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GENTE

PREMIO DEL ALMA

Mario Vargas Llosa, distinguido ya con los premios Cervantes y Príncipe de Asturias, tiene su corazón palpitando desde anoche al ritmo "de un premio del alma", como él susurró: el premio Prestigio Rioja 1996. Esta distinción le fue entregada en una cena enmarcada por la solemnidad de todos los dioses de la cena: Gonzalo de Berceo, san Millán de la Cogolla, santo Domingo de la Calzada, nombres de lugares que visitó y gozó antes de que en el restaurante Villa Cañas, de Villamediana, recibiera el premio del fulgor y agradecimiento del vino de La Rioja. En un radiante, académico y apasionado discurso, Vargas Llosa enamoró con su verbo a La Rioja y a todos sus representantes: "El vino ha venido a mí para comprender más a los seres que amo y a los que deseo amar; el vino me ha revelado la civilización que sólo es suya y que, desde este instante me ilumina; el vino se me ha abierto como un libro de cultura que nunca soñé y siempre he deseado con la querencia de la lucidez; el vino, esta noche, lo he matasellado en mi memoria de la eternidad: es la clave señera de la comunicación". Es el tercer premio Prestigio Rioja, sentenciado por Carmen Iglesias, académica de la Historia; Ángel Martín Municio, presidente de la Academia de Ciencias; Horacio Saenz Guerrero, periodista; y Rafael Ansón, presidente de la Academia Internacional de Gastronomía. Antes recibieron el premio Federico Mayor Zaragoza y Francisco Ayala.-

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