Sálvese quien pueda
Quisiera aprovechar este periódico y esta sección para relatar una situación un tanto desesperada que vivimos en una zona de Madrid.Se trata de la zona comprendida entre la plaza de Cuzco y las calles de Capitán Haya, Rosario Pino, Francisco Gervás... Toda esta manzana, durante la jornada laboral, es un hervidero lleno de coches en segunda y tercera fila, autobuses discrecionales que atascan las calles, ruidos, pitos y broncas. Nadie viene en auxilio de este caos. Todo se resuelve diariamente de una manera casual, como si de la selva se tratase, y al grito de "sálvese el que pueda" cada uno trata de dejar su coche como puede y de circular por donde le dejan.
El desorden y el desconcierto se hacen presa de esta zona de Madrid sin que ningún agente del orden haga acto de presencia y se cumplan los mínimos lógicos para que pueda realizarse la vida de una manera normal.
Pero la jornada laboral termina y llega la noche. El caos al que me he referido anteriormente cambia de contenidos y de protagonistas: prostitución, droga, alcoholismo, gamberrismo... Éstos son los ingredientes que vienen a ocupar lo que la luz del día dejó.
La ausencia de control policial se hace aún más patente, peligrosa, La selva y el caos se tornan mas salvajes, si cabe, y todavía más alejados del orden.
Las promesas electoralistas, tanto de la Comunidad como de la alcaldía, han pasado. A nadie le interesa lo que pasa en este barrio de Madrid. Pero familias y negocios se resienten por los efectos del desorden.
Si no lo arregla quien debiera, tal vez tenga que arreglarlo el menos indicado y con métodos poco democráticos.-