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Cuando los focos no alumbran

En España trabajan 22 grupos de teatro formados por ciegos

Nieves Ramos, una actriz perteneciente al grupo La Luciérnaga de la ONCE, señala a los videntes como culpables de los dos únicos percances que han padecido en un escenario. "En una ocasión, una vidente total me colocó la butaca en sentido contrario. Cuando me levanté y eché a andar, caí al patio de butacas", recuerda la actriz. El resultado fue una clavícula y el menisco rotos. El otro accidente ocurrió cuando a una actriz vidente se le ocurrió cerrar los ojos para hacerse la ciega y se precipitó al patio de butacas desde el escenario.Quitando esas dos anécdotas, el trabajo de los actores invidentes se desarrolla como el de cualquier compañía, Lo dice Mónica Carlevaro, profesora de teatro en la ONCE y directora de La Luciérnaga, uno de los 22 grupos de teatro que funcionan dentro de la ONCE. "Cuando me propusieron que diera clases de teatro en la ONCE no estaba muy convencida de poder llevar a cabo esa labor. Pedí tres meses como prueba", recuerda. Eso fue hace ocho años.

Además de actriz, Nieves es vendedora de cupones -muchos de los miembros de estos grupos lo son-. Todos los días se levanta a las cinco y media de la mañana. A las seis está en una esquina del paseo de Vinateros. De allí se va a las cuatro sin terminar de vender todos los números, y desde las seis de la tarde hasta las diez de la noche ensaya con sus compañeros en unos locales que la organización de los ciegos proporciona a todos estos grupos.

Aparte de lo que el público ve, los actores ciegos deben ensayar, y muy bien, todo lo que pasa detrás del escenario: colocan las cosas en el orden que tienen que ir sacándolas al escenario, se aprenden perfectamente cómo hacer los cambios de ropa, por dónde tienen que pasar...

En los extremos del escenario se extienden unas moquetas para que sepan dónde termina. Cuentan también con el apoyo de dos personas en cada función, aunque Carlevaro asegura que están perfectamente capacitados para actuar sin la ayuda de videntes. "Es que muchas veces son más ciegos que nosotros", replica Nieves.

"Suplen la vista con la atención. El teatro es una expresión hacia fuera. Aunque no hayan visto nunca, en cuanto expresan algo que sienten llegan a interpretar", explica Carlevaro. El sentido de la ubicación que consiguen desarrollar, junto con el oído, son los principales instrumentos con los que cuentan los actores ciegos.

Para Javier Navarrete, asesor de teatro de la ONCE, los ciegos tienen también un problema de actitud corporal: "Al no ver, piensan que el espacio es peligroso y eso hace que vayan inclinados hacia atrás. Eso hay que deshacerlo", dice Navarrete. Una opinión con la que Nieves no está nada de acuerdo. Ella asegura que muchas veces el público sube al escenario para comprobar que es ciega. "Lo único que veo es la luz", cuenta.

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"No existe ningún país del mundo en el que se dé un fenómeno así entre los ciegos", comenta Reyes Lluch, responsable de Acción Sociocultural y Promoción Artística de la ONCE. Su organización concede a cada grupo entre dos y seis millones al año. Entre todos realizan al año unas 200 funciones que son vistas por 65.000 espectadores. Ayer, la compañía Sa Boira, de Palma de Mallorca, ofreció una función en el teatro Albéniz, enmarcada dentro de la programación del Festival de Otoño.

El zoo de cristal, por la compañía La Luciérnaga. Sábado 1 de octubre, a las 19.00, en el Ateneo (calle del Prado, 21).

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