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Economía considera una subida máxima del impuesto de las gasolinas de cinco pesetas en 1996

Jesús Mota

Pedro Solbes, ministro de Economía y Hacienda, y su equipo recurrirán al aumento le ingresos públicos para cuadrar un ajuste fiscal en el Presupuesto del Estado para 1996 y limitar el déficit al 4,4% del PIB. Una de las opciones que tiene Economía para acrecentar los ingresos públicos es subir el precio de la gasolina, hasta 5 pesetas litro. Recientemente, la Comisión Delegada para Asuntos Económicos analizó un informe de Industria en el que se demuestra que la fiscalidad española de los combustibles es todavía muy baja en relación con la europea.

Los Presupuestos Generales del Estado para el año 1996 recurrirán, muy probablemente, a una subida de los impuestos es peciales que gravan productos como los combustibles, el alcohol y el tabaco, como uno de lós recursos para cuadrar final mente el déficit público en el 4,4% del Producto Interior Bruto (PIB). Este objetivo de déficit es considerado irrenunciable por el Gobierno español, a pesar de las peticiones que ha hecho su aliado parlamentario Convergencia i Unió, en orden a retrasar la reducción severa del déficit un año más, petición que ha recibido las críticas, entre otros, del Banco de España. La Unión Europea ha recordado que no se pueden establecer objetivos de déficit globales en varios años y cada país debe hacer los deberes año tras año.

Las primeras estimaciones indican que el impuesto especial que grava el litro de gasolina puede subir entre cuatro y cinco pesetas, que es el límite que puede aumentar el precio minimizando el impacto que la subida tendría sobre la inflación.

La inflación

Esta primera estimación en la cuantía del incremento del impuesto tiene muy en cuenta el efecto sobre el índice de precios al consumo (IPC), impacto que Economía no puede olvidar. Pero el hecho es que la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos recibió el mes pasado un informe del Ministerio de Industria en el que se concluía que el precio de las gasolinas en España es inferior al de los países europeos (con excepción de Luxemburgo) y que queda un margen aproximado de aumento de precios de unas 10 pesetas como mínimo.

Según ese informe, el precio de la gasolina súper subió entre 1990 y mayo de 1995 el 36% en pesetas corrientes y el 9% en pe setas constantes de 1990.

Estas cifras indican que el precio de la gasolina súper crece por debajo de la tasa de crecimiento de los precios [dicho de otro modo, no es inflacionista]; y la razón de ese aumento "es debida únicamente a la evolución de la carga fiscal sobre los hidrocarburos".

El informe de Industria con sidera que idénticas apreciaciones pueden hacerse para la súper con plomo. De hecho, el precio de la súper sin impuestos entre 1990 y el primer trimestre de 1995 ha caído (en pesetas de 1.990) 10 pesetas y el de la sin plomo 11 pesetas.

En efecto, cuando se introduce la fiscalidad comienzan a aparecer las paradojas en relación con los precios europeos. A pesar de la evolución mencionada en el párrafo anterior, resulta que "la gasolina súper es mas cara en España antes de impuestos que en el resto de los países, salvo Holanda y Bélgica. Con impuestos, sin embargo, la gasolina súper es más barata en España que en cualquier otro país, lo que revela la diferente carga fiscal que soporta".

Como consecuencia de ese déficit de fiscalidad, que se ha intentado corregir con subidas de impuestos, se produce otra paradoja: que, a pesar de ser la carga fiscal inferior en España, son los impuestos los responsables de las subidas de precios. Recuérdese que sobre el litro de gasolina grava un impuesto especial más el 16% del impuesto sobre el valor añadido (IVA). El impuesto especial es fijo, pero el IVA varía en función de las subidas de precios.

Como se aprecia en el gráfico, "la elevación de impuestos supone un 51% del incremento total en el precio de la gasolina súper entre el 24 de diciembre 1994 y el 3 de julio de7 1995".

En cuanto a la fiscalidad sobre el precio de venta en los diferentes países de la UE, España se halla por debajo de la media. En la gasolina súper, la fiscalidad española es del 68,1%, mientras que la media europea es del 73,4%.

Disyuntiva política

Así pues, el Gobierno se enfrenta ante una disyuntiva política justificada por la menor fiscalidad de las gasolinas españolas: proceder a un aumento elevado, que cierre la diferencia fiscal con la media europea, o seguir con aproximaciones sucesivas que producirán un aumento máximo en el precio de cinco pesetas, con impacto controlado sobre uno de los aspectos más importantes de la economía, la inflación.

[Por otra parte, la petrolera BP Oil España ha entrado en el mercado del gas butano, en principio en el de venta a granel, y en una segunda etapa lo hará en el de botellas para uso doméstico, dijo ayer en declaraciones a Efe el presidente de la entidad, Luis Javier Navarro. La empresa tiene previsto realizar este año unas inversiones de 8.500 millones de pesetas, de los que 3.800 se dedicarán a modernización y adaptación de los negocios de refino, mientras que otros 3.500 irán a la ampliación de la red de gasolineras".]

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