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Negocios de familia

Corría el año 85. El grupo francés Lesieur se había hecho con el control de Koipe, el Gobierno había declarado el sector aceitero como estratégico y Carlos Romero, entonces ministro de Agricultura, pretendía una salida española para la compra de Carbonell, empresa que ponía a la venta el banco Hispano Americano, frente a otras ofertas como la presentada por el grupo Unilever.La firma elegida para este fin era una me lana empresa familiar, Elosúa, que, en asociación con la familia catalana Pont, accedió a la compra de la aceitera cordobesa Carbonell. El precio de venta de Carbonell en el año 1985 fue de 4.500 millones de pesetas, dinero que recibió Elosúa en forma de crédito blando proporcionado por el Banco de Crédito Agrícola y que supuso una subvención de 2.500 millones.

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El 56% del capital social del grupo aceitero Elosúa está bajo control extranjero

Realizada esta operación, Carlos Romero y el hoy ministro de Agricultura, Vicente Albero, entonces director general de Industrias Agroalimentarias, creían que estaba colocada la primera piedra de un gran grupo aceitero español.

Pero, las alegrías duraron poco tiempo. En el año 1989, los hermanos Andrés y José Manuel Elosúa decidieron realizar beneficios y vendió el 29,5% de la empresa a las sociedades financieras Fidinam, y Paribas. Posteriormente se destapó, como se sospechaba, que tras estas firmas se hallaba la sombra del gigante italiano Ferruzzi, que pagaría solamente por el 24,9% más de 7.000 millones de pesetas.

Mantener la unidad

Roto el grupo familar, mantener la unidad en la empresa en manos españolas ha sido una preocupación constante de la Administración española, razón por la cual entraron en el accionariado de Elosúa, primero la empresa pública Mercasa y posteriormente el Patrimonio del Estado y Tabacalera.

Sin embargo, nunca se tuvo seguridad sobre el futuro del paquete en poder de la familia Elosúa una vez que en el año 1991 se rompió el pacto de sindicación de acciones entre Administración, Elosúa y el Banco Pastor.

Este presentimiento culmina con la venta de todo el paquete propiedad de la familia Elosúa. Lo que se dice un regalo público efectuado con la compra de Carbonell gracias a un crédito en condiciones ventajosas. El objetivo final era la construcción de un gran grupo aceitero español que hiciera de contrapeso ante la cada vez mayor presencia en el sector de empresas multinacionales. Al final, la operación quedó reducida a un negocio de familia. Los Elosúa salieron rana a Carlos Romero.

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