_
_
_
_
_

"Banesto no reclamaba ninguna intervención"

Texto íntegro de la exposición de Mario Conde ante los medios informativos

Gracias por estar aquí hoy, gracias por venir a esta rueda de prensa.Antes de pasar al núcleo central de. la exposición, quiero aclararles a ustedes tres cosas.

Primero, por qué comparecemos en esta rueda de prensa; segundo, en condición, en calidad de qué, y tercero, cuáles son los objetivos que perseguimos.

El día 28 de diciembre de 1993, el Banco de España, sin que mediara audiencia previa, es decir, sin posibilidad de formular alegaciones a los hechos señalados, decidió intervenir el Banco Español de Crédito, uno de los bancos, de mayor tradición e historia en nuestro país. Posteriormente, las autoridades han comparecido en distintas ocasiones ante los medios de comunicación social, e incluso ante el Parlamento de la nación, realizando determinado tipo de afirmaciones y aportando datos difíciles. Posiblemente esa explicación pública haya sido inevitable, pero una vez producida no queda otra alternativa que concurrir nosotros también ante la sociedad, a través de los medios de comunicación social, para expresar nuestros datos, nuestros hechos y nuestras cifras. Hemos mantenido silencio porque no deseábamos introducir mayor confusión a la ya creada por una medida tan extraordinaria en el contexto de la Banca europea y mundial. Pero ahora sentimos la obligación de hablar, siempre con el máximo respeto, evitando juicios de valor y limitándonos a poner de manifiesto los hechos que consideramos más relevantes.

Más información
J. P. Morgan no se suma a la impugnación
Conde contesta a la intervención sólo con un recurso e insiste en que Banesto era viable con su plan

El acuerdo de intervención adoptado por el Banco de España nos ha privado provisionalmente de nuestra condición de administradores del Banco Español de Crédito, nombrando para sustituimos, con carácter provisional, a otros ejecutivos de bancos de la competencia. Pero seguimos manteniendo nuestra posición de accionistas. Comparecemos en esta rueda de prensa en la condición de personas que hasta el día 28 de diciembre de 1993 tenían como misión administrar el patrimonio de los accionistas del Banco Español de Crédito. El objetivo básico de esta comparecencia es dirigimos a los accionistas de Banesto, tanto los que son meros inversores como los que son empleados de la entidad, como los que han sido miembros del Consejo de Administración hasta la fecha ha de la intervención, así como a aquellos que históricamente

han vinculado sus ahorros a Banesto. Igualmente, y dada la trascendencia social que ha tenido el acto de suspensión provisional de administradores de Banesto, queremos aportar datos y cifras para una mayor información de la opinión pública.

Yo les rogaría, por favor... Perdón. Sólo vamos a hablar hoy de datos y de hechos, para que los accionistas sepamos defender nuestros derechos, que es lo mismo que decir defender nuestro capital y nuestras expectativas de futuro. Yo, personalmente, sigo siendo accionista de Banesto porque no he querido vender mis acciones, dado que entendía que debía de seguir la misma suerte que el resto de los accionistas, al menos, hasta. que se conociera mí posición al respecto. Todos los miembros del Consejo de Administración sustituido provisionalmente por el Banco de España siguen siendo accionistas de Banesto.

Las tesis principales que desarrollamos y argumentamos a lo largo de la exposición son las siguientes:

Primera: para garantizar la estabilidad y el futuro de Bañesto, así como para sus accionistas y para el sistema de Banesto, la mejor solución hubiera sido aceptar el plan de actuaciones propuesto por los anteriores gestores.

Segunda: la situación de Banesto a 28 de diciembre de 1993, y particularmente en cuanto a liquidez, solvencia y estabilidad, no reclamaba ningún acuerdo o decisión de intervención.

Tercera: la situación patrimonial de Banesto a 28 de diciembre de 1993, incluso con los ajustes propuestos en el plan de actuaciones por la anterior gestión, no exige ningún tipo de reducción de capital ni operación de análoga naturaleza.

Una vez aclarado lo anterior, quisiera exponer ante ustedes cuáles son las cifras y los conceptos básicos del plan presentado por Banesto a la autoridad monetaria.

Permítanme que empiece con una frase del señor ministro de Economía y Hacienda, ratificada por el señor gobernador del Banco de España en su comparecencia ante el Parlamento de la nación. Cito literalmente: "El Banco Español de Crédito se encuentra con unas necesidades totales brutas de saneamiento que, según cifras de la inspección del Banco de España, se acercan a los 500.000 millones de pesetas". Termina la cita literal. Subrayo las palabras necesidades brutas de saneamiento. Esto quiere decir que esa cifra no se corresponde con lo que Banesto necesitaría para su saneamiento. Por ello se emplea la expresión "necesidades brutas", como contraposición a "necesidades netas", es decir, a lasque serían efectivas. El propio gobernador del Banco de España reconoce literalmente, y cito literalmente: "Debo aclarar inmediatamente que esa cifra no debe interpretarse como lo que en términos vulgares se denominaría el agujero de Banesto". Termina la cita. Quiero agradecer ahora al señor gobernador del Banco de España el tono de su intervención en el Congreso de los Diputados. Pero quiero dejar claras dos cosas:

Primero, que coincidimos plenamente con el señor gobernador en que en modo alguno puede hablarse de un agujero de Banesto de 500.000 millones de pesetas. Este extremo ha sido explicitado claramente por el señor ministro y por el señor gobernador. A pesar de ello, algunos medios de comúnicación social han manejado esta cifra como si fuera un agujero. Incluso algún otro la ha elevado de cuantía. No hay tal agujero. Y no es que lo digamos nosotros; es que este extremo es la primera aclaración de las autoridades que han, decidido el acto de intervención.

Segundo, que, coincidiendo con las autoridades en lo anterior, no estamos de acuerdo -con el debido respeto- en que las necesidades brutas de saneamiento sean 500.000 millones, como alega la inspección del Banco de España. Ni siquiera admitiendo, como lo hace literalmente el señor gobernador, que esos saneamientos. no han de realizarse de modo inmediato. A nuestro juicio, las cifras son claramente inferiores, y permítanme que trate de describirles cuál es nuestra posición al respecto.

Las Ramadas "necesidades brutas de saneamiento" provienen, de acuerdo con lo expresado por las autoridades, de los siguientes conceptos básicos: Primero, cartera crediticia; segundo, saneamiento de valores; tercero, corporación industrial; cuarto, fondo de pensiones.

La cartera crediticia es sin duda el concepto más importante y el que con viene analizar en primer término. El punto de partida consiste en que Banesto -y cito literalmente al señor gobernador- "mantuvo una política de fuerte expansión crediticia practicada en el periodo de 1988 a 1991 ". Añade el señor gobernador que en esos momentos ya aparecían los primeros síntomas de recesión en la economía española. No re cuerdo que en los, años 1998 a 1990 se reconociera que la economía es pañola iba a entrar en recesión. Pero esto, en todo caso, no es demasiado importante. Sigo citando al señor gobernador: "La expansión crediticia de Banesto de 1988 al 1992 fue del 109%, mientras que la del total de la banca fue del 64/o". Es decir, que si Banesto hubiera crecido en su inversión en ese periodo un 64%, estaría dentro de la media de la banca. La cifra de inversión libre en pesetas más inversión en moneda extranjera de Banesto como banco matriz era, a 31 de diciembre de 1988, 1.432.000.000.000 (un billón, cuatrocientos treinta y dos mil millones). En 1992 era de 2.328.000.000.000 (dos billones trecientos veintiocho mil millones). Es decir, en esos años hemos crecido en inversión 896.000 millones. Esta cifra significa un crecimiento porcentual del 63%, Es decir, un punto menos que la media de la banca. Si computamos desde el 31 de diciembre de 1987 a 31 de diciembre de 1991, en ese caso el crecimiento sería del 99%.

Antes de seguir adelante con la exposición, quisiera hacer ante ustedes tres precisiones claras. La primera, nosotros hemos recibido un banco que tenía importantes dotaciones pendientes, un atraso tecnológico indudable y muchos otros aspectos a los que ya nos hemos referido en distintas ocasiones. Nuestro proceso se ha desarrollado en un entorno recesivo y conempresas industriales que han sufrido la crisis económica de forma evidente. Pero, en todo caso, no dudamos que hemos cometido errores. Porque en un proceso tan complejo es muy difícil que todas las decisiones sean acertadas. Pero siempre, los miembros del Consejo de Administración, y yo de una manera particular, hemos ligado nuestro patrimonio a la evolución del banco, por lo que nuestras decisiones siempre han sido tomadas en consideración a lo que entendimos que era lo mejor para los intereses del banco y sus accionistas, entre los que nos contamos de forma significativa.

Los errores en materia de concesión de créditos se miden por dos, factores: niveles de morosidad y niveles de recuperación. España está viviendo una crisis económica mucho más profunda de lo que nunca, se anticipó. Y lógicamente eso se traduce en niveles altos, de morosidad para todo el sistema bancario. En épocas de bonanza económica, una alta morosidad podría imputarse fácilmente a errores de gestión. Pero con un cuadro depresivo general de la economía española, admitido universalmente, es difícil saber cuánto es debido a nuestro error y cuánto es debido a la evolución general de la economía.

Tercero. Banesto era consciente de la situación, económica española y de su previsible evolución. Por lo que en el primer trimestre de 1993, Banesto anunció, públicamente: primero, que su política en el ejercicio iba a ser de máximas dotaciones; segundo, que su política de dividendos sería claramente restrictiva; tercero, que el beneficio declarable a final de año sería cero, precisamente por aplicar todos los recursos generados a dotaciones; cuarto, que todo ello partía del principio de deterioro progresivo de la economía española e incremento consiguiente de la morosidad.

Con ello clarificamos nuestra posición ante el mercado en general, y adoptarnos una línea de actuación que creernos humildemente que el tiempo ha venido a confirmar como prudente, e incluso necesaria, dada la evolución que ha tenido la economía española. Esa posición nuestra era particularmente transparente, porque estábamos abordando un proceso de ampliación de capital, y esos datos y esa posición podían dificultar el proceso de colocación de acciones. No sucedió así porque la ampliación de capital se cubrió, pero, aun asumiendo ese riesgo, decidimos ser transparentes con el mercado. Además de ello, realizamos un análisis exhaustivo de nuestra cartera crediticia, para tratar de determinar con el máximo grado de precisión posible no sólo la morosidad declarada, sino también la la-, tente o potencial. Es decir, aquellos créditos que, aunque técnicamente no fueran morosos con arreglo a la normativa del Banco de España, podrían serlo, dadas sus condiciones y el entorno económico, en un plazo más o menos próximo.

Por tanto, realizamos un análisis empresarial de nuestra realidad, y no sólo un análisis normativo. Este análisis se realizó por los servicios de Banesto, trabajando con los de la inspección del Banco de España y los del banco americano J. P. Morgan, para determinar todas las posibles contingencias del grupo. De

"Banesto no reclamaba ninguna intervención"

este análisis dedujimos tres niveles de problemas. Primero, los créditos morosos en sentido estricto. Segundo, los llamados créditos irregulares, es decir, los que todavía no son morosos pero, con arreglo a la normativa del Banco de España, pueden llegar a serlo en un futuro próximo. Y tercero, los llamados créditos en vigilancia especial. Es decir, ( ... ) que, estando vivos y corrientes, después de un análisis profundo, sea por la situación del deudor o por la evolución previsible del sector económico correspondiente, necesitaban de una atención especial.Las cifras que resultaron de nuestro análisis fueron las siguientes: La morosidad que declararíamos al final del ejercicio de 1993 sería en el entorno de los 255.000 millones de pesetas.

Los créditos irregulares, que en nuestro análisis empresarial podrían llegar aconvertirse en morosos, conforme a la normativa del Banco de España, serían de unos 100.000 millones. Los créditos en vigilancia especial podrían ascender a 140.000 millones.

Para la correcta comprensión de estas cifras, me permito decirles que se trataba de calcular no sólo la morosidad de calendario, sino incluso la latente, la posible, aun cuando la normativa no obligara a incluir los créditos en esta categoría. Frente a esta situación determinamos cuál sería el posible impacto patrimonial, es decir, cuál sería razonablemente el impacto material que estas cifras tendrían en nuestro balance, y para ello era necesario tomar en consideración tres cosas.

Primero, qué cifra de provisiones teníamos ya realizada. A 31 de diciembre dé 1993, la cifra total de provisiones, ya pasadas por la cuenta de resultados, era de 117.000 millones. Segundo, qué cifra de recuperaciones sería razonablemente esperable. Todo el mundo sabe que una cosa es morosidad y otra cosa es pérdida patrimonial. La historia de la banca demuestra que las pro visiones por morosidad se recuperan en parte cuando las circunstancias de la economía mejoran. En el año 1989, la firma auditora Price Waterhouse hizo un análisis de la recuperabilidad de los riesgos de Banesto, llegando a la conclusión de que se recuperan normalmente en el entorno del 60%. En el propio escrito del Banco de España se indica que la política de Banesto ha ido dirigida más a la solvencia de los acreditados que a la capacidad de devolución en el corto plazo. Un análisis no sólo estadístico, sino pormenorizado por créditos individualmente, nos permite llegar a una cifra prudencial de recuperaciones en el entorno de los 85.000 millones de pesetas. Creemos que la cifra puede ser superior, pero hemos que rido ser prudentes al estimar. Esto quiere decir que, entre dotaciones ya efectuadas y recuperaciones prudentes, llegábamos a una cifra total de 200.000 millones de pesetas, es decir, el 57% de todos los créditos morosos e irregulares. Pero, además de las provisiones y de las dotaciones, existen las garantías, obviamente, siempre que se trate de garantías reales, efectivas y realizables. Quiero transmitirles que de los créditos morosos teníamos garantías hipotecarias sobre bienes no industriales, es decir, realizables, por valor de al menos 80.000 millones de pesetas. Si hacemos un cuadro resumen: créditos morosos, 255.000; créditos irregulares, 100.000; provisiones ya hechas, 117.000; recuperaciones estimadas, 85.000; garantías reales efectivas, 80.000; la máxima diferencia, por tanto, 73.000.

El máximo impacto patrimonial negativo, en consecuencia, que podría. producirse por toda esta vía de masa de créditos sería de 73.000 millones. Y esta cifra se la proporciono sin tener en cuenta la existencia de una provisión genérica que, en nuestro caso, se eleva a 25.000 millones de pesetas y que, lógicamente, debería restarse de la cifra anterior.

En cuanto a los créditos en vigilancia especial, después de un análisis exhaustivo de los mismos, no preveíamos quebranto patrimonial más allá de los 40.000 millones.

El plan que Banesto preparó a lo largo de los meses de octubre, noviembre y diciembre del año pasado perseguía los siguientes objetivos. Primero, dotar y sanear todas las contingencias y riesgos del balance a 31 de diciembre de 1993. Es decir, realizar de una vez y de una forma total un saneamiento exhaustivo de nuestro balance. Segundo, garantizar una gestión transparente del riesgo. Tercero, restablecer en el plazo máximo de 18 meses el déficit de recursos propios que surgiría si se aceptara el plan. El principio rector del proceso, tal y como ha quedado indicado anteriormente, era el de valor de recuiperación económica de los activos analizados, y esto significa lo siguiente: primero, que se estimaban necesidades de dotaciones, aunque la normativa del Banco de España no las exigiera, segundo, en cuanto a los créditos irregulares, aceptábamos dotaciones, aun cuando con arreglo a la normativa del Banco de España sólo habría que dotar el fondo de insolvencia cuando hubieran transcurrido 90 días desde el no cumplimiento de las obligaciones. Y tercero, adelantábamos provisiones incluso sobre las exigencias de la normativa del Banco de España, con el propósito de conseguir ese saneamiento total y de una vez, y garantizar un nivel de dotaciones estables y normales a partir de 1994.

Con arreglo a este criterio, propusimos al Banco de España lo siguiente: realizar un saneamiento de riesgos por valor de 166.000 millones de pesetas; dotar el fondo de fluctuación de valores en 60.500 millones, clasificar partidas contables por importe de 23.000 millones de pesetas y hacer una provisión especial para grandes créditos específicos por importe de 15.000 millones de pesetas.

Todos los conceptos anteriores, entre las cifras de Banesto y las del Banco de España existe una diferencia de 43.000 millones de pesetas. Yo puedo asegurarles que durante los meses de noviembre y diciembre se ha trabajado con total transparencia en la identificación y en el análisis racional de esas diferencias, y los servicios de Banesto que han mantenido conversaciones con el Banco de España y con la inspección creen honestamente que esas diferencias se hubieran reducido de forma muy considerable.

Por cierto, que esos otros 48.000 millones de pesetas a que hace referencia el acuerdo de intervención, el propio Banco de España admite que podrían ser objeto de revisión si se aportara documentación. Esa documentación estaba disponible para el Banco de España con anterioridad al día 28, y de esa documentación se deduce que tales dotaciones no eran necesarias.

Para sanear el balance por estos conceptos de una vez, de acuerdo con J. P. Morgan, diseñamos una estrategia similar a la que el banco americano mantuvo en su día: cargar esas dotaciones a reserva. Con ello conseguiríamos dos efectos: reducir reservas de Banesto matriz en 180.000 millones y generar un crédito fiscal por importe de 85.000.millones de pesetas, lo que nos permitiría no pagar impuestos por un periodo de hasta cinco o siete años. Obviamente, si cargamos a reservas la totalidad de los créditos avanzando dotaciones -y subrayo las palabras avanzando dotaciones-, estábamos creando unas reservas ocultas que se corresponden con el importe de las recuperaciones que en dos o tres años se producirían sobre esos créditos. Recuperaciones que pasarían por la cuenta de resultados y el aparte correspondiente y se destinarían a restaurar el nivel de reservas.

La situación de Banesto después de este plan se caracterizaría por lo siguiente. Primero, un nivel de morosidad inferior a la media de la banca española estimada para 1994. Segundo, una cuenta de resultados que podría analizarse con nitidez, puesto que los niveles de dotaciones se mantendrían en lo que debe de ser normal para una entidad de nuestras características. Tercero, un balance totalmente saneado, con un conocimiento exhaustivo y profundo por nuestros servicios y por los de la inspección del Banco de España. Y cuarto, un déficit de recursos propios computables conforme a la normativa del Banco de España. Es decir, saneábamos el balance, nos anticipábamos a los efectos que la crisis puede producir todavía en 1994 y el coste de ello se traduce en una situación transitoria de déficit de recursos propios. Si éste era el coste, permítanme que me detenga en este concepto.

El primer punto es la cuantía del déficit. Si se aplicaban las restricciones de la norma undécima de la circular 5 de 1993, el déficit sería de 105.000 millones. Si no se aplicaban estas restricciones, sería de 75.000. El Banco de España es quien tiene la potestad para decidir si se aplican o no esas restricciones.

El primer punto es la cuantía del déficit. Si se aplicaban las restricciones de la norma undécima de la circular 5 de 1993, el déficit sería de 105.000 millones. Si no se aplicaban estas restricciones, sería de 75.000. El Banco de España es quien tiene la potestad para decidir si se aplican o no esas restricciones.

En términos porcentuales, el déficit sería en el primer caso del 26% y en el segundo del 19%. Les doy estas cifras porcentuales porque tienen ustedes que saber que la legislación española establece que un déficit de recursos propios inferior al 20% no es significativo. La propia palabra "no significativo" indica por sí sola la importancia que se le atribuye al hecho. Pero un ejemplo se lo aclarará más: con un déficit

Pasa a la página siguiente

Banesto no reclamaba ninguna intervención

Viene de la página anteriorinferior al 20% de los recursos propios, un banco puede repartir dividendos si el Banco de España se lo autoriza. Pero, dado que Banesto tenía que, salir a los mercados internacionales, nuestros servicios y los de J. P. Morgan hicieron un análisis de cómo quedaría nuestra situación respecto de los requerimientos de recursos propios del Banco Internacional de Pagos de Basilea, que es la medida que se analiza por parte de los inversores internacionales. Pues bien, tanto en capi-tal primario como en capital secundario, quedábamos por encima de los requerimientos del Banco de Pagos de Basilea. Con el ánimo de ser absolutamente transparente, con ustedes, tengo que decirles que para el Cálculo de esos ratios internacionales no tomábamos en consideración el fondo de pensiones. Y eso se hizo así porque existía un pacto con el Banco de España, similar al que fue concedido a otras entidades bancarias, para que dicho déficit de fondo de pensiones se fuera aminorando con el paso del tiempo, y, lógicamente, cuando hay pacto no procede practicar tal minoración. Pero me parece necesario seguir aclarándoles este concepto de déficit de fondo de pensiones. En el acuerdo. de intervención se dice que el déficit de provisión por fondo de pensiones es de 65.000 millones. Banesto nunca aceptó esa cifra, senciflamente por una razón: porque la inspección del Banco de España en el año 1992 nos dio una cifra de 38.000 millones de pesetas y un plazo de ocho años para cubrirla, de forma que a 31 de diciembre de 1993 la cantidad pendiente serían, 35.000 millones. Durante 1993, Banesto ni ha aumentado su plantilla ni ha cambiado el plan de prejubilación; por tanto, no es posible que la cifra aumente en 30.000 millones. Y quiero decirles que Banesto, con anterioridad al 28 de diciembre de 1993, no ha recibido ninguna explicación acerca del incremento de la cifra. Quiero también que sepan que dentro del plan se propuso, como una garantía adicional, una auditoría exhaustiva y específica de la cartera crediticia a realizar por la firma Price Waterhouse. Ya se habían iniciado conversaciones a este fin con dicha firma cuando se dictó el acuerdo de intervención. Por tanto, nuestro plan generaba, como les decía, un déficit de recursos propios y, lógicamente, teníamos que restaurarlo. Para ello, conjuntamente con J. P. Morgan, diseñamos un plan cuyas líneas básicas son las siguientes.

Primero, emisión de 400 millones de dólares de deuda subordinada convertible. Nos comprometíamos a anunciar públi¿amente esta emisión en los primeros días del mes de enero. Segundo, emisión de deuda subordinada para sustituir a la que vencía a lo largo de 1994. Tercero, venta del 25% del Banco Totta y Açores. Cuarto, emisión de acciones preferentes o ampliación de capital por importe de entre 30.000 y 60.000 millones de pesetas antes de finalizar 1994. Y quinto, aplicar los beneficios del grupo consolidado durante 1994. Con todo ello, el problema de recursos propios quedaría solucionado antes de final de año. Les recuerdo que un banco con déficit inferior al 20% se encuentra en situación legal de déficit o significativo. En todo caso, con las medidas propuestas, estaríamos por debajo de este 201/o de déficit, es decir, estaríamos en situación legal de déficit no significativo. ¿Era un plan voluntarista y que no tenía visos ra cionales de cumplirse? Nosotros en tendirnos que no. J. P. Morgan con sideró que era realizable'y así lo ma nifestó por escrito mostrando mie quívocamente su apoyo al plan. Realmente entendimos que un plan como el propuesto por nosotros y apoyadopor J. P. Morgan revestía menor dificultad en su ejecución que el haber sido capaces de cubrir con éxito la mayor ampliación de capital de la historia de la banca,europea. Como seguramente ustedes sabrán, la posición accionarial de Banesto, directa, e indirecta, en el Banco Totta y Acores se sitúa en torno al 50%. Si Banesto vendiera el 25% del Banco Totta y Açores, tal y como se propuso en el plan de actuación, se producirían los siguientes efectos: primero, de forma inmediata recuperaríamos 40.000 millones de pesetas de recursos propios; es decir, con esta operación de venta del 25% del Banco Tota y Azores ya estaríamos, sólo con esta operación, por debajo del límitedel 20% antes aludido, es decir, con esta 1 operación ya estaríamos en una situación legal de déficit. no significativo. Además, seguiríamos manteniendo el control del banco, que seguiría consolidando nuestro balance, puesto que la participación oficial registrada de Banesto en el Banco Tota sería, después de esta venta, del 25%. Tercero, seguiríamos teniendo la oportunidad de seguir planteando nuestro proyecto de fusión para crear un gran holding financiero ibérico, que hasta el momento nos ha sido denegado en Portugal sin que nos consten razones legales para ello. Y cuarto, generaríamos liquidez por 40.000 millones de pesetas, con lo que mejoraríamos nuestra.cuenta de resultados. Por cierto que este efecto no está recogido en la proyección de cuentas de resultados para 1994. Quiero decirles que esta operación, que por sí sola nos situaba por debajo del límite del 20%, seanalizó en su viabilidad, y J. P. Morgan estimó razonable que la venta se podría efectuar dentro del primer trimestre de 1994 y dejó constancia de ello por escrito.. Otro aspecto importante es si la proyección de resultados después de ejecuJado el plan era o no realista. Obviamente, es muy difícil hacer predicciones de futuro. Lo más que se puede decir cuando se proyectan unos resultados es que se cumplan tres principios: primero, coherencia de los datos con el entorno; segundo, calidad en la evaluación del mismo, y tercero, racionalidad de las acciones destinadas a conseguir los objetivos.

Consistentemente con estos principios, nuestra proyección de resultados se basaba en tres puntos básicos: primero, admitíamos una reducción de los márgenes de intermediación; segundo, en todos los riesgos dudosos o de vigilancia especial sólo computaríamos intereses por el principio de caja, es decir, cuando nos fueran efectivamente pagados; y tercero, los gastos de explotación se reducirían en un 3%. Como consecuencia de ello, el margen de intermediación que preveíamos para 1994 era sustancialmente el mismo que el que obtuvimos en 1993, lo cual, ya significa admitir una rebaja, porque en 1994 ya estarían produciendo su efecto pleno en el margen de intermediación, y durante todo el año los 90.000 millones de fondos captados a través de la ampliación de capital. Quiero que sepan que durante los meses de octubre y noviembre de 1993 el banco estaba obteniendo un margen de intermediación que era sin duda, el mejor del año 1993, y eso nos permitía pensar que nuestra hipótesis de margen para 1994 era perfectamente asumible. Como les dije antes, los. efectos de la liquidez derivados de la venta del Totta no estaban incluidos en esta hipótesis de cuenta de resultados. El segundo punto era un reducción de gastos de 'explotación del 3%. ¿Es posible? Reducir gastos siempre es difícil, como saben todos los empresarios. Pero en nuestro caso se daban las siguientes circunstancias: primero, en 1994 preveíamos una reducción de gastos de personal. Y esto es debido sencillamente a, que las acciones que nosotros entregamos a nuestros empleados en la pasada ampliación lo fueron gratis y se computaban como gastos de personal. Por ello, sin hacer nada especial de gestión, ya se producía esta reducción, porque no volveríamos a entregar acciones en 1994. Durante los ejercicios pasados hemos hecho un programa muy intenso de jubilación anticipada. Sus efectos no se notan de forma inmediata, sino progresiva, a medida que va transcurriendo el tiempo. En 1994, ya notaríamos este efecto en alguna medida. Los gastos de formación profesional, que fueron importantes, pero igualmente necesarios para instruir al personal de Banesto en la utilización del nuevo modelo tecnológico, ya podían reducirse en 1994 al menos en 700 millones de pesetas. Es decir, sé trataba de medidas que funcionaban de manera casi automática. Por eso no computo los efectos que pudieran derivarse de un más intenso control de gastos generales debido a la mejor información de gestión de que disponíamos en la fecha de la intervención. Nuestro proyecto de cuenta de resultados fue sometido también al análisis de J. P. Morgan, con estudio exhaustivo de cada uno de nuestros conceptos, y estimaron nuestra cuenta de resultados proyectada sensata y razonable. Parece lógico que la calidad de una empresa financiera como J. P. Morgan sirva de aval para la viabi lidad de un proyecto empresarial. Pero además de este aval teníamos un aval, el aval de los hechos. Primero, hemos sido capaces de cum plir hasta el 28 de diciembre de 1993, e incluso superar, el presu puesto presentado para dicho ejercicio, año sin duda difícil para la banca española. Hemos cumplido el presupuesto, además, con los si guientes aspectos destacables: el margen de intermediación ha ido mejorando a lo largo del año de for ma que el último trimestre ha sido el mejor del ejercicio. Las comisiones han crecido de manera muy notable como consecuencia de que nuestro plan tecnológico ya está producien do resultados. Y el proceso de con tención de gastos generales ha'sido cada vez mejor, trimestre a trimes tre, a lo largo del año. Es decir, el ejercicio de 1993 no sólo demuestra que hemos sido capaces de cumplir el presupuesto, sino, lo que todavía es más importante, que los ratios del banco habían ido mejorando progresivamente a lo largo del ejercicio.

En lo que es saneamiento de cartera de valores y en gastos activados hemos estado sustancialmente de acuerdo con el Banco de España. Sin embargo, en el acuerdo de inter vención se alude a la necesidad de sanear la Corporación Industrial por un concepto: diferencia entre el valor por el que figuran las empre sas en la contabilidad y el valor en libros de las propias empresas. Y esta diferencia la estima el Banco de España en una cifra de 80.000 mi Rones de pesetas. No voy a referirme a qué empresas concretas alude el Banco de España porque creo que podría causarles un perjuicio innecesario. Por ello, permítanme que les diga lo siguiente: primero, nunca hemos admitido que eso fuera realmente un concepto a dotar; segundo, que nuestra postura se basa en tres razones básicas. Primera: no existe ninguna norma legal ni ninguna norma con arreglo a la cual se deba practicar esa dotación. No sólo se trata de que una estimación subjetiva es siempre una estimación subjetiva, sino de que no existe precepto legal sobre el cual construir la obligación de Banesto de practicar esta dotación. Se gundo, que es verdad que en épocas de crisis las empresas industriales valen menos, pero dado que nuestras empresas se encuentran actualmente situadas en el sector depen diente de la economía exterior, y dado que la peseta se está ajustando a valores más cercanos a los reales, el ejercicio de 1994 será para ellas claramente mejor que el de 1993. Por tanto, si esto es así, y si esta dotación no se exigió en 1992, ¿qué razones ay para plantearla ahora, cuando las perspectivas de ese grupo de empresas son claramente mejores que las existentes en el ejercicio pasado? Y tercero, porque si acudi mos a la experiencia, ésta nos de muestra que las ventas de empresas industriales han sido realizadas con beneficio incluso por encima de los valores contables reactualizados en el proceso de creación de la Corporación Industrial. Incluso en un año tan complejo como el de 1993, he mos sido capaces de, vender La Unión y El Fénix y Acerinox, y al canzar un principio de acuerdo para Carburos Metálicos, sin quebrantos en el consolidado. La última consi deración es que las empresas indus triales son patrimonio del banco, y por, tanto de sus accionistas. Éramos conscientes de que teníamos que vender, puesto que lo exige un imperativo legal. Pero debíamos hacerlo ordenadamente, tratando de obtener el mejor precio. ¿Por qué existe obligación de vender en 1990 ¿Por qué no esperar un poco más a la posible recuperación económica, con la consiguiente mejora del precio, de venta?

