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28 MAYOCIUDADES: SEVILLA

La ciudad de la apariencia

Todos están convencidos de que el PP volverá a apoyar a Rojas-Marcos para evitar una alcaldía socialista

Lourdes Lucio

Hoy, de nuevo, como hace casi un siglo, un Rodríguez de la Borbolla y un Rojas-Marcos vuelven a enfrentarse por lograr el apoyo de los sevillanos. El clónico debate dual de esta ciudad de 700.000 habitantes, simpre optando por una Virgen o por otra, por este o aquel equipo de fútbol, vuelve a darse en los candidatos que se presentan a la alcaldía de Sevilla. José Rodríguez de la Borbolla, por el PSOE, y Alejandro Rojas-Marcos, por el Partido Andalucista, como entonces sus bisabuelos Pedro y Manuel, luchan por acceder al sillón municipal más preciado de Andalucía. Y no es que no haya otros candidatos en liza, sino que todo el mundo parece convencido de que, aunque la aspirante del Partido Popular (PP), Soledad Becerril, logre más concejales que los andalucistas, al final los populares antenpondrán los intereses nacionales del partido, apoyarán otra vez a Rojas-Marcos, y cortarán el paso a los socialistas.El andalucista ha sido alcalde en estos cuatro años precisamente por ese motivo, aunque en 1991 logró un concejal más que su actual teniente de alcalde -12 el PSOE, nueve el PA, ocho el PP y dos Izquierda Unida-, resultado que está persuadido de que volverá a repetir. Durante esta legislatura, el dirigente andalucista ha logrado reforzar Sevilla como ciudad de folclor capaz de garantizar sin ningún margen de error el éxito de cualquier acontecimiento. Y ha sido el alcalde, con sus bandos, sus frases (sus preferidas empiezan siempre por "Sevilla no se merece..."), sus gestos y, sobre todo, su imagen el artífice de este tinglado. No es que sea él quien haya inventado la ciudad del aplauso (ya existía), sino que la ha fomentado.

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Sevilla, mientras tanto, ha vivido de las rentas de las millonarias inversiones de la Exposición Universal de 1992, que son las que realmente han cambiado su pellejo urbano. Se ha prestado mayor atención a los barrios, pero se trata de pequeñas obras de mobiliario; se han creado aparcamientos subterráneos, pero las plazas las han vendido a un millón y medio, así que el sofocón del estacionamiento está por resolver; y se han creado bibliotecas de barrio, pero no tienen libros. Es la ciudad de la apariencia, además de la ciudad comparsa, en la que, cómo no, también se han hecho cosas en condiciones, entre ellas la reducción de la carga financiera. Rojas-Marcos podrá contar que fue él el que urbanizó el Prado de San Sebastián, una zona situada enfrente de la hermosa Universidad de Sevilla, a la que ningún alcalde ha sabido darle un destino desde que dejó de ser el recinto de la Feria de Abril hace 25 años. Claro que ha sido gracias a Soledad Becerril, que obligó a sembrar árboles, por lo que el nuevo Prado no será igualito que una plaza noruega.

Pero si el alcalde ha promovido y promueve un sevillanismo de empacho, no es menos cierto que el aspirante socialista Rodríguez de la Borbolla le ha seguido a la zaga. Al menos los primeros días de la campaña, el ex presidente de la Junta de Andalucía ha soltado frases que han dejado traspuesto a más de uno: "Mi máxima aspiración es presidir el Corpus", ha sido una; "en Sevilla tengo entidad propia, me conoce todo el mundo", ha sido otra.

Borbolla ha vuelto, tras cinco años de ausencia, con ganas de ir, como él dice, "a cuerpo por la calle". Es el único candidato que está dando mítines en los barrios de Sevilla, y en sus paseíllos electorales recibe muestras de afecto, pero también percibe un gran cabreo con el partido socialista. Es ahí precisamente donde quiere dar la batalla, distanciándose de las siglas del PSOE, pero sin separarse de la ideología socialdemócrata.

Si hay dos campañas distintas, éstas son la de Soledad Becerril y la de Rojas-Marcos. A la primera se le atribuye el trabajo duro y oscuro de estos cuatro años de gobierno de coalición. Becerril, que confía en el tirón nacional del PP para llegar a la alcaldía, es de las que si no están de acuerdo con las peticiones de los vecinos lo dice, explica por qué e intenta convencer con argumentos. Le ocurrió hace unos días, durante un recorrido electoral. Varios le pidieron que podaran un árbol, puesto que las ramas viejas caían sobre los coches causando destrozos. Y Becerril, pese a que los votos son los que dan el bastón de mando dijo que no, que de ninguna las maneras, e incluso llegó a decir que, si no estuviera el árbol (un ombú, en concreto), "cambiaría el clima". Por el contrario es imposible oír de Rojas-Marcos un no de su boca ante la petición de un potencial votante. Tanto es así, que, durante un trayecto en su despacho móvil, un vecino le reprochó que, cuando el barrio está airado, entonces los del Ayuntamiento dicen que están reunidos: "Sí,claro que sí", le respondió el alcalde.

Apuntar un pronóstico sobre los resultados de Sevilla es difícil más aún acertarlo. Las encuestas dan empate técnico a dos bandas (Becerril y Borbolla), por lo que los políticos echan mano de lápiz y papel y todos ponen el círculo rojo en una cifra: 17. Justo la mayoría absoluta. Si populares y andalucistas no consiguen juntos esos concejales, significará que Borbolla será el próximo alcalde aunque tendrá que apoyar para gobernar en IU. Pero si logran, de nuevo habrá un pacto con Rojas-Marcos como alcalde aunque obtenga menos apoyo que Becerril. Eso aseguran en PA, y en el PP no lo niegan.

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