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Guinea Ecuatorial expulsa al cónsul español en Bata

El Gobierno de Guinea Ecuatorial ha declarado "persona no grata" al cónsul español en Bata, capital continental, Diego Sánchez Bustamante, y le ha dado 24 horas para que abandone el país. Se espera que el diplomático embarque esta misma noche en el vuelo de Iberia que enlaza Malabo con Madrid. El Gobierno español ha llamado inmediatamente a consultas a su embajador en Guinea Ecuatorial, Arturo Avelló, que regresará en el mismo avión.

Avelló examinará con los responsables del Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid las medidas de respuesta a la expulsión del cónsul en Bata, que podrían ser anunciadas mañana, según fuentes diplomáticas. Mientras tanto, el secretario de la Embajada española en Malabo, Ildefonso Castro, cubrirá en Bata las funciones del cónsul expulsado.El ministro ecuatoguineano de Exteriores y de la Francofonía, Benjamín Mba, convocó ayer,al mediodía a Avelló, a quien entregó una nota verbal en la que se informaba al Gobierno de Madrid de la decisión de Malabo. Fuentes diplomáticas indicaron que uno de los dos aviocares de la cooperación española que enlaza con Malabo estuvo retenido en Bata y no pudo despegar hasta que embarcó el cónsul.

Las autoridades de Malabo acusan al diplomático español de "injerencia en los asuntos internos de Guinea Ecuatorial" por haber mantenido el día 10, hasta altas horas de la noche, una reunión con los partidos de la oposición que no concurrieron a las elecciones legislativas del pasado 21 de noviembre, cuya legitimidad ha sido denunciada tanto por la oposición como por la comunidad internacional.

"En tres ocasiones pedimos al Gobierno español que retirara a su cónsul general en Bata y fuera sustituido por otra persona. Ante la falta de respuesta positiva, hemos tenido que tomar una medida a la que no queríamos llegar" declaró Mba. Añadió que "un consulado no es lugar para ese tipo de reuniones", y acusó a Sánchez Bustamante de "continuar enuna actitud que vulnera los estatutos internacionales".

El embajador Avelló llamó por teléfono al primer ministro, Silvestre Siale Bileka, y al propio Benjamín Mba para intentar, sin ningún éxito, solucionar el conflicto.

El Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid lamentó la decisión del régimen de Teodoro Obiang y rechazó como "infundadas y disparatadas" las acusaciones contra Sánchez Bustamante, cuya actuación en Bata respaldó. El diplomático, recalcó el ministerio, "actuó en todo momento correctamente con las funciones que le corresponden de acuerdo con la Convención de Viena".

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La expulsión de Diego Sánchez Bustamante es un nuevo episodio de la larga serie de conflictos diplomáticos entre España y su antigua colonia, que llevaron, entre otros, a la suspensión de la ayuda de Madrid a Malabo en materia de educación, tras la violenta represión por la policía de Obiang de una huelga de profesores, y de sanidad, tras la violación de una médica española cerca de Bata, sin que se produjera la debida investigación por parte de las autoridades locales.

La tensión bilateral se recrudeció con la preparación y celebración de las polémicas elecciones de noviembre. Desde el pasado verano, los actos de hostigamiento de las autoridades de Malabo contra los ciudadanos españoles -personas privadas o representantes diplomáticos- fueron constantes. En agosto, la policía de Obiang detuvo y expulsó del país al médico Luis Costart, acusado de conducir un coche con pegatinas de un partido opositor.

Unas semanas más tarde, el Gobierno de Guinea Ecuatorial hacía públicos dos duros comunicados en los que acusaba al Gobierno de Madrid de injerencia en sus asuntos internos por las emisiones de Radio Exi rior en el país africano y aseguraba que "España es responsable de cualquier desviación en el proceso democratizador del país".

En octubre, el Gobierno de Malabo detuvo y puso posteriormente en libertad sin cargos a la enfermera Lourdes Vázquez, de Médicos sin Fronteras, antes de expulsar a seis turistas españoles y al enviado especial del diario El Mundo. Posteriormente, España, así como otros Gobiernos occidentales, criticaron las múltiples deficiencias del proceso electoral en Guinea, y las autoridades de Malabo respondieron acusando a Madrid de apoyar a la oposición al régimen.

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