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FIESTAS DE SAN ISIDRO

La moda chulapa

Cómo y dónde emperifollarse para parecer un castizo de pro

Octavio Cabezas

Empaque y guapeza en el modo de hablar, de conducirse y especialmente en el vestir. Para un chulapo o una chulapa de pro, el hábito sí hace al monje. Aparte de donosura, hace falta un traje apropiado para, lucirlo durante las fiestas del patrón. Pero ¿de dónde sacan sus galas? Algunos, del baúl de la abuela; otros recurren a modistas particulares, y los más completan en las tiendas del centro de la ciudad, donde hacen acopio de complementos. En ningún caso se trata de disfraces, pues como se apresura a puntualizar Pedro Miralles, de 36 años: "nosotros nos vestimos de chulapos, no nos disfrazamos".El uniforme de chulapo lo componen: camisa blanca y chaqueta de espiga con un gabriel (chaleco) a juego, unos alares (pantalones) negros con raya, una parpusa (gorra) bien calada, un safo (pañuelo) blanco al cuello y unos calcos (zapatos) negros. El, de ellas: vestido bien ajustado, con vuelo a la altura de la espinilla, de flores o de lunares, con safo y claveles en la cabeza. De guinda, un mantón de Manila (o sucedáneos).

Lo habitual es que los chulapos busquen su uniforme en una variedad de fuentes. Por ejemplo, a la familia Barrasa (Julián, Miguel, Belén y María Jesús, más hijos, cuñados y sobrinos) les hace los trajes su tía, Carmen Plaza. Lo de los Barrasa es amor a la tradición. Ya su abuelo se vestía de chulapo, y las nuevas generaciones siguen el camino. "Yo llevo vistiéndome así en San Isidro y en la Paloma desde que tenía un año", afirma risueña Ana Miralles, de 10 años, hija de María Jesús.

Asunto familiar es también, en parte, el caso de Vicente Cañas, de 28 años. "Yo he heredado la chaqueta de mi padre" cuenta. "Y como tengo la suerte de tener una madre que cose bien, ella me bordó la espiga en un chaleco. El resto es comprado". Para Vicente - cuarto y último eslabón, por ahora, de una cadena de barquilleros- el lucir el traje de chulapo no sólo es vocación, sino necesidad. Junto a su barquillera, constituye su herramienta de trabajo durante todo el año en el parque del Retiro o en la calle de Preciados.

También hay chulapos autosuficientes. Es el caso de un sastre anónimo -se niega aidentificarse- de 77 años que ha cosido él mismo su traje y el de sus dos amigas, de 62 y 68 abriles, respectivamente. "Si se puede, es mejor hacérselo al gusto de uno, ¿no?", pontifica.

Hacerse el vestido es lo más socorrido si no hay herencia o. préstamos. Los miembros de las cuatro agrupaciones castizas que hay en la capital, por ejemplo, se lo encargan a modistas miembros de sus asociaciones. "Nosotros se los encargamos a una modista compañera nuestra" afirma Antonio Escudero, de 30 años, vicepresidente de la agrupación castiza De Madriz al Cielo. "Nos sale, con una pequeña rebaja que nos hace" prosigue, "por menos de 10.000 pesetas el de mujer y entre 15.000 y 20.000 el de hombre, según la calidad".

A falta de modistas están los establecimientos. En Casa Maravillas (calle de la Sal) hacen el traje completo a medida. El de niños varía de precio según las tallas -desde 6.000 hasta 12.000- El de adulto sale por unas 20.000.

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En otras tiendas no puede, comprarse todo el atuendo, pero sí los complementos. Gorras, por ejemplo, las hay desde 1.200 hasta 4.000 pesetas en establecimientos como Casa Yustas o La Favorita, ambos en la plaza Mayor. En Almacenes Barca (calle de Esparteros) se pueden conseguir mantones de seda y mantillas a partir de 4.900 pesetas. Los bordados a mano salen más caros: hasta 55.000 pesetas. "Aunque un mantón bueno bueno te puede, salir hasta por 200.000 pesetas", asegura Mercedes Valdivieso, de 25 años. También se consiguen aditamentos en D'Pertiñer, en la esquina de Esparteros con la de Marqués viudo de Pontejos.

Pero no sólo de mantones y parpusas vive el castizo. También hay trajes de goyescas o de serranos. Aunque son más difíciles de conseguir y mucho más caros. "Mi traje, que ganó el primer premio en el certamen para trajes regionales del año, pasado, me lo he hecho yo", cuenta Juan Antonio Rodríguez, 34 años, del grupo de investigaciones populares Zaranda -uno de los seis de este tipo que hay en Madrid-. "De sastre te sale por 250.000 pesetas".

Concurso de chotis, mantones y trajes, domingo 22 en la plaza mayor, a las 11.00

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