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PALOMINO Y LA EMPRESA C. A. E.

La otra cara del 'caso Palomino'

Los registros muestran que el núcleo del escándalo se basa en datos erróneos o mal interpretados

La reconstrucción del caso Palomino realizada por EL PAÍS permite afirmar que muchas de las denuncias se basan en informaciones erróneas y documentos incompletos o mal interpretados. Sin embargo, ha sido un serio inconveniente para e9te trabajo la negativa de Francisco Palomino, de la empresa Control y Aplicaciones España (CAE) y de Dragados y Construcciones a ofrecer su versión. Los principales protagonistas del caso guardan silencio, lo cual contribuye a aumentar el clima de sospecha.No obstante, los datos disponibles permiten asegurar que, en el caso concreto de Talleres Palomino SA, no hubo pelotazo inmobiliario. Asimismo, en contra de lo que afirma El Mundo, la empresa no estaba en quiebra técnica en el momento de su venta a CAE, Dragados no pagó 765 millones por la parcela adquirida a la sociedad pública SEPES, Palomino no manipuló el balance de su sociedad, no ocultó deudas bancarias y no se autoconcedió dividendos ficticios.

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De todos los datos recogidos por EL PAIS no se puede deducir si el precio de 3 10 millones de pesetas pagado por su empresa familiar fue justo o no.

La reconstrucción de los hechos según el análisis de la documentación registral es la siguiente.

1. El "pelotazo inmobiliario". La primera información, publicada el 28 de octubre, afirmaba que 11 el cuñado de González, Palomino, ganó 346 millones de pesetas en 4 años en un pelotazo inmobiliario facilitado por el MOPU. Compró una parcela por 40 millones, la vendió por 385, incumpliendo el compromiso de utilizarla para poner en marcha una industria". Añadía que el comprador fue la constructora Dragados en el año 1993.

Los documentos registrales demuestran que Francisco Palomino compró en 1988 -y escrituró en 1989- para Talleres Palomino SA una parcela a SEPES (Sociedad Estatal de Promoción y Equipamiento del Suelo, dependiente del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo), para construir en ella su nueva fábrica.

Talleres Palomino SA se comprometió a pagar 57 millones de pesetas por ella: 39 millones de pesetas de principal más 18 millones de intereses por pago aplazado. El precio de la compra fue el mismo para Talleres Palomino SA y para otras empresas que adquirieron parcelas en el denominado Polígono La Isla, en el término de Dos Hermanas, próximo a Sevilla. Talleres Palomino se comprometió a pagar a 2.600 pesetas el metro cuadrado. A este mismo precio compraron otras 15 empresas, según informó EL PMS el pasado 5 de noviembre.

A mediados de 1989, Palomino vendió su sociedad familiar Talleres Palomino a CAE por 3 10 millones de pesetas. No vendió sólo una parcela, sino una empresa con 40 años de actividad y 87 empleados, que facturó 478 millones de pesetas en 1989 año de su venta- y obtuvo unos beneficios brutos de 88 millones.

CAE, una importante empresa de electrónica, que facturaba unos 20.000 millones, fue adquirida a su vez por Dragados y Construcciones en 1990. Tres años después, esta constructora, en un proceso de reorganización interna, adquirió a su filial CAE la parcela y la nave en la que estaban Talleres Palomino SA. Esta empresa, que había cesado su actividad ese mismo año, vendió la parcela y la nueva nave por 385 millones de pesetas a Dragados y Construcciones.

La parcela y la nave habían sido valorados en 354 millones por Tecnitasa en 1991 y en 385 millones por Eurotasa en 1993. Se trata de empresas especializadas en tasaciones de inmuebles.

No hubo, pues, pelotazo inmobiliario, sino la venta inicial de una empresa (Talleres Palomino) y la posterior venta de una parcela y una nave industrial entre una empresa filial (CAE) y su matriz (Dragados). Por otra parte, se construyó la nave industrial y, por lo tanto, no se incumplieran las condiciones exigidas por SEPES y Obras Públicas. La construcción de la nave se inició en 1989 y el certificado de obra nueva se concedió el 5 de marzo de 1991.

