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Cuatro pistoleros asesinan a tiros en su casa de Cambados a un 'capo' del narcotráfico gallego

Xosé Hermida

La mafia de la droga se cobró ayer una sangrienta vendetta en la ría de Arosa. Y lo hizo en el más puro estilo de los crímenes gansteriles: un asesinato rápido, certero y a sangre fría. Cuando Manuel Baulo Trigo, de 62 años, jefe de un conocido clan familiar dedicado desde hace años al tráfico de estupefacientes, abrió la puerta de su casa de Cambados (Pontevedra) se encontró de frente con cuatro pistoleros, dos de ellos con acento suramericano.

Los asesinos a sueldo no dudaron: le acribillaron a tiros a él y a su esposa, Carmen Carballo Jueguen. Baulo, que estaba en libertad condicional, murió en el hospital, mientras que su es posa quedó en estado crítico. Tan limpio fue el trabajo de los pistoleros que los vecinos del barrio de Cuatro Caminos apenas se enteraron de lo sucedido. Sobre las 10.30, los cuatro individuos irrumpieron en la vivienda, una casa de piedra de apariencia modesta, muy distinta de las suntuosas mansiones de otros capos.El matrimonio Baulo se encontraba en el bajo de la vivienda mientras una de sus hijas, de unos 30 años, estaba en cama en el primer piso. Los asesinos dispararon a ambos a la cabeza y huyeron sin que nadie reparase en su presencia. "Yo sólo oí algunos ruidos y después los gritos de la chica", comentó una vecina, "pero nunca pensé que fuesen disparos". La hija del presunto capo telefóneó a una amiga de la familia, quien, a su vez, solicitó ayuda a otras, personas del barrio.

"Cuando llegué allí creo que él ya estaba muerto", relata el propietario de una tienda cercana a la casa. "Estaba tendido boca abajo, sangraba por la cabeza y no se movía. La mujer aún estaba consciente e intentaba hablar con su hija, aunque tenía un tiro en el cuello". Este mismo testigo aseguró no haber visto a los pistoleros porque, según dijo, "todo ocurrió demasiado rápido".

La hija también declaró posteriormente que apenas había podido observar los rostros de los agresores, pero que dos de ellos tenían acento suramericano, según fuentes del Gobierno Civil de Pontevedra.

En la casa, la Guardia Civil recogió un casquillo de nueve milímetros Parabellum y otros de calibres distintos. El matrimonio fue trasladado al hospital provincial de Pontevedra, donde Baulo falleció sobre la una de la tarde. Su esposa fue llevada posteriormente a un centro sanitario de Vigo para ser intervenida a vida o muerte.

Baulo, que tenía nueve hijos, era el presunto jefe del clan familiar de Os Caneos, con voluminosos antecedentes por su dedicación al contrabado de tabaco y drogas. Tres de sus hijos y su propia esposa fueron detenidos en octubre de 1991 por su presunta relación con un alijo de una tonelada de cocaína incautado en alta mar.

Baulo fue localizado por la Interpol meses después en Lisboa. Desde hace un año, estaba en libertad condicional. Su carrera en el mundillo ilegal de Arosa la inició trabajando para las bandas de Sito Miñanco y Manuel Charlín. Su esposa es hermana del patriarca del contrabando. de tabaco en Galicia, Manuel Carballo Jueguen, El Eje, fallecido recientemente.

La policía no alberga ninguna duda de que se trata de un ajuste de cuentas, aunque, según el gobernador civil de Pontevedra, Jorge Parada, habrá que aclarar si los pistoleros fueron contratados por otro clan gallego o por alguno de los cárteles colombianos. Esta hipótesis parece la más verosímil, sobre todo por las declaraciones de la hija del matrimonio, que aludió al acento de los asesinos.

Otras hipótesis señalan que el narco fallecido aportó al juez Baltasar Garzón datos comprometedores para su antiguo jefe, Manuel Charlín Gama, uno de los principales capos de la ría de Arosa, según informó anoche la cadena SER. Hace semanas, uno de los hijos de Baulo, Daniel, ya se vio envuelto en un extraño suceso. Su esposa acudió a la policía y al juez de Cambados para denunciar que estaba desaparecido desde meses atrás.

En Cambados, personas relacionadas con el narcotráfico comenzaron a correr la voz de que se encontraba secuestrado en Colombia y que el padre llegó a pagar 50 millones de pesetas por su liberación.

Al parecer, Baulo podría haber fallado en alguna entrega de droga suministrada por los cárteles colombianos. La noticia volvió a atemorizar a una población cada vez más preocupada por las dimensiones que está alcanzando el negocio de la droga en la zona.

"Me he quedado desencajada, el corazón me ha dado un vuelco", manifestó Mari Carmen Durán, presidenta de la Asociación Local contra la Droga. "Me preocupa sobre todo lo que se pueda desencadenar a raíz de este caso. La mayoría de la gente quiere vivir en paz y tranquilidad, pero hay unos cuantos que nos provocan estos sobresaltos. Es necesario restringir la concesión de la libertad condicional a esta gente".

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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