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SUPERCOPA DE FÚTBOL

El Depor continúa a todo trapo

El equipo gallego aprovechó un error de Buyo para destrozar al Real Madrid

Santiago Segurola

Un error de Buyo alimentó la tormenta del Deportivo, que destruyó al Madrid de forma sumaria, en diez minutos. En realidad, Buyo cometió varios errores: se ablandó en su salida frente a Manjarín, abrió el cuenco de sus manos para recibir la pelota, en lugar de lanzarse hacia ella, y luego cometió el penalti, se ganó la expulsión y dejó a su equipo con diez jugadores y un gol en contra. El Madrid, que había tenido una excelente media hora, sufrió la conmoción del guantazo y se desplomó ante un equipo que vive en estado de gracia con el gol.Probablemente el riesgo de saturación -tres partidos entre los dos equipos en ocho días- estaba en la cabeza de Valdano cuando pidió menos táctica y más liberación. Desde la pizarra, el Madrid tiene problemas con el Deportivo, un conjunto armado desde hace años, con un sistema muy elaborado por Arsenio y Toshack. Un equipo difícil de hincarle el diente.

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Los madridistas no atendieron a la llamada de su entrenador y se perdieron en todas las trampas que puso el Deportivo en los primeros veinte minutos. El Madrid se quedó sin pelota y se enredado ante sus rivales, que volvieron a dar signos de vitalidad en las cercanías del área. Mientras el Deportivo de la Coruña se parecía a sí mismo, y de ahí su aspecto potente, el Madrid no se parecía a nada. Estaba desorientado. Pero mediada la primera parte cambió el curso del juego.

Cuando el Madrid se rehízo, y eso sucedió cuando Redondo hizo valer su autoridad con la pelota, el partido sufrió un cambié absoluto de ejes. El Madrid sacó pecho y el Deportivo se desinflé. El segundo tercio del partido le correspondió entonces al Madrid. Sus jugadores. se liberaron a la manera que quiere su entrenador: manejaron con soltura la pelota en el medio campo, con un sentido abierto del juego que se concretó en varias llegadas al área del Deportivo, casi todas amenazantes. La primera fue de Rincón, que cerró con balonazo al poste una poderosa carrera por el lado del interior derecho. Luis Enrique tuvo la siguiente, pero su remate fue despejado junto a la raya por un defensor del Deportivo.

Con el gol de Donato comenzó la tercera fase del encuentro, un paseo en toda regla del Deportivo, que vive instalado en la euforia este verano. Su producción de goles es sobresaliente, alentada por la confianza que siente el equipo en su juego y en su remate. Durante diez minutos vapuleó al Madrid, que se sintió abrumado por el giro radical del partido. No extrañó que en esas condiciones, los madridistas también ayudasen al Deportivo en el castigo.

Todos los goles llegaron por errores de éste o aquél jugador del Madrid. El segundo fue permitido por una incorrecta posición de Sanchis y del desbarajuste general de la defensa, que hizo el tancredo ante la madeja de pases que le tiró el Deportivo hasta el remate final de Fran. La cuota de responsabilidad del tercero correspondió principalmente a Cañizares, que estuvo lento y un poco duro en su intervención ante el tiro de Bebeto.

Desde ese momento todo fueron malas noticias para el Real Madrid. Sus jugadores se vieron abocados a jugar un partido interminable, con la única posibilidad de un roto todavía mayor. Sometido a la dictadura del Deportivo, al Madrid le sostuvo el coraje y la campana. Por el camino, comenzó a perder gente, presos como estaban los madridistas de la desesperación. Salió expulsado Valdano y después Lasa, en medio de una situación que no llegó a catastrófica por casualidad.

El Deportivo salió del partido con todos los signos confirmados. Aunque dudó en el trecho final de la primera parte, el equipo de Toshack es ahora mismo una máquina contundente. Envuelto en el imparable engranaje del triunfo, el Deportivo sólo encuentra alegría y goles en su camino.

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