_
_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El Ulster ,otra vez

EL EJÉRCITO Republicano Irlandés (IRA) ha roto el alto el fuego que había declarado el 1 de septiembre de 1994. El coche bomba que explosionó el viernes en Londres amenaza con llevarse por delante una esperanza de paz. Una esperanza que, al menos en lo que respecta al cese de asesinatos sectarios, cometidos por ambas partes, protestantes y católicos, se había mantenido hasta el momento con bastante rigor.La noticia es mala para todos. Para la minoría republicana -católica- y la mayoría unionista -protestante del Ulster, que comenzaban a habituarse a vivir en un país que parecía haber recobrado la cordura; mala para el Gobierno de John Major, que había obtenido su único éxito, interior o exterior, con el acuerdo para celebrar conversaciones de paz sobre el Ulster con Dublín, los unionistas y los republicanos, sobre la base de aquella primera concesión: el alto el fuego del IRA, e idéntico paso dado a continuación por los grupos paramilitares protestantes. Y mala para Irlanda, porque en la pacífica solución del conflicto esperaba cimentar su histórica reivindicación a la reunificación de la isla.

Más información
Londres y Dublín presionan al Sinn Fein para salvar el proceso de paz en el Uster

1 ' Pero es cierto que algunas de las partes habían estado cortejando el desastre en los últimos tiempos. Primero, Major exigía que se produjera el desarme previo de los guerrilleros republicanos para dar curso a esas conversaciones de paz. Las concesiones podían haber sido el desarme paralelo de los unionistas, que nadie en Londres ofreció, o tratar de pactar el desarme del IRA paralelamente a la celebración de las conversaciones, que tampoco interesó al líder conservador. Luego, el propio IRA, envalentonado por el informe- arbitraje de una comisión internacional presidida por el ex senador norteamericano George Mitchell, comprendiendo su negativa a entregar las armas, había hecho crecer sus bravuconas exigencias. Y, finalmente, de nuevo Major, al pretender paliar el fiasco para su política del resultado de aquella comisión, con su idea de elegir una Asamblea en Irlanda del Norte para contentar a los protestantes, sin cuyos votos difícilmente puede mantener su precaria mayoría en el Parlamento de Westminster.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

. La última Asamblea elegida en el Ulster, el Parlamento de Stormont, es de luctuoso recuerdo para la minoría católica, puesto que, con la mayoría en la Cámara, los unionistas no hacían sino aplicar la ley del embudo a los católicos, en beneficios y derechos de toda índole, reduciéndoles, en general, a ciudadanos de segunda clase en su propia tierra. Por ello, sacar la idea de un Stormont bis parecía en las presentes circunstancias una tomadura de pelo e incluso algo peor: una temeridad destructora.

En toda esta situación, la única parte que ha jugado paciente y sistemáticamente a favor de la paz ha sido el Gobierno de Dublín, cuyo ministro de Exteriores, Dick Spring, propuso esta semana, viéndose venir, quizá, la catástrofe, la convocatoria de una reunión al estilo de Bosnia, es decir, una conferencia general bajo padrinazgo norteamericano, para salir del callejón sin salida creado por la intransigencia republicana y la imprudencia de Major.

El IRA es culpable de no haberse mostrado mas paciente, y sus amenazas de ensangrentar de nuevo el país son de todo punto criminales. Había aún margen de negociación, y la eventual teoría de que rompiendo las hostilidades torpedean la posibilidad de esa Asamblea es un dislate. Pero también hacía falta que Major se tomara más en serio sus propias propuestas. La esperanza. de una verdadera paz se aleja por momentos de Irlanda del Norte, y ese terrible ejemplo no dejará de tener sus efectos en otras latitudes. Por ello, Europa está hoy menos unida que ayer.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_