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Las petroleras coinciden en fijar precios máximos de la gasolina a pesar de la liberalización

Javier Sampedro

La competencia ha brillado por su ausencia en los precios de los carburantes vendidos en estaciones de servicio. Desde que, a principios de 1993, los operadores pueden fijar los precios de venta al público, las diferencias entre unas gasolineras y otras son virtualmente nulas. Los precios han estado pautados por las refineras españolas Repsol, CEPSA y BP Oil, que controlan alrededor del 90% del mercado. Estas empresas han coincidido en fijar los. precios de vanta al público pegados al máximo permitido, a pesar de que la liberalización abrió las puertas a la competencia. Desde septiembre del año pasado el Tribunal de la Competencia investiga estas acciones, junto a otras supuestas prácticas restrictivas, que fueron denunciadas por asociaciones de transportistas y el propio Ministerio de Transportes.

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Libre competencia discutible

Los precios de los carburantes han vuelto a la actualidad con las últimas subidas, que los han situado en cifras récord. Las empresas aducen que necesitan mantenerse cerca del máximo para poder rentabilizar sus inversiones, e incluso abogan por una supresión del sistema de límites que les permita responder a las fluctuaciones del mercado del crudo. Las multinacionales, por su parte, mantienen precios similares sin dejar de criticar prácticas contra la competencia.Ninguna de las apreturas argumentadas por las empresas españolas, sin embargo, aparece reflejada en sus cuentas de resultados. La compañía Repsol, que cuenta con unas 2.600 estaciones de servicio en España, ha anunciado esta semana unos beneficios netos de 49.677 millones de pesetas para el primer semestre del año: un incremento superior al 15% respecto al mismo periodo de 1993. Su principal competidor, CEPSA, con algo más de 1.400 gasolineras, obtuvo de enero a junio unos beneficios antes de impuestos de 13.917 millones, lo que supone un aumento del 53%.

Repsol y CEPSA reúnen el 82% de las gasolineras distribuidas por el territorio español. Les sigue a notable distancia BP Oil España, con un 7% de las estaciones de servicio. El resto se lo reparten una decena de multinacionales -Shell, Mobil, Total, Agip, Petrogal, principalmente-, con algo menos de 600 gasolineras en conjunto.

El gráfico adjunto habla por sí mismo. La curva negra representa los precios máximos fijados por el Gobierno para la gasolina súper. La cifra se ajusta cada semana mediante una fórmula qué recoge la media de seis países de la Unión Europea y los mercados internacionales de Rotterdam y Génova.

A esa media se le añaden dos pesetas y los impuestos, y el resultado se le comunica cada viernes a las refineras españolas. Estas compañías deciden entonces -siempre

que no superen el máximo fijado- el precio al que le venden el litro de súper al usuario: las curvas grises. Existe un decalaje de varias semanas hasta que los precios internacionales se reflejan en los de la fórmula. En teoría, los precios tenderán a bajar próximamente ya que tanto el dólar como el barril de crudo han bajado ligeramente. Cuando Campsa fijaba los precios de venta al público, éstos solían mantener una diferencia de 1,50 y dos pesetas respecto al máximo permitido. Desde que, en enero de 1993, el monopolio. dejó paso a la liberalización, los precios raramente se han separado del máximo permitido en más de 20 céntimos.

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