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El Athletic muestra en Chipre nuevos y síntomas de un regreso a su peor pasado

El ridículo europeo del Athletic ha ratificado las previsiones más desalentadoras: el Athletic está a un palmo de volver a las cavernas y de dilapidar el futuro prometedor de una generación de futbolistas que practican la versión más progresista de este juego. La involución se adivina tanto en el banquillo como en la grada, donde junto a voces críticas contra la racanería ofensiva del equipo conviven apelaciones raciales y llamamientos a la garra como elementos básicos del fútbol.La involución anunciada ha coartado el talento del plantel. La presión y la obsesión defensivas han anulado la inteligencia natural, la libertad creativa y la intuición futbolística de los centrocampistas, en los que Heynckes fundamentó su proyecto. Garitano, Urrutia y Guerrero, el triángulo mágico del Athletic, corren el riesgo de perder la autoestima en correrías inútiles y en sacrificios ultradefensivos.

Irureta los ha degradado a tareas más grises, sustituyendo el tacto con el balón por el contacto muscular y el equipo, de momento, se ha venido abajo. Resultaba patético oír a Guerrero en Balaídos reclamar que le sirvieran balones a Urrutia, a quien el técnico ha incrustado en la defensa en funciones de recadista de cercanías.

Vacaciones ofensivas

A cambio no ha fortalecido su defensa, pero sí ha otorgado vacaciones a sus delanteros, instalados en un desierto y vigilados con prismáticos por el resto de compañeros. Goikoetxea y Alkiza, llegados para dar lustre a un equipo que perdió la explosividad de Eskurza, resultan paradójicos. El primero corre pero no desborda, el segundo se distingue por la técnica y no por el músculo. Sus características, por tanto, no responden a las actuales exigencias del guión. Por momentos se advierte el defecto mas grave del fútbol: el desconcierto y la falta de sintonía entre el equipo y el entrenador, dos problemas que estuvieron a punto de dejar al Athletic en Segunda Division.En definitiva, el Athletic ha interrumpido su travesía al futuro. Heynckes (cuestionado de manera implacable por los sectores más integristas de San Mamés) le dotó de autoestima, modernidad y espíritu ganador. Actualmente exhibe complejo de inferioridad. En tales circunstancias, la parroquia de San Mamés suele apelar al pasado (raza, garra, mordiscos a la hierba ... ) y convierte a futbolistas con futuro en sombras del pasado.

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