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El ex ministro Joan Majo será nombrado el lunes nuevo presidente de La Seda

El ex ministro de Industria Joan Majó Cruzate ha sido propuesto a la presidencia de La Seda de Barcelona. Su nombramiento, que está previsto para el próximo lunes, es impulsado por la mayoría del consejo tras varias semanas de deliberaciones. El acceso de Majó a la presidencia cierra el penúltimo episodio de una crisis agónica, que ha llevado a la empresa a una situación de quiebra técnica con pérdidas de más de 5.000 millones de pesetas en los últimos 18 meses. El actual presidente, José María Villamarín, presentó anteayer su renuncia -así consta en el acta a firmar el próximo lunes- por oponerse a la capitalización de una deuda de 4.000 millones contraída con la multinacional Akzo.

Majó, ex ministro de Industria socialista, ex presidente de Olivetti, ex alto cargo en la Comisión Europea, ex presidente de la promotora de la Villa Olímpica de Barcelona NISA y ex consejero de Ceselsa cuenta con la confianza de socialistas y nacionalistas y es una personalidad lo bastante representativa como para situarse por encima de las querellas que en las últimas semanas han enfrentado a algunos sectores del consejo.La capitalización de La Seda, pendiente de aprobación en la junta de accionistas que se celebrará en junio, puede ejecutarse mediante la entrada transitoria de la Generalitat en el capital de la empresa para abordar la reflotación, según los planes diseñados por mayoría del consejo, cuya representación accionarial no alcanza ni el 1%.

Akzo -propietaria de La Seda hasta que en el verano de 1991 vendió su paquete del 57% al abogado Jacinto Soler Padró por el precio de una peseta, abriendo una crisis que aún no se ha cerrado- ha cedido esta deuda a la Administración autonómica. Ahora, la mayoría del consejo de La Seda, que cuenta con el auspicio de la Generalitat y el apoyo de los sindicatos, baraja dos posibles estrategias para hacerse con el control de la mayoría del capital de la compañía.

Dos estrategias

La primera consiste en que la Generalitat ceda esta deuda de 4.000 millones a la sociedad instrumental Eplicsa -controlada por el Departamento de Industria- para que ésta convierta el préstamo en capital hasta alcanzar una proporción que superaría el 50% (véase EL PAIS de 25 de abril). El segundo camino contempla que sea directamente el propio consejo, a través de una sociedad creada al efecto, quien efectúe esta quita. En cualquiera de ambos supuestos, el resultado final sería el mismo: Soler Padró vería sustancialmente diluida su participación actual del 57,5% y se convertiría en minoritario.Jacinto Soler Padró tiene sus acciones de La Seda depositadas cuatelarmente en un Juzgado de Barcelona y no puede ejercer los derechos políticos. Esta decisión judicial se produjo después de que Azko demandara al abogado por no haber cumplido con el contrato de la venta materializada en 1991, cuando el grupo holandés abandonó la empresa española. Akzo vendió el 57,5% de La Seda al precio simbólico de una peseta a cambio de que Soler colocara sus acciones por medio de una oferta pública que permitiera la entrada de un nuevo socio industrial. Pero Soler jamás presentó la OPA.

El consejo de La Seda, que el lunes concluye una sesión maratoniana de tres semanas de reuniones, no ha aprobado las cuentas de 1993 porque el auditor no ha recibido de su director general, Rafael Español, los documentos que conforman el balance y la cuenta de resultados. Con todo, las fuentes del consejo consultadas afirman que en 1993, La Seda arrojó pérdidas por 4.500 millones de pesetas y en los primeros cuatro meses de 1995 las perdidas superan ya los 1.000 millones.

Absorción del patronato

Antes de finalizar el ejercicio del año pasado, las pérdidas se habían comido el capital de la compañía, que es de 5.000 millones. Para restablecer el equilibrio, La Seda ha decidido absorber su patronato laboral dotado de importantes activos inmobiliarios cuyas plusvalías tácitas superan los 6.000 millones de pesetas. Sin embargo, el ritmo creciente de pérdidas de este año sitúa de nuevo a la compañía en el límite legal de la quiebra necesaria exigida por la Ley de Sociedades Anónimas en el caso de que los resultados negativos de una empresa superen el 50% de sus recursos propios. Llegó a ser de forma transitoria, y puede volver a ser el caso de La Seda.

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