_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Al alcalde de Madrid le crecen los osos

22 funcionarios se visten de plantígrados para camuflar las protestas sindicales

Sobre las espaldas del alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, se ha desatado un divertido litigio. Desde hace un mes, un oso antimorosos -un joven parado al que pagan los sindicatos municipales- ha perseguido constantemente al regidor para exigir al Ayuntamiento que abone a sus funcionarios una tercera paga firmada en convenio y que el alcalde decidió eliminar.Con el nuevo año, al peludo guardaespaldas, le han salido varios rivales con distintas intenciones. Ayer, 22 "osos amorosos" acompañaron al alcalde para neutralizar el efecto del pesado plantígrado que tanto disgusta a Álvarez del Manzano.

La aparición de la manada de osos bondadosos tuvo lugar en el parque de atracciones de la Casa de Campo de Madrid. En este recinto se celebraba ayer el día de Reyes para los trabajadores del Ayuntamiento de Madrid. El alcalde madrileño anunció su presencia, ya habitual, para repartir regalos.

Todos esperaban al oso pegajoso contratado por los sindicatos, pero éste no apareció. Francisco Corrales, el parado de Vallecas que se disfraza de oso, no acudió a la cita, pero sí sus imitadores. "¡Hombre! Más osos", exclamó el alcalde cuando a las puertas del parque se le abalanzaron todos los peludos. Álvarez del Manzano debió de pensar que con el Año Nuevo los sindicatos habían redoblado sus esfuerzos por llamar la atención sobre su paga extra de septiembre birlada, pero los acompañantes del alcalde se aprestaron a advertir que estos osos eran "buenos". Para confirmarlo, los mismos plantígrados de peluche portaban un gran corazón en el que se leía: "amorosos". Así que el alcalde respiró tranquilo: "Éstos son amigos", dijo sonriente.

"No sé a quién se le habrá ocurrido la idea, pero me parece divertidísima", dijo el alcalde, asegurando que se trataba de una auténtica sorpresa. En cualquier caso, los nuevos amigos le sirvieron de séquito y muchos de los osos se preocupaban de sacar de dudas a los curiosos informándoles de que eran osos amorosos y angelosos".

No podía ser de otra manera, ya que el artífice de la sorpresa fue el propio departamento de Personal y Régimen Interior del Ayuntamiento y bajo los disfraces se escondían 22 trabajadores que repartieron 3.000 ositos de peluche a la concurrencia. Se prestaron al juego, dijeron, para que el oso antimorosos pasara desapercibido.

Consiguieron el efecto contrario y, además, no contrarrestaron los ánimos de los presentes, que abuchearon al alcalde cuando repartía juguetes entre los hijos de los funcionarios.

Los sindicatos anunciaron que el oso antimorosos estaba de vacaciones. Volverá a perseguir al alcalde de Madrid desde hoy, aseguraron, para recordarle que una paga extraordinaria no se le puede retirar impunemente a los 20.000 funcionarios del mayor Ayuntamiento de España.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_