_
_
_
_
MOTOCICLISMO

Crivillé empieza el curso en el podio

El tercer puesto en los 500cc prende la llama de la recuperación española

Alex Crivillé (Honda) prendió ayer la llama de la esperada recuperación española en el Mundial de motociclismo al subir al tercer escalón del podio de 500cc en el Gran Premio de Australia, que abría la temporada. El piloto catalán fue la luz de una jornada brillante y esperanzadora, en la que otras jóvenes promesas como Carles Checa, Emili Alzamora y José Luis Cardoso anunciaron que el futuro puede volver -a ser esplendoroso.La novia de Crivillé se llama Anna. Y como toda novia de piloto, vive siempre inquieta las carreras. Ayer se la veía particularmente nerviosa. Intuía algo especial. Quizá que su chico iba para nota. Y sin duda sabía que estaba muy en forma, que nunca antes había empezado una temporada con tantas ganas y tanta preparación.

Más información
Doohan, Waldmann y Aoki trío ganador
CRIVILLÉ SUBIÓ AL CAJÓN.
Las promesas diseñan el futuro

Una hora antes del primer semáforo verde de 19951 el nen de Seva le pidió a Anna que le dejara solo, que no le contagiara su intranquilidad. Tenía claro que había hecho bien el trabajo previo, que había cumplido con los deberes de invierno y que podía recoger los primeros frutos.

Cuando empezó el Gran Premio, Crivillé arrancó dispuesto a pelear por el podio. Es su objetivo de la temporada. Todavía no apunta a la victoria, pues sabe mejor que nadie que el camino del triunfo está reservado para el australiano Michael Doohan, su amigo y compañero en el equipo oficial Honda.

En Eastern Creek, desde el primer entrenamiento, se vio claro que nadie podía hacer sombra al actual campeón del mundo en su propia casa y ante 53.000 enfervorizados seguidores. Menos que nadie el escudero catalán, quien tiene perfectamente asumido su papel como número dos del equipo y también como buen amigo del número uno.

Crivillé ha pasado el último mes en Australia entrenándose sobre la moto y siguiendo el brutal plan de preparación física de Doohan en casa del piloto australiano. Dos horas de bicicleta estática y dos más de pesas. Cada día. Ese es el secreto que el campeón ha revelado a su delfín. Por eso tampoco debía pretender traicionarle. En realidad, de haber querido intentarlo, vista la exhibición del australiano ayer, tampoco hubiera podido.

La actuación de Crivillé en la primera carrera del curso fue impecable. Por eso tuvo premio. No salió demasiado bien, pero se recuperó pronto y cuando alcanzó el tercer lugar ya no lo abandonó. No está mal empezar sobre el cajón, aunque sea en su peldaño más bajo. Además, la tercera posición de ayer significa el mejor inicio de campaña del piloto catalán en toda su trayectoria deportiva. Es el primer paso en su objetivo de acabar el Mundial entre los tres primeros.

"No podía empezar mejor comentó Crivillé. "Estoy contento porque este resultado significa que los esfuerzos que he hecho antes de empezar la temporada han merecido la pena. La carrera no ha sido fácil, pero creo incluso que podía haber peleado por la segunda posición". Su novia, Anna, lanzó un chillido eufórico cuando cruzó la meta tras Doohan y el otro piloto local, Daryl Beattie (Suzuki). Dentro de siete días, en Malaisia, está dispuesta a repetir el rato de sufrimiento si el desenlace es el mismo.

La otra estrella española en 500cc, Alberto Puig (Honda), no tuvo un buen día. Salió mal y, aunque remontó posiciones, sólo pudo acabar séptimo. Le faltó ritmo, a pesar de que pudo comrobar que su lesión en los antebrazos está superada. "No me he encontrado bien en todo el fin de semana", reconoció el pupilo de Sito Pons.

El primer asalto entre Crivillé y Puig se saldó, por tanto, con clara ventaja para el primero. Por ahora, él es el encargado de tirar del carro español en el Mundial y no le falta de nada para hacerlo deprisa y bien.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_