_
_
_
_
_
Tribuna:ANÁLISIS
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El fin del "reaganismo"

Antonio Caño

Bill Clinton ha dado esta semana un paso decisivo -tal vez el paso, decisivo- en su carrera hacia la gloria. Sólo. alcanzará la meta si el programa de renovación económica que el miércoles presentó ante el país obtiene un éxito rápido y claro, pero, al menos, se ha puesto ya a caminar en la dirección en la que los ciudadanos le exigían: Clinton fue elegido para dirigir el cambio, y cambio es lo que ha ofrecido en un brillante discurso desde la tribuna dél Congreso.Este cambio provoca algunos interrogantes:

- ¿Es lo que se esperaba de Clinton? Hay distintas opiniones, pero, en general, el plan presentado por el presidente no ha decepcionado. Las encuestas muestran que la opinión publica lo ha recibido bien, la bolsa reaccionó moderadamente a favor y, aunque se, le ponen objeciones, nadie niega que es un programa muy completo. "Es un plan bien construido y honesto, el más honesto presentado por un presidente en muchos años", afirma el experto de la universidad de Georgetown William Gormley. Su colega Matthew Canzoneri, especialista en política monetaria, afirma que "la credibilidad del programa dependerá de hasta dónde lleguen de verdad los recortes del gasto público".

- ¿Es este un cambio en la dirección correcta? Clinton tenía (los alternativas: dar prioridad a la reducción del déficit con un programa de sacrificio que sentase las bases del crecimiento sano a largo plazo o atender a las necesidades actuales de los olvidados del reaganismo y reconstruir la base productiva del país, aún a costa de aumentar el déficit inicialmente. El presidente ha decidido hacer ambas cosas a la vez, aunque para ello haya tenido que acudir a las, políticamente explosivas, subidas de impuestos para la clase media. La opción es muy arriesgada, pero ambiciosa y coherente.

- ¿Era necesario este cambio? La oposición republicana, ciertos comentaristas conservadores y algunos expertos creen que no, que la economía norteamericana estaba ya creciendo a un ritmo del 2,2% anual y que la gestión de Reagan-Bush había dejado establecido el clima propicio para que la recuperación se consolidase en los próximos meses sin necesidad de la intervención del Estado. El secretario del Tesoro, Lloyd Bentsen, afirmó, el jueves, ante una comisión del Senado que esta tasa de crecimiento actual es el árbol que no deja ver el bosque: "Una recuperación típica tiene que ser del 5%. Estamos usando únicamente el 79% de nuestra capacidad industrial. Las plantillas de las empresas han crecido sólo un 0,2% desde que se inició la actual recuperación, comparado con un incremento de empleo de una recuperación típica, que tiene que ser del 6,5%.Hay dos millones y medio de parados más que al comienzo de la recesión. El paquete de estímulo del presidente pretende corregir esto".

- ¿Es justo este cambio? Para analistas como George Will, que escribe en cursiva la palabra millonarios al referirse a las personas que ganan más de 25 millones de pesetas al año, el cambio no es justo porque pone la mayor carga sobre los ricos, muchos de los cuales, según él, "son ricos porque son los más emprendedores y productivos". La oposición republicana considera que el cambio es injusto porque castiga a la clase media con más impuestos. Clinton afirmó en su discurso que "el 98,8% de las familias norteamericanas no verán aumentar sus impuestos sobre la renta, sólo el 1,2% de familias más ricas se verá afectado". Esto es cierto, pero también es verdad que las nuevas tasas indirectas, entre ellas las que se aplican a la energía, producirán un aumento de la carga fiscal sobre todas las familias con ