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El fracaso de Pekín golpea el futuro de China

La pérdida de los Juegos del 2000 cuestiona el proceso de apertura y daña el espíritu nacionalista

Juan Jesús Aznárez

La derrota frente a Sidney ha sido acogida en Pekín con un fuerte disgusto popular, pero no se registraron los temidos asaltos a las embajadas estadounidense o británica, ni la disidencia aprovechó la ocasión para salir de las catacumbas y llamar a las armas. El fracaso, sin embargo, asesta un fuerte golpe al Partido Comunista Chino (PCCH), que se comprometió a fondo en la defensa de Pekín. No se frustran únicamente ambiciones deportivas y económicas: se malogra también la intentona oficial por agrupar al país en la organización de los Juegos del año 2000 y fomentar el nacionalismo en este proyecto común de siete años. El PCCH reforzaría así su capacidad de control sobre China tras la muerte del anciano Den Xiaoping, cuyo fallecimiento se teme próximo, y la represión militar de Tiananmen pasaría antes al olvido al incrementarse el reconocimiento internacional de la nación.

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El diario oficial China Daily anunció ayer que la derrota no impedirá que Pekín lo intente de nuevo, y un alto funcionario del Comité Estatal, Li Tieying, declaró aquello de que "lo importante es participar". "Me pasé cuatro horas en la plaza de Tiananmen para nada", se lamentó un joven vendedor. Varios de sus clientes, confundidos todavía, se sentieron víctimas de algún tipo de conjura internacional.La dirección comunista, por su parte, guarda silencio y examina la situación, pero uno de los funcionarios encargados en Hong Kong de promover la candidatura de la capital china atribuyó abiertamente a "una campaña occidental de insidias" la principal responsabilidad en el fracaso. [El diario londinense The Times consideró ayer en su editorial que la colonia británica será la víctima inmediata de la decisión del COI, ya que ésta dará nuevas armas a los sectores más reaccionarios del gobierno de Pekín].

Fuentes diplomáticas no descartan que China castigue, de alguna manera, el activismo de Estados Unidos y el Reino Unido en la publicación de listas de presos políticos, ejecuciones y vulneraciones de los derechos humanos en el gigante asiático. Sus embajadas continúan protegidas.

El presidente del Comité Olímpico Chino, Chen Xitong, que fue alcalde de la capital durante los disturbios de 1989, había precisado estos días la definición china de los mismos: "Se trata de una cuestión de supervivencia, de alimentación, de vestido y viviendas. Necesitamos tiempo para llegar al nivel de vida de Japón o Estados Unidos".

Mientras tanto, y con la misma celeridad demostrada hace un año en colocar en los cristales de sus vehículos la preceptiva pegatina "Pekín 20000", el cuerpo de taxistas se desprendió ayer de todas. "Habrá que esperar", indicaba uno de ellos. Banderolas olímpicas caídas de sus mástiles ondeaban como guiñapos y grupos de trabajadores encaramados en andamios borraban eslóganes deportivo-políticos en vallas aéreas para dar paso a pyblicidad comercial.

Amenaza de purgas

La capital, sometida los últimos días a un fuerte ritmo de festejos y entusiastas, concentraciones de apoyo a su candidatura, recobra su actividad habitual. El PCCH ha perdido en su desafío y es pronto todavía para anticipar el alcance de la derrota y sus, consecuencias políticas, pero se habla ya de purgas. Quien primero caería sería el funcionario que amagó con boicotear Atlanta si se perdía en la apuesta. En cualquier caso, el Partido Comunista Chino, se mostró partidario de mantener su política de reformas y apertura. "China hará todo lo posible para ser lo más abierta al mundo exterior", recogió su órgano oficial.En las calles de Pekín, habitada por diez millones de personas, apenas se han observado reacciones sobresalientes porque el partido pidió moderación en el fracaso o en la victoria, y sobre todo no salir la calle.

Las únicas respuestas rápidas en este país de ordeno y mando son aquellas recabadas en la calle cuando la pregunta es inocente. "Creo que los funcionarios del comité internacional se asustaron un poco cuando vieron que a nuestra ciudad le faltan todavía muchas cosas. Pero en siete años hubiera quedado lista para los Juegos", comentaba un peatón con aspecto de saber que esa no fue la causa fundamental del fracaso.

El editorial del rotativo oficial, titulado: "Felicidades Sidney", reconocía la derrota "a pesar del tremendo esfuerzo efectuado en los últimos tres años". Según el diario, el hecho mismo de haber presentado la candidatura debiera ser visto como algo notable al atestiguar "el rápido desarrollo de China, su prosperidad económica y su estabilidad social. Sin esa prosperidad hubiera sido innimaginable que China hubiera podido presentar la candidatura".

Sueños y realidades

"Al mismo tiempo", agrega, "hay que reconocer que la defensa de la candidatura ha hecho posible un mejor entendimiento entre el pueblo chino y el de otros países ( ... ) Pekín y China intentarán de nuevo que el sueño olímpico se convierta en una realidad en esta histórica tierra demás de mil millones de habitantes".La plaza de Tiananmen, tomada por los turistas nacionales y extranjeros desde que en julio de hace cuatro años les fuera arrebatada por la fuerza a estudiantes y trabajadores en manifestación, ha dejado de ser un lugar dé protesta. Las autoridades chinas, cuya prioridad principal es evitar una segunda edición de aquellos sangrientos hechos, prohibieron la celebración de cualquier tipo de acto.

Todos los efectivos policiales recibieron la orden de patrullar la ciudad y el ejército quedó en la reserva. Pero desde hace tiempo los únicos disturbios callejeros temibles son los provocados por la suicida conducción de automovilistas de primer año y el caótico tráfico de las avenidas y pasos colindantes con esa plaza.

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