Politicamente corredos
Una de las peculiaridades del Madrid de los últimos tiempos es su alergia al riesgo. Buena parte del equipo tiene un comportamiento político: son respetuosos con los sistemas que cada entrenador pone en juego (entre Toshack, Beenhakker, Antic, Di Stéfano y Floro ha habido variación para todos los gustos), pero limitan su grado de compromiso. No hay jugada más correcta que aquella que, tras varios pases bien ejecutados, termine con un estético lanzamiento al área. Ahí acaba el compromiso. Es la jugada tipo del Madrid.Más complicado es aceptar el cara a cara con el rival, entrar en el horno del área, gastar oxígeno en una carrera vertical y cruzarse una mirada con el defensa. No hay entrenador, ni recetario en vigor, que prohiba a un jugador tomar partido. Ciertos jugadores del Madrid no practican esta política.
Michel puede hacer 50 acciones correctas en un partido, pero casi ninguna que implique quedar en evidencia. Es políticamente correcto. Es el mejor: ha convertido la mensajería sobre el área en un fin en si mismo. Milla es un buen guardia de tráfico, pero trabaja en las amplias avenidas del centro del campo; nunca acude a zonas de conflicto. Hierro, desde que es multimillonario, limita sus visitas al área a los lanzamientos de córner y ha reducido su repertorio: ya no ejecuta el martillazo. Martín Vázquez es, a estas alturas, una mala fotocopia de Michel; entre lesión y lesión se incrusta en el ala izquierda para impulsar las carreras del lateral que le toque en suerte. ¿Y Sanchis? ¿Por qué fracasan todos los centrales a su lado?
Hacen lo que el entrenador dibuja en la pizarra. No lo duden. Son tan correctos como para justificar una eliminación presentando las cabezas de tres expulsados.