Hasta este momento hemos tratado de explicarles cuál era la auténtica situación patrimonial de Banesto y cuál era el plan presentado al Banco de España. Dicho plan no fue aceptado y se dictó un acuerdo de intervención. Como el propio acuerdo del 28 de diciembre estable ce, la resolución se dictó sin audien cia previa del Banco Español de Crédito. La primera vez que el Banco de España me comunicó la posi bilidad de intervención en mi cali dad de presidente de Banesto fue el día 28 de diciembre a las diez de la mañana. El acuerdo definitivo de intervención me fue comunicado seis horas más tarde. La ley de 29 de julio de 1988 establece que un acuerdo de intervención procede únicamente en situaciones de excep

Banesto no reclamaba ninguna intervención

cional gravedad. Pero la situación de excepcional gravedad debe darse en relación a cuatro conceptos que indica la ley: efectividad de los recursos propios, estabilidad, liquidez y sol vencia. Permítanme que analice cada uno de ellos a día 28 de diciembre de 1993.Efectividad de los recursos propios; sobre este extremo tengo que aclararles lo siguiente: antes del plan de actuaciones, Banesto tiene una situación de recursos propios excedentaria. Así consta en las declaraciones efectuadas hasta el momento por la entidad y entregadas al Banco de España, la última de las cuales se entregó en septiembre de 1993, sin que hubiéramos recibido ninguna declaración oficial del Banco de España anterior al 28 de diciembre de 1993 para que rectificáramos nuestra declaración de recursos propios. Segundo, después del plan tendríamos el déficit de recursos propios que anteriormente les indiqué, junto con el plan de recuperación que también les he señalado. Y les he dicho que en todo caso, y sólo con una operación -la venta del 25% del Banco Totta y Açores-, nuestro posible déficit sería inferior al 20%, es decir, sólo con una operación estaríamos en un nivel no significativo, en el nivel en que la ley permite incluso, con la autorización del Banco de España, repartir dividendos. Y en todo caso, incluso con los ajustes propuestos, y sin ninguna operación, cumpliríamos los niveles de recursos propios del Banco Internacional de Pagos de Basilea.

El segundo concepto es liquidez. Para que ustedes conozcan la realidad, les informo puntualmente de lo siguiente: en el mes de enero de 1993, y en valores medios mensuales, nuestra apelación neta al interbancario alcanzó la cifra de 530.000 millones. A día 18 de diciembre de 1993, nuestra demanda en el interbancario, tanto en pesetas como en divisas, ascendía a 179.000 millones. Es decir, en todo el periodo contemplado habíamos reducido nuestra apelación al interbancario en 352.000 millones de pesetas. A esa misma fecha teníamos invertidos en certificados de depósito del Banco de España 183.000 millones de pesetas. En el mes de enero de 1993, nuestra cifra de depósitos era de 2,6 billones. En el mes de noviembre es de 2,8

billones; es decir, hemos crecido en depóstios 200.000 millones. Por tanto, nuestra dependencia del interbancario se redujo en 2.000 millones y testros depósitos subieron en 220.000, millones, difícil apreciar al problema de liquidez. El tercer concepto es estabilidad. Es un concepto excesivamente genérico, pero si se refiere a la estabilidad de una base de clientes, tanto en inversión como en depósitos, ya les he dado los datos. Si se refiere a estabilidad accionarial, Banesto contaba entre sus accionistas al fondo Corsair, en el que participan algunas de las mejores empresas mundiales; contaba con dos empresas calificadas como AAA, de nacionalidad estadounidense; su consejo de administración tiene un alto nivel de participación en el capital; y el banco fue capaz de cubrir con éxito la mayor ampliación de capital de la historia de la banca española, en la que incorporó, además de los accionistas extranjeros, a 40.000 nuevos accionistas españoles. Sinceramente, parece difícil admitir que una entidad que ha sido capaz de cubrir con éxito y exceso la mayor ampliación de capital de la historia de la banca europea, y contando con socios tan cualificados, pueda ser una entidad que tenga problemas de estabilidad. Y quisiera recordar ahora que prácticamente todos los miembros del anterior consejo de Banesto acudieron a la ampliación de capital. Y yo personalmente, comprometiendo de una forma muy sustancial mi patrimonio en ello. Porque creíamos en la viabilidad de ese proyecto. Y por eso nosotros, en cuánto accionistas, estuvimos dispuestos a abonar por las nuevas acciones incluso un precio superior al del resto de los antiguos accionistas de Banesto. Y el último concepto es solvencia: muy poco nos queda por añadir. Ya hemos demostrado cumplidamente que la entidad es solvente, que cuenta con un volumen importante de recursos propios, que no tenía problemas de pagos en los mercados interbancarios, que seguía creciendo en depósitos, que gozaba de la confianza de sus clientes, y que sus provisiones brutas podrían cubrise ordenadamente.

