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El PSOE hace autocrítica en Toledo

José Bono advierte que en la nueva ejecutiva del partido "no pueden caber todos"

Anabel Díez

Los socialistas parecían ayer inmersos en una Semana Santa particular más que en vísperas de la Navidad. La autocrítica, con el Gobierno y con el partido, sugería una auténtica flagelación política. El presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, fue quien rompió el fuego en las jornadas toledanas, y luego los reproches vinieron solos. Reconoció que el PSOE vio el 6 de junio "las orejas al lobo" y dijo que los socialistas han sido débiles con los fuertes -"con quíenes tenían la facultad de amenazar"- y fuertes con los débiles -"con los que no tienen voz, ni periódico, ni banco, ni sindicato"-. A los socialistas, abundó, les ha faltado diligencia, aunque están a tiempo de rectificar. Y concluyó: "En el partido no sobra nadie, pero en la dirección no caben todos".

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Pocas veces se había escuchado a un dirigente socialista una retahíla semejante de autocriticas, y además ante un auditorio de unas 500 personas, entre las que se encontraban cinco ministros -José Borrell, José Antonio Griñán, Alfredo Pérez Rubalcaba, Juan Alberto Belloch, Cristina Alberdi y Carmen Alborch-. Bono arremetió contra el actual sistema de incompatibilidades de diputados y altos cargos, y contra los contratos blindados en la Administración, un privilegio "casi de casta feudal", mientras muchos ciudadanos sufren la crisis económica.Reconoció que "en el partido no sobra nadie", pero también advirtió que "en la dirección no caben todos" los que quieren estar, y que dejar a los mismos sería poco renovador. Francisco Fernández Marugán, secretario federal de finanzas, le respondió inmediatamente: "Ha hecho un discurso fácil, ése que todos quieren oír. Como dijo Josep Tarradellas, la política es muchas veces saber decir no ".

Bono aprovechó a fondo su papel de anfitrión, junto al secretario general de los socialistas castellano-manchegos, Juan Pedro Hernández Moltó, en el debate sobre La sociedad del bienestar, El nuevo modelo de partido y El impulso democrático. Empezó por pedir al Gobierno que auspicie honestidad en la vida pública, eficacia en la gestión y cercanía a los ciudadanos y a sus problemas.

Opinó que los socialistas no han actuado con la diligencia debida, aunque están a tiempo de corregirlo. "No pueden existir zonas de penumbra de la vida pública donde campen por sus respetos la extorsión, la 'mordida' o cualquier otra práctica fraudulenta. El Estado ha de ser intolerante con quienes meten la mano en el bolsillo de los ciudadanos. Nadie debe sentirse solidario con los corruptos. El sitio de los corruptos y los calumniadores debe ser el juzgado", proclamó.

Censuró sin contemplaciones el sistema de incompatibilidades de parlamentarios y altos cargos, y en concreto que los diputados al día de hoy puedan tener ingresos de origen privado. "¿Cómo puede pedirse reparto del trabajo a una sociedad cuyo Parlamento, en sesión secreta, ha autorizado a muchos a compatibilizar su cargo con actividades profesionales remuneradas?", se preguntó en tono desaprobatorio.

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Este presidente autonómico puso más que en duda la necesidad de tantos organismos públicos como los socialistas han creado. "Tantas mancomunidades, comarcas, negociados sin nada que negociar, secretarías de Estado, desde el municipio hasta el poder central-, pasando por las diputaciones y el Senado", enumeró Bono, para preguntar a continuación si no sería necesario "ajustar muchos gastos".

El presidente castellano-manchego dio a entender que el PSOE y el Gobierno han perdido "la complicidad" de muchos ciudadanos, por haberse distanciado de ellos. "Nos hemos acercado a quien más gritaba o a quien tenía la facultad de amenazar; hemos preferido reconciliarnos con los más fuertes, porque eran los que más perjudicaban nuestros intereses de gobernantes". Y remató: "Hemos olvidado a los que no tienen voz, ni periódico, ni banco, ni sindicato".

Metido en la harina de fustigar a los suyos, señaló que la concentración del poder había producido efectos indeseados. "Esa concentración invita a que los ministros traten de no disgustar al que les nombró, y a los diputados a responder ante quien les incluye en las listas". A unos y otros les invitó a salir con más frecuencia de los despachos para escuchar lo que dice la gente.

Bono reconoció que él mismo había estado once años en silencio en las reuniones del comité federal, quizá llevado, como otros, por la tradición de personalización del poder. "El miedo a equivocarse o a las iras del poder han hecho que muchos companeros no hagan uso de la tribuna de oradores", reconoció.

Posiciones jurásicas

Llegado a este punto, señaló que ya no se puede vivir de "posicionamientos biológicos o jurásicos de quien se reclama socialista de toda la vida y mantiene el apego escolástico a la propia opinión por el solo hecho de ser suya o der ser vieja".

Abogó por un partido "en el que los 'aparatos' hagan la función de semáforos y no de señales de prohibido". En una nueva autocrítica, señaló que los socialistas han "confundido muchas veces el debido respeto a las personas con el respeto a las ideas, cuando con las ideas y las opiniones se ha de ser irrespetuoso y crítico". Con ironía, pronosticó que si el PSOE asienta la cultura de la renovación, llegará un día en que nadie tenga tanto poder que sea imprescindible".

Este dirigente socialista pidió que en el próximo congreso federal del PSOE, convocado para el próximo marzo, se establezcan normas que impidan la reelección de dirigentes sin limitación de periodos de mandato. Posteriormente aclaró que esto no debe afectar al secretario general, Felipe González, por la legitimidad que le respalda y su papel como figura de consenso.

"Hoy no caben ya polarizaciones dualistas entre pragmáticos y puros, porque ni los primeros son la derecha del partido ni los segundos la izquierda sacrosanta", alegó.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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