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La deuda española vuelve a lograr cotas históricas por la creciente confianza del ahorro extranjero

Victoria Carvajal

La confianza de los inversores extranjeros en que España logre corregir sus desequilibrios y participe en el euro desde su constitución se reforzó ayer algo más. Así lo reflejan los 0,10 puntos que se redujo el diferencial entre los tipos de interés a largo plazo de Alemania y España, que marcaron un mínimo histórico al quedar en 1,60 puntos. La rentabilidad del bono español a 10 años, referencia para los préstamos privados, bajó casi 0,20 puntos y se situó en el 7,55%. Todo ello pese a las advertencias lanzadas recientemente por el Bundesbank a los países europeos periféricos.

España parece ser el destino predilecto de la inversión extranjera que se dirige a los mercados europeos periféricos, cuyos planes de ajuste fiscal han incrementado sus posibilidades de participar en la unión monetaria desde el principio, es decir, enero de 1999. Cuando parecía agotada la ola compradora desatada a raíz de la presentación de un duro presupuesto para 1997 y la bajada de tipos del Banco de España, el dinero foráneo volvió ayer a entrar con fuerza en la deuda española sin que se publicaran datos nuevos que lo justificara. Este flujo, que refleja la confianza en las posibilidades de que España entre en la unión monetaria con el grupo de cabeza, provocó una nueva caída de la rentabilidad del bono a diez años, que quedó en el 7,55%, 0,20 puntos menos que a principios de esta semana. La peseta mantuvo su fortaleza y cotizó a 84,05 unidades por marco (84,14 el día anterior).Si se descuenta la inflación los tipos a largo Plazo reales en España se sitúan por debajo de Alemania: 3,85% frente al 4,55%, respectivamente. Este hecho refleja, según los analistas consultados, tanto la credibilidad en los esfuerzos de consolidación fiscal del Gobierno como la confianza en que la inflación española, ahora en el 3,7%, siga reduciéndose y converja con la alemana, que está en el 1,4%.

A algunos analistas, como a Juan Mielgo, del Bank of America, les sorprende que la ola de europtimismo que tanto está beneficiando al llamado Club Mediterráneo (España, Italia y Portugal) se mantenga pese al jarro de agua fría lanzado desde el Bundesbank, banco central alemán. Su presidente, Hans Tietmeyer, advirtió contra la contabilidad creativa que están usando algunos gobiernos europeos para cuadrar sus cuentas públicas en 1997 con el fin de participar en el euro y defendió que los ajustes fiscales han de ser sostenibles. Tampoco pareció afectar a los inversores extranjeros el aumento mayor de lo esperado de la producción industrial en julio, que puede comprometer el objetivo de inflación del Banco de España.

La Bolsa de Madrid, que se había beneficiado de la entrada de dinero extranjero, cerró sin embargo con pérdidas arrastrada por la apertura a la baja de Nueva York. Su índice general retrocedió un 0,37%.

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