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La presentación del libro de Tomás y Valiente se convierte en una reivindicacion de la tolerancia

"Tomás y Valiente fue un luchador por la democracia y el Estado de derecho con las armas que le eran propias: la razón y la palabra. Cruel paradoja es que hayan sido también la causa de su cobarde asesinato. No le olvidaremos". El presidente del Tribunal Constitucional, Álvaro Rodríguez Bereijo, abrió anoche en la sede del Colegio de Abogados de Madrid la presentación del libro póstumo de su predecesor en la presidencia del alto tribunal, el catedrático Francisco Tomás y Valiente, asesinado por ETA en su despacho de la Universidad Autónoma el pasado día 14.

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El acto, presidido por la viuda y los cuatro hijos del catedrático asesinado, contó con una multitudinaria asistencia de juristas y políticos, y sirvió para reivindicar la tolerancia y los valores democráticos. El presidente del Constitucional aseguró que su compañero fue brutalmente asesinado por quienes "desde el fanatismo y la barbarie terrorista" pretenden destruir los valores de la democracia.A orillas del Estado (Editorial Taurus) reúne el legado del profesor Tomás y Valiente sobre su pensamiento en cuestiones de la más viva actualidad política y judicial. Interpretado desde la tolerancia, su análisis de lo ocurrido en los últimos tres años en España está impregnado de sensatez y buen sentido. El libro contiene una recopilación de artículos Publicados en EL PAÍS y La Vanguardia, en los que el catedrático de Historia del Derecho afirma que el Estado puede ganar el desafío al terrorismo.

El presidente de PRISA y del Grupo Timón, Jesús de Polanco, editor de la obra póstuma de Tomás y Valiente, lamentó que este "insobornable consejero de sus amigos" fuese en su último periodo "víctima de la ignominia por defender su derecho a defender a los demás".

Polanco definió el libro como "un tratado a favor de la tolerancia y de la discrepancia en libertad": "Él quería un acto como éste, que fuera punto de partida para un debate moral y ético de lo que pasa en España. El asesinato cercenó esa invitación a la reflexión y a la discusión tranquila. Ojalá este libro cumpla alguno de los deseos de concordia y tolerancia que quería Tomás y Valiente para el debate español".

Juan Luis Cebrián, consejero delegado de PRISA, aseguró que un mes antes de su muerte, Tomás y Valiente "fue también víctima del terrorismo verbal que determinados sujetos practican. Y ello por, el simple hecho de que, haciendo uso de su libertad de expresión, fue capaz de escribir sus opiniones sin someterse al dictado de los nuevos inquisidores de este mundo". Cebrián puntualizó, sin embargo, que no pensaba caer en el tremendismo de comparar ese terrorismo verbal "con el terrorismo asesino de las balas de ETA".

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Quico Tomás-Valiente, hijo del jurista asesinado, defendió la necesidad de un "rearme social" y de "total unidad" para combatir al terrorismo.

Al acto asistieron el ex presidente del Constitucional, Miguel Rodríguez Piñero, el presidente del Consejo de Estado, Fernando Ledesma, y el presidente del Consejo General de la abogacía, Eugeni Gay; políticos como Santiago Carrillo; sindicalistas como el secretario general de UGT, Cándido Méndez; la delegada del Gobierno en Madrid, Pilar Lledó; el gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo; el presidente de la Asociación de la Prensa, Jesús de la Serna; el director de Publicaciones de PRISA, Joaquín Estefanía, y el director de EL PAÍS, Jesús Ceberio, entre otros asistentes.

"Un hombre de razón"

La intervención más emotiva fue la de Elías Díaz, el catedrático con el que Tomás y Valiente estaba hablando por teléfono cuando el asesino irrumpió en el despacho: "Paco era un hombre de palabras, de libros, de reflexión, de razón, de acuerdo y de entendimiento. Todo esto es lo que han asesinado".

El presidente del Consejo del Poder Judicial y del Supremo, Pascual Sala, aseguró que Tomás y Valiente nunco estuvo a la orilla del Estado, "sino en el centro" de él y lamentó que sea la muerte la que de lecciones en la vida, en vez de la vida misma.

Luis Martí Míngarro, decano del Colegio de Abogados y anfitrión del acto, retó a la sociedad a no dejarse atemorizar por "la semilla del terror". El filósofo Fernando Savater llamó la atención sobre la "pérdida de memoria" que acompaña a la batalla política diaria y pidió que' no se olvide lo que ha hecho por la democracia Tomás y Valiente.

En su libro A orillas del Estado, Tomás y Valiente lamenta el "activismo judicial" y su confluencia con cierta prensa que cada vez informa menos y opina más, "un periodismo apocalíptico" dice, "que transmite gozoso la noticia que va a producir escándalo y alarma".

El profesor asesinado por ETA condena sin paliativos el caso GAL, que a su entender fue una experiencia "gravemente criminal y gravemente peligrosa", porque en nombre del Estado no se puede cometer aquel tipo de actos (secuestros, asesinatos) que el Estado condena".

Pero al mismo tiempo advierte: "Llevamos meses practicando una condena masoquista contra los GAL, de tal modo que si los adjetivos condenatorios del vecino no son lo bastante duros, o si van acompañados de un tímido esfuerzo de entender por qué entonces hubo GAL, el condenador insuficiente recibirá el castigo de ser considerado como cómplice comprensivo de aquellos delitos".

Y agrega: "Mientras hemos rivalizado en gritar acusaciones contra los GAL nos hemos olvidado de condenar a ETA. Y cada silencio, cada desequilibrio condenatorio, ha sido un balón de oxígeno para ETA, una forma de legitimación indirecta, involuntaria pero eficaz".

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