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VUELTA A ESPAÑA 93

Lauritzen logra el primer triunfo en solitario

Carlos Arribas

CARLOS ARRIBAS, Una escapada por fin triunfó y el noruego Dag-Otto Lauritzen (TVM) se impuso en solitario en la meta de Santander. Lauritzen, de 36 años, el ciclista más viejo del pelotón, se había escapado a mitad de etapa y consiguió, por sólo 2 segundos, robarles una victoria a los sprinters. Tony Rominger (Clas) sigue de líder tras una etapa corrida bajo un tiempo de perros, lluvia y niebla, y que los favoritos se tomaron con calma. Los únicos momentos de tensión se vivieron en el descenso de los dos puertos, donde se produjeron abundantes caídas. Hoy y mañana se disputarán las etapas más duras, que pueden decidir la Vuelta.

Lauritzen aprovechó su día. No era el, de los sprinters. Y eso que lograron llegar enteros a Santander. Ellos, los Gutiérrez, Abduyapárov y compañía, hicieron el esfuerzo de no descolgarse en os dos puertos de primera (La Sía y Alisas). Sus equipos, sin embargo, no pudieron anular la típica escapada tempranera. El terreno no daba de, sí. No era llano. Y Lauritzen se aprovechó.Su ventaja nunca fue imponente. Corno máximo cuatro minutos. El control en el pelotón, sin embargo, no existió. Más bien hubo anarquía en los kilómetros finales. Se marchaba a empellones. Intentaba un grupo de bandoleros una escapada había. aceleración.

Así, con el cansancio del viejo noruego, un ex paracaidista abocado al retiro y repescado por los holandeses del TVM, y la taquicardia de los perseguidores, los segundos fueron cayendo, pero no lo suficientemente rápido como para evitar la victoria de Lauritzen. Cuando éste afrontó los dos últimos kilómetros y vio que eran en descenso, pudo respirar. Dejó de hacer muecas de sufrimiento y vio que era imposible perder. Quizá sintió la misma alegría que seis años atrás, cuando en el Tour de 1987 ganó la etapa reina.

Rominger, fuerte

Mientras, Rominger, el líder, se siente fuerte y ve con agrado lo que queda. "Echaba de menos en esta Vuelta las etapas duras, como la que hubo el año pasado con el Tourmalet. Hasta ahora todo había sido suave. Pero tampoco quiero decir que exista una etapa reina. Hay un sitio simbólico, Lagos de Covadonga, el lugar más bonito para ganar". Rominger hizo un repaso a sus rivales: "El más peligroso es Zülle. Si yo tengo un día malo, Zülle puede ganar, pero si yo estoy regular, Delgado no tiene nada que hacer. Cubino puede atacar en la montaña, pero no creo que saque lo suficiente para recuperar lo que pierda en la contrarreloj".

Sus rivales le miran con bolsas en los párpados. Cansados y casi asustados. Han visto como caían en el que creían su terreno y quizás ya, pidan tregua. Por lo menos se anuncian decaídos. Porque ver a Rominger fuerte y seguro. Rominger, que se siente en el punto más alto de su carrera, tiene, además de ganar la Vuelta por segundo año consecutivo -sería el primero en lograrlo desde que Berrendero lo hizo en 1942-, otro objetivo: subir al podio en el Tour. "He planificado todo el año con vistas a la Vuelta y el Tour. Cuando termine la Vuelta me iré a concentrar en altura, en Colorado, con mi mujer y mi hija, y mi masajista, Marcelino Torrontegui", cuenta. También ya tiene las cuentas hechas: "En París sobrará uno. O Induráin, o Bugno o Chiappucci, para hacerme un hueco a mí. Pero Induráin al 100 por 100 es superior a todos.

Dos días agotadores

C. A., Santander será la bisagra, hoy y mañana, de los dos días más intensos y montañeros. Una comparación: en las primeras 15 etapas los corredores ascendieron cinco puertos de primera y dos de categoría especial. 57,5 kilómetros por rampas de primera y 24 especiales. 81,5 kilómetros de dura subida diluidos en un total de 2.616,8 kilómetros recorridos. Entre las dos próximas etapas se recorrerán 352,9 kilómetros. Y no precisamente llanos. Entre Santander y Alto Campoo, y Santander y Lagos de Covadonga, los ciclistas se encontrarán con 65,1 kilómetros de fuertes rampas empinadas, divididos en dos puertos de primera (La Lunada, de 32 kilómetros, y El Escudo de 7,2) y otros dos de categoría especial (Alto Campoo, de 11,6 kilómetros, y Lagos de Covadonga, de 14,2).

No era tópico, entonces, lo que decían los directores: la Vuelta se está dando por terminada cuando falta lo más duro. Pero, dada la fortaleza del líder, Tony Rominger, todo puede quedar en agua de borrajas. Los deseos de los llamados escaladores, también. Conceptuado Rominger como un contrarrelojista, los hechos se dan de bruces con las teorías. La pasada Vuelta fraguó su triunfo en la montaña. Y este año el veterano suizo ha ganado dos etapas, precisamente las dos únicas que han terminado en alto (Cerler y La Cruz de la Demanda). Mientras, no ha logrado aún imponerse en ninguna lucha solitaria contra el reloj. En dos ocasiones Alex Zülle y en otra Melcior Mauri se le adelantaron.

"El problema es que en lo que queda de Vuelta podemos estar más cansados que él", explica Javier Mínguez, director del Amaya. "Y dime cómo le atacamos con Cubino entonces. Pero hay que intentarlo". O más gráficamente, en palabras de Cubino: "Rominger es una mala bestia".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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