cumplo con las revisiones de mi vehículo, recomendadas por el fabricante, que ascienden a un importe de unas 23.000 pesetas. También a los 5.000 kilómetros cambio el aceite (otras 5.000 pesetas). Y también, ¡claro!, como hay que echar gasolina, voy llenando las arcas del Estado en unas cantidades nada despreciables. Es un pozo sin fondo. Añada usted el impuesto de circulación y el seguro. Y para más recochineo, esta revisión resulta que no sirve para nada, porque otra vez nuestro queridísimo Ayuntamiento quiere sacarme la sangre con la ITV. Flaco favor se está haciendo a un sector industrial, el del automóvil, tan importante en la economía española, gravándolo de impuestos. Estoy de acuerdo en que el coche es el enemigo número uno del ciudadano, pero penalizar el uso del vehículo a base de impuestos no creo que sea el modo más justo e inteligente de actuar-