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EE UU, Canadá y México despejan la vía del Tratado de Libre Comercio

México Canadá y Estados Unidos concluyeron ayer con éxito los acuerdos paralelos sobre materia laboral y medio ambiente del Tratado de Libre Comercio (TLC) de América del Norte, cuya suerte para, que entre en vigor el 1 de enero de 1994 depende ahora exclusivamente del Congreso norteamericano. El TLC está configurado como el bloque comercial más grande del mundo, con un mercado de 360 millones de potenciales consumidores.Estos acuerdos paralelos, fueron una condición impuesta por el presidente Bill Clinton tras el cambio de Administración norteamericana, pese a que las negociaciones ya habían sido dadas por cerradas por su antecesor George Bush.

Lo acordado ayer en Washington satisface la petición del presidente Clinton y de sectores sindicales y ecologistas de su país para obtener una mayor garantía que evite que se salgan perjudicados los trabajadores norteamericanos por la mano de obra barata mexicana y por las bondades de la legislación verde fuera de lo que son las fronteras de EE UU.

Estos sindicatos y grupos verdes temían que un tratado ambiguo en materia laboral y ecológica provocara la salida masiva de empresas norteamericanas con destino a México.

Fuerte inversión

Los acuerdos de ayer prevén una inversión de 7.000 millones de dólares (cerca de un billón de pesetas) por parte de México y EEUU para sanear su frontera en los próximos años.La parte más espinosa de estas negociaciones que ahora han concluido fue el acuerdo para la aplicación de sanciones comerciales mutuas. México y EE UU decidieron afrontar este compromiso mientras que Canadá, que cree que con esta decisión se le hace el juego a los proteccionistas, ha puesto en manos de los tribunales la aplicación de la ley.

Salvo esta excepcionalidad, las tres partes mostraron ayer su agrado por el acuerdo, pendiente sólo de su ratificación (Canadá lo hizo hace unos meses) por parte de los poderes legislativos de México y EE UU. En EE UU el asunto se presenta difícil ya que los congresistas están muy divididos sobre si el TLC verdaderamente va a beneficiar o a perjudicar a EE UU.

El país que no se sentía perjudicado en absoluto ayer era México, cuyo presidente, Carlos Salinas de Gortari dijo que los acuerdos paralelos respetan la soberanía de su país y contribuyen a crear empleo. Clinton dijo, por su parte, que los acuerdos suponen un gran avance en el camino del TLC y subrayó que dan nuevas seguridades respecto a la creación de más empleo en EE UU.

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