En la buena dirección
GRADUALMENTE, PERO de forma inequívoca, la economía española camina por una senda en la que coexiste un aceptable ritmo de crecimiento con la contención de sus desequilibrios básicos. Una combinación ciertamente inusual en nuestra historia económica reciente que permite mirar el futuro con bastante optimismo. Los indicadores conocidos esta semana, el paro registrado y el índice de precios al consumo (IPC) correspondientes al mes de octubre, ponen de manifiesto un mes más que es posible la contención simultánea del paro y la inflación. El número de nuevos parados inscritos en las oficinas del Inem durante el mes de octubre, 14.490, ha sido menor al previsto por la mayoría de los analistas y, en todo caso, al correspondiente al mismo mes del año anterior. Tras ese dato, el paro registrado ha intensificado en octubre su tasa de descenso interanual, lo que contrasta con la moderada corrección que venia experimentando en los cinco meses antetiores. Todos los. sectores productivos se han beneficiado de esos descensos interanuales, aunque ha sido menos pronunciado en el de la construcción.
La señal más favorable que cabe deducir del registro de la variación del IPC, es la verosimilitud, creciente del objetivo del Banco de España de situar esa tasa de inflación en las proximidades del 3,5% durante los primeros meses del próximo año, ya sin los efectos de la subida del IVA y algunos, impuestos es peciales producida a comienzos de 1995. Esa reducción permitiría, a su vez, una bajada de los tipos de interés, condición necesaria para prolongar la fase expansansiva. La tasa interanual del IPC ha cedido una décima en octubre hasta situarse en el 4,3%, equivaente a la alcanzada al término de 1995.
La denominada inflación subyacente (que excluye los precios de la energía y los alimentos frescos), más representativa de los componentes menos volátiles del IPC, se ha mantenido, sin embargo, en el mismo nivel de septiembre (4,9%), todavía significativamente por encima del registro alcanzado al final del año pasado (4,5%). Los precios de los han vuelto a ceder, aproximando su variación a la del índice general. Ello ha sido posible gracias a la contención de los denominados servicios sensibles a la coyuntura, turismo, hostelería y esparcimiento en particular, y no así los restantes.
La moderación observada a lo largo de este año en el crecimiento de los precios de los servicios en modo alguno debería demorar las prioridades de aplicación de algunas de las reformas estructurales que. desde hace años están planteadas. Sectores como los de distribución de productos farmacéuticos o los de servicios profesionales, por poner dos ejemplos ampliamente denunciados por los consumidor es, siguen reclamando urgentes reformas cuya necesidad para el interés general está por encima del atrincheramiento gremial que algunas organizaciones siguen exhibiendo.
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