2. La "quiebra técnica" El 3 de noviembre, el diario rectificó tibiamente, tras el primer desmentido de González y el único de Palomino, pero lanzó nuevas y más graves acusaciones. "Es verdad: la información de El Mundo sobre el pelotazo inmobiliario empresarial del cuñado del presidente del Gobierno, Francisco Palomino, no era exacta en todos sus detalles: lo realmente ocurrido fue mucho más grave. En. cantidad y en calidad. Ahora sabemos que Palomino consiguió vender por 310 millones a CAE una empresa que no valía un duro. Para ser exactos valía 400 millones de deuda a corto plazo y sólo 18 millones de recursos propios".

El título de este día era: "CAE pagó a Palomino 310 millones por una empresa en 'quiebratécnica". Para sostener que la empresa estaba en quiebra técnica se basa en que la sociedad sólo tenía 18 millones de recursos propios y 408 millones de deuda a corto plazo.

Todos los analistas, economistas y auditores de diversas firmas consultados por EL PAÍS afirman, tras examinar la contabilidad de Talleres Palomino SA, que en 1989, cuando Palomino vendió su empresa, ésta no estaba en quiebra técnica. Según los especialistas, la situación de Talleres Palomino en el momento de su venta a CAE es otra. A 31 de diciembre de 1989, la sociedad tenía un activo de 472 millones de pesetas para responder de unas deudas de 453 millones. Es decir, tal como se ve en el balance, tenía unos fondos propios positivos de 18 millones y por lo tanto, en rigor, no es posible hablar de "quiebra técnica".

3. El balance incompleto. En el asunto de la quiebra técnica hay que detenerse más. El Mundo utiliza la auditoría de Deloitte & Touche, que examinó Talleres Palomino, omitiendo datos, lo que da pie a conclusiones erróneas. Así, los días 3, 4 y 9 de noviembre, el citado diario reproduce una fotocopia del balance ordenado por los auditores en la que se omite la última línea. Esa línea es fundamental, ya que, sin ella, la gran mayoría de ciudadanos que no son expertos en economía no puede apreciar que el activo (bienes, existencias y cantidades que terceros adeudan a la empresa) de Talleres Palomino SA está equilibrado con el pasivo (básicamente deudas): 472 millones de pesetas. Al no reproducir esta última línea, figura por un lado un pasivo mayor con un total de acreedores a corto plazo de 408 millones de pesetas, frente a un activo circulante (bienes y fondos disponibles fácilmente) de 387 millones de pesetas.

4. Los graves problemas de tesorería.

El 3 de noviembre, en base al citado balance, se señala que la sociedad tiene un grave problema de tesorería. Tras afirmar que las deudas a corto plazo son de 408 millones, la información añade: "Para hacer frente a es-, tos pagos, Talleres Palomino tenía unos efectos a cobrar por valor de 254 millones y 19 millones en caja.- Es decir, que sus obligaciones de pago superaban en más de 120 millones de pesetas a su disponibilidad a corto, lo que representa un grave problema de tesorería". Según los expertos consultados tampoco es correcta la comparación. La adecuada es la que se establece entre la deuda exigible a corto plazo (408 millones) con el activo circulante (387 millones). Lo cual supone un desequilibrio de 21 millones. Una situación asumible, según los expertos. Además, una parte de esa deuda -61 millones- está asumida con la empresa propietaria, CAE, lo que relativiza aún más el desequilibrio financiero. Al tratarse de deudas con el propietario de la empresa, los problemas de tesorería son de otra naturaleza.

5. Auditoría incompleta. El 4 de noviembre, el diario efectúa otra omisión significativa de la auditoría de Deloitte & Touche del ejercicio de 1990 para reforzar su tesis de la quiebra técnica. Aunque en un párrafo previo reconoce que Deloitte & Touche no auditó el ejercicio de 1989 de Talleres Palomino, luego hace una cita parcial de la auditoría para hablar de desequilibrio patrimonial. Así, señala: "En su informe de 199 1, con la empresa ya en claro declive, los auditores destacan que 'circunstancias coyunturales y específicas' habían originado pérdidas en las actividades ordinarias de la sociedad y habían provocado un 'desequilibrio patrimonial". La cita es confusa porque forma parte de una información referida a 1989, el año de la venta.

