Abono
"Las eléctricas se ahorrarán 38.000 millones este año por la reducción de los tipos de interés" (EL PAÍS, martes 2 de noviembre). Leo y me pregunto: ¿nos veremos los usuarios beneficiados por este resultado positivo, permitiéndonos ahorrar también a nosotros en nuestras debilitadas cuentas, o, contrariamente a lo que viene siendo habitual, el ejercicio del año entrante a efectos de la factura por consumo no va a hacer referencia a la manida frase de "los costes financieros que obligan, etcétera", precisamente porque éstos les son favorables a las empresas del ramo? Me inclino por lo segundo, conociendo lo que un amigo llama "la estrategia de la araña" (estás en la red, estás a su merced) de éste y otros sectores energéticos o de servicios de que lo muy-a-su-pesar malo repercute siempre fielmente en el usuario; mientras que lo bueno se entiende como la consecuencia de una gestión adecuada que apenas si nos libra graciosamente de mayores sablazos a quienes nadie parece considerar otra cosa que indefensos sujetos pacientes: imponibles llaman otros.Me temo, pues, que un año más el único ahorro que me va a tocar sentir va a ser el que yo mismo me aplique en el consumo en detrimento del calor de hogar, que en mi invierno doméstico pasa casi en exclusiva a través de la resistencia de un calefactor. Y de paso, me frotaré las manos por lo poquito que contamino, que no calienta mucho, pero da moral, lo cual tampoco está a la orden del día en estos tiempos.-
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