Antes de concluir esta exposición, quiero referirme a algunos aspectos puntuales. En ningún caso el nivel de autocartera de Banesto, según consta en todos los documentos oficiales, tanto los referidos a la Comisión Nacional del Mercado de Valores como al propio Banco ole España, superaba el límite legal. Una aclaración adicional: las acciones de Banesto que son propiedad de La Unión y El Fénix estaban en esta empresa aseguradora con mucha anterioridad a 1988, y desde. entonces hasta la fecha de intervención su participación en el capital de Banesto ha descendido progresivamente. !Segundo, ni en el día de la intervención ni en los días inmediatos los miembros del consejo de administración de Banesto han procedido a realizar ventas de acciones. La primera notificación a los miembros de la comisión ejecutiva de Banesto de la posibilidad de una intervención se hizo a las 12.30 del día 28, y todos sus miembros permanecían reunidos cuando se produjo la suspensión de la cotización. Tercero: en ningún momento Banesto ha concedido créditos a clientes con garantía de acciones Banesto con el propósito de que acudieran a la ampliación. Hemos pretendido demostrarles que Banesto actuó con total transparencia con el Banco de España con el propósito de demostrar su situación, que Banesto presentó un plan de actuaciones que entendía que era lo mejor para la institución y para sus accionistas, que ese plan era viable y ejecutable y que contaba con el apoyo expreso de J. P. Morgan.

Existen hoy 165 millones de acciones en el mercado. El banco tiene un valor real indudable. Sus plusvalías inmobiliarias, de acuerdo con tasadores independientes, alcanzan los 100.000 millones de pesetas al día 28 de diciembre de 1993. Esas plusvalías están ahí, porque nosotros no hemos participado en ningún proceso de fusión, y por tanto no se han revalorizado. Y es evidente que su revalorización afectaría, como ha ocurrido en otros procesos de fusión, al nivel de recursos propios. Nuestra participación, la participación de Banesto en el Banco Totta y Açores, tiene un valor de al menos 80.000 millones de pesetas. Las empresas de la Corporación Industrial y los restantes activos situados en la misma tienen igualmente un valor indudable. El resto del grupo financiero, Bandesco, Banco de Vitoria, Banco Shaw, etcétera, tiene un valor cierto. Banesto, como negocio bancario, también lo tiene. Por ello, les insisto, debemos pensar en que esos valores están ahí. En todo caso, el ajuste patrimonial es muy inferior a la cifra de reservas de Banesto Madrid, y, consiguientemente, defendemos y debemos defender el valor de nuestras acciones, para que ese valor se ajuste a la auténtica realidad patrimonial. Por ello quisiera ya concluir con las mismas frases que comenzaba.

Primero, la situación de Banesto a día 28 de diciembre de 1993 hacía razonable aceptar el proyecto que presentamos en su día al Banco de España. Y seguimos creyendo que ésa era la mejor solución para Banesto, para sus accionistas y para el sistema financiero.

Segundo, la situación de Banesto a día 28 de diciembre, particularmente en cuanto a liquidez, estabilidad y solvencia, no reclamaba ninguna actuación de emergencia. Tercero, la situación de Banesto a día 28 de diciembre de 19931 incluso después de los ajustes correspondientes al plan de actuaciones, no reclama, a nuestro juicio, ninguna reducción de capital ni operación de análoga naturaleza.

Y para terminar quiero decirles que nosotros tendremos que instrumentar nuestra defensa jurídica. Podríamos hacerlo con distintas medidas que ofrece nuestro ordenamiento jurídico, entre ellas algunas de carácter puramente instrumental o dilatorio. Podríamos acudir a la defensa de la competencia, basándonos en el dato de que el nuevo consejo de administración se integra por ejecutivos de otros bancos. Podríamos acudir al amparo, de los tribunales por infracción del artículo 24 de nuestra Constitución. Podríamos incluso acudir de plano a instancias internacionales. Todo ello es posible e incluso tiene posibilidades de éxito, según dictamen de prestigiosos juristas. Pero nuestra defensa tiene que respetar dos cosas: primero, la imagen de nuestro país y el prestigio de nuestras instituciones. Discrepamos del Banco de España en este punto, pero mantenemos el respeto por las instituciones de nuestro país y, en particular, en el terreno monetario y financiero, por una institución tan capital en la estructura del Estado.

Segundo, tenemos que saber respetar a los miles de empleados de Banesto que durante años nos han demostrado su lealtad y nos han dedicado innumerables horas de esfuerzo y trabajo. Y debemos corresponderles no creándoles preocupaciones adicionales a las que ya deben de sentir en estos momentos. Nuestro respeto y agradecimiento hacia ellos debe demostrarse ahora, de forma que nuestra defensa sea compatible con el máximo posible de tranquilidad para quienes siguen todavía dedicando su vida a Banesto.

Por todo ello, interpondremos el recurso ordinario y no acudiremos a otras instancias mientras la dinámica procesal no nos lo imponga. Muchas gracias por su asistencia, y se abre el turno de preguntas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_