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La contaminación en 1995 fue la más baja de los últimos 27 años

Los valores contaminantes que influyen en la calidad del aire tuvieron de media en 1995 en Madrid los niveles más bajos desde al menos 1968, año en el que el Ayuntamiento creó un organismo para su control, según declaró ayer el jefe del departamento de Contaminación Atmosférica, Joaquín Fernández Castro. Según los datos municipales, ninguna de las 24 estaciones que miden la contaminación en la capital superó durante 1995 los valores límites que permite la normativa de la Unión Europea (UE).

En opinión del jefe del departamento de Contaminación Atmosférica, que depende de la Concejalía de Medio Ambiente, cuyo titulares Adriano García Loygorri, la climatología sólo ha contribuido para alcanzar esta situación óptima en los dos últimos meses, con la fuerte llegada de las lluvias y el viento, por lo que hay que destacar que las emisiones de contaminantes se han controlado bastante mejor."La aparición en el mercado de coches equipados con catalizadores, la sustitución de calderas de carbón por otras de gas, la incorporación de autobuses menos contaminantes por la Empresa Municipal de Transporte (EMT), que incluso cuenta ya con 16 unidades que emplean gas natural, y la campaña de utilización más facional de las calefacciones impulsada por el Ayuntamiento de Madrid" son, a juicio de Fernández Castro, factores que han influido directamente en este aumento de la calidad del aire.

Hasta la fecha, las autoridades madrileñas tuvieron que decretar alerta roja atmosférica en 1987, 1989 y 1993, al sobrepasar los índices de dióxido de azufre en la capital los límites permitidos. En cuanto a los valores medios anuales en Madrid de los contaminantes que afectan a la calidad del aire, todos experimentaron a lo largo del ya extinto 1995 una clara mejoría. Así, las partículas descendieron a 37 microgramos por metro cúbico, igualando la media registrada en el año 1992, mientras que en 1993 y 1994 alcanzaron los 43. El dióxido de azufre (SO 2), que procede fundamentalmente de las calefacciones y cuyo índice en la capital viene descendiendo en los últimos cuatro años, desde 1991, en el que alcanzó los 45 microgramos por metro cúbico, bajó el año pasado hasta una media de 24 microgramos, nueve menos que en 1994.

Descenso notable

Siempre según estos datos, el monóxido de carbono (CO) experimentó en 1995 el descenso más notable de los años noventa, al alcanzar un valor medio de 1,6 partes por millón, cuando en 1994 fue de 2,2. Los óxidos de nitrógeno (NO2), que se producen básicamente en el proceso de combustión que se da en el motor de los automóviles, decrecieron hasta alcanzar un valor medio en 1995 de 63 microgramos por metro cúbico -el límite permitido es de 200-, cinco puntos menos que el año precedente y el más bajo del último lustro.En cuanto a los hidrocarburos, también emitidos por los coches, registraron el índice más bajo de los últimos cinco años al situarse la media de 1995 en 1,5 microgramos.

Los óxidos de nitrógeno, cuya toxicidad afecta principalmente a las vías respiratorias, pueden interaccionar con los hidrocarburos, también procedentes de los coches, produciendo contaminantes más agresivos y tóxicos para la salud, denominados generalmente oxidantes fotoquímicos.

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Este tipo de elementos forman la boina rosa que suele cubrir la ciudad durante los periodos de inversión térmica típicos de las estaciones de otoño e invierno.

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