Lo que exactamente dice la auditoría es casi lo mismo, pero se omite un dato: la fecha. Así, el auditor señala: "Debido a circunstancias coyunturales y específicas, durante el ejercicio 1990 se han producido pérdidas en las actividades ordinarias de la Sociedad, que han provocado un desequilibrio patrimonial". Como se ve, el diario omitió que esas circunstancias especiales se produjeron en el año 1990. Esta afirmación del auditor es relevante porque señala que el desequilibrio patrimonial se generó un año después de la venta de la empresa y que, por tanto, no se puede achacar directamente al pasado.

6. ¿Quién maquilla el balance? El 4 de noviembre se produce también una grave acusación: "Palomino maquilló los balances para ocultar que su empresa estaba en quiebra técnica. Declaró que la deuda de Talleres Palomino era de 21,3 millones cuando superaba los 400. Palomino presentó un balance correspondiente en 1989 en el registro Mercantil de Sevilla en el que rebajaba a la mitad la deuda de la empresa".

El diario añadía que la sociedad asegura tener una deuda a corto plazo de 213 millones de pesetas. Por el contrario, en el segundo y exhaustivo balance de Deloitte, la cuenta de acreedores a corto se eleva a 408 millones". Más adelante se afirmaba: "Para compensar la aparición de este gran volumen de deuda no declarado, en el segundo balance se incrementan varias cuentas del activo, entre ellas la de deudores, que pasa de 102 millones a 234 millones".

No hubo maquillaje. En 1990 entró en vigor un nuevo Plan General de Contabilidad y Talleres Palomino, como todas las empresas, hizo en 1989 sus cuentas según el plan anterior. Pero la ley exige al auditor que cuando presente las cuentas de 1990 establezca también, a efectos comparativos, las del año anterior con los criterios de la nueva.

Entre los nuevos criterios hay un cambio importante y es el que obliga a incluir en el activo y el pasivo los efectos a descontar, es decir, las llamadas letras de cambio. Éste es todo el misterio por el que el activo y las deudas aumentan, respectivamente, en 157 millones de pesetas. La nueva ley exige también que se contabilicen como deudas a corto plazo las cantidades previstas para el pago del impuesto de sociedades. Por ello se incluyen en esta partida 28 millones de pesetas.

Este aumento del volumen de los balances, principalmente por la inclusión de las letras de cambio, fue un fenómeno muy generalizado en 1990 y significó que muchas empresas incurrieron en la obligación de ser auditadas, al alcanzar un activo o pasivo superior a 260 millones de pesetas, tal como establecía el nuevo Plan General de Contabilidad.

7. Dragados no pagó 765 millones por la parcela. El día 3 de noviembre se publicó el siguiente título. "Una parcela que se compró por 39 millones acabó costándole a Dragados 765 millones". El razonamiento de la información es el siguiente,: en diciembre de 1993, según consta en los registros oficiales, Dragados y Construcciones compró los terrenos y las naves de Talleres Palomino (cuya denominación actual es Talleres Itálica) por 385 millones de pesetas. Además de este desembolso, Dragados se subrogó en la hipoteca del Banco de Santander de 230 millones y asumió unos intereses de la misma por un monto de 150 millones de pesetas. Total: 765 millones de pesetas.

Todo fue mucho más sencillo. El 14 de diciembre de 1993, Dragados compró a su7 filial CAE la parcela por 385 millones de pesetas. Pero sólo pagó al contado 175.866.454 pesetas y se subrogó en la parte de hipoteca que quedaba pendiente: 209.133.546 pesetas. La parcela y la nave habían sido valoradas, antes de la operación, por la empresa independiente Eurotasa en 385 millones de pesetas.

8. CAE, 'la empresa de Palomino'. Los días 7 y 8 de noviembre el diario acusador da otro paso en falso: "Moncloa adjudicó la electrificación de su búnker secreto a CAE, la empresa de Palomino". "Dragados ingresó miles de millones con la adjudicación a dedo del búnker de la Moncloa. La constructora poseía ya el 25% de CAE, el grupo en el que Palomino era directivo". Un nuevo error basado en fechas inexactas.

El periódico afirma que "Dragados y Construcciones, en la actualidad empresa matriz de CAE, fue la constructora que ejecutó las obras del búnker secreto de La Moncloa, tras serle adjudicadas directamente y sin concurso por la Presidencia de Gobierno a finales de 1989". Y añade: "Dragados controlaba en aquel momento un 24,8% de CAE, la sociedad que había adquirido por 310 millones la ruinosa empresa del cuñado de Felipe González, Francisco Palomino, al que tenía en nómina con un contrato de alta dirección".

Los hechos fueron otros. El Gobierno encargó la obra civil del búnker a Dragados y la obra de ingeniería a INITEC (empresa de ingeniería del INI) en noviembre de 1988. Dragados no entraría en el capital de CAE hasta mediados de 19901 primero con el 24,9% y a finales (le ese mismo año con el 55%.

Los contratos del búnker se formalizaron en el primer trimestre de 1989 e INITEC subcontrató en marzo de 1990 con CAE, que ya había adquirido Talleres Palomino. CAE realiza la obra de electrificación del búnker por decisión de INITEC, previa petición de ofertas a Wat y CAE. Esta última es una empresa incluida en la base de datos de Proveedores Hornologados de la empresa de ingeniería del INI-TENEO y subcontrata con el grupo público desde hace 20 años, según explica INITEC.

Respecto al papel de Palomino en CAE, el cuñado de González fue, desde septiembre de 1989 a mediados de 1991, presidente del consejo de administración de Talleres Palomino, filial que facturaba en torno al 2,5% del total del grupo.

9. Una empresa sin nave. El penúltimo descubrimiento del diario madrileño se produjo el pasado 1.1 de noviembre. "El cuñado de Felipe González se quedó con la nave cuando vendió Talleres Palomino a CAE". La información arranca así: "Francisco Germán Palomino Romera, cuñado del presidente del Gobierno y responsable de Talleres Palomino SA, no incluyó el antiguo solar de su empresa ni su nave industrial en la venta que realizó a Control y Aplicaciones en l989". Las informaciones dan a entender que se vació la empresa de su valor antes de venderla.

Pero la historia fue otra. Los padres de Palomino -Francisco Palomino Cantarell, industrial, y María Romera Izquierdo- tenían su taller de calderería en la plaza del Pelícano de Sevilla, lugar céntrico, próximo a la Ronda de Capuchinos.

Los padres, en sociedad conyugal, adquirieron al Ministerío de la Vivienda dos parcelas en el Polígono Industrial de la Carretera Amarilla.

La primera de ellas, de 1.059 metros cuadrados, la adquieren en subasta celebrada en Madrid en 21 de junio de 1966 y se registra la venta el 27 de octubre de 1967. La otra, de 4.567 metros cuadrados, la adquieren en subasta el 3 de marzo de 1969 y se registra a su nombre el 6 de agosto de 1971. En ambas, Francisco Palomino Cantarell (padre del cuñado de González) construye naves. La primera parcela la aporta a Talleres Palomino en el momento de su constitución como sociedad anónima en 1971. Esta misma parcela es vendida por Talleres Palomino en 1986 por cinco millones a la sociedad HMZ SA, de la que es administrador único Francisco Palomino Romera.

La nave construida en la parcela. grande nunca formó parte del activo de Talleres Palomino, y, por tanto, nunca pudo salir del mismo.

Por otra parte, el comprador sabía que compraba una sociedad cuyo único inmovilizado era la parcela donde se construía la, nueva factoría. El periódico reconoce que Palomino incluyó un inmovilizado de 85,4 millones, pero olvida explicar que éste, precisamente, corresponde a la nueva parcela de Dos Hermanas. Estos 85,4 millones son la suma de la parcela

(39,7 rnillones), 7,8 millones de maquinaria; 1,8 millones de utillaje y 43,2 millones de inmovilizaciones en curso. En total, 93,8 millones. Si a esta cifra se restan 8,3 millones de amortizaciones quedan los 85,4 millones de inmovilizado.

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