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Un pollo aderezado con sosa cáustica

El juez expulsa a una mujer de la casa de su ex marido con quien convivía, después de que intentara envenenarle

Un juez de primera instancia de Madrid ha dado un plazo de ocho días a una mujer -sordomuda, y cuyas iniciales son P. G., de 38 años- para que salga de la casa en la que vive con sus hijos, su ex esposo (también sordomudo) y los padres de éste, propietarios de la vivienda. La orden para que se marche del hogar (en el que seguía viviendo a pesar de que la pareja lleva cinco años separada oficialmente) se produce días después de que intentase envenenar, presuntamente, a su ex marido y a su ex suegra con sosa cáustica untada en un pollo que él había preparado para cenar.El supuesto intento de parricido, que está siendo investigado por un juzgado de instrucción de la plaza de Castilla, se produjo en la noche del pasado 31 de mayo. El marido, que además de sordomundo es una de las víctimas del aceite de colza adulterado, preparó ese día un pollo para cenar y se fue a dar un paseo con sus hijos; la mayor tiene 16 años, y el menor, nueve.

Aprovechando que no había nadie en casa P. G. condimentó el pollo "con gran cantidad de sosa cáustica", según fuentes cercanas de la investigación. Nada más comenzar la cena (ella no comió pollo, ni sus hijos; sabía que no les gustaba y que no lo probarían), los comensales -su ex marido y su ex suegra- sintieron fuertes ardores en la garganta y el estómago y tuvieron que ser atendidos en el hospital Doce de Octubre.

Un primer examen médico halló sosa cáustica (sustancia tóxica que sirve para desatascar un lavabo, por. ejemplo) en la garganta de ambos. Los médicos del hospital informaron del suceso al juzgado de guardia, y el juez ordenó que se enviase el pollo que había sobrado de la cena al Instituto Nacional de Toxicología para sus análisis. Aún no se ha hecho público el resultado definitivo. "Mi cliente sigue teniendo problemas en la garganta y ha tenido que pasar varias revisiones médicas", señaló ayer el abogado del ex marido.El marido aceptó

El plazo de ocho días dado por el juez a P. G. para que abandone el hogar comenzó el pasado miércoles. Tras el supuesto intento de parricidio, el abogado de la familia pidió al magistrado de primera instancia (el mismo que había tramitado la separación de la pareja) que ordenase la inmediata ejecución de la sentencia de separación. Y, paralelamente, informó del presunto intento de parricidio al juzgado de guardia.

La sentencia de separación (que fue dictada hace cinco años, y cuyo contenido fue aceptado por ambos cónyuges) dejaba al padre la custodia de los dos hijos e imponía la salida de casa de la madre. Además, ella (que está trabajando; cobra unas 70.000 pesetas mensuales) debía pasar una pensión mensual, a los hijos. El padre, que tiene unos 40 años, edad similar a la de su ex mujer, no trabaja: vive de una pensión del Estado por la enfermedad que le acarreó el aceite de coIza desnaturalizado.

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A pesar de la separación, P. G. siguió viviendo bajo el mismo techo que los demás miembros de la familia, incluidos sus ex suegros, propietarios de la vivienda. Tras la ruptura, oficial del matrimonio, P. G., pidió "llorando" a su ex marido que la dejase vivir con él y, sus hijos en la casa. "Le dio lástima y no se opuso, sobre todo pensando en que se trataba de la madre de sus hijos, y consciente de las dificultades que, encuentra una persona sordomuda en esta sociedad, que necesita incluso a alguien que le coja el teléfono...", señalan fuentes jurídicas.La situación familiar, no obstante, ha sido un auténtico calvario durante los últimos años. La pareja ha seguido viviendo bajo el mismo techo, pero sin mantener ningún tipo de relaciones. Por el contrario, las disputas estaban a la orden del día: "A veces, ella se enfadaba y rompía los muebles de la casa a patadas" ' aseguran los citados medios.

A raíz de estas acciones, el marido pidió hace un mes al. juzgado que ordenase la ejecución de la sentencia. El intento de parricido se produjo cuando él esperaba la resolución judicial. "Ella sabía perfectamente que a sus hijos no les gusta el pollo y que no iban a comerlo; los quiere mucho y nunca permitiría que les ocurriese nada", reconocen estas fuentes.El abogado del marido cree que P. G. debe sufrir algún trastorno mental y que es preciso que se marche de casa lo antes posible. "Tiene medios económicos para hacerlo, pues trabaja y tiene un sueldo todos los meses; además, puede irse a vivir con su madre", señaló ayer el letrado.Muy asustadaLa ex suegra, que también cenó pollo en la noche del pasado 31 y tuvo que ser atendida en el Doce de Octubre, como su hijo, confiesa estar muy asustada. Asegura que su ex nuera tiene escondidos en casa varios cuchillos muy afilados, y teme que, si no le marcha, algún día pueda hacer algo más grave e irreversible a ella y a su hijo. "Es un auténtico drama familiar", admite el letrado del marido.La mujer ya ha recibido la notificación del juzgado en la que se le da un plazo de ocho días para abandonar la casa. "La leyó y no hizo ningún gesto", según ha informado el marido a su abogado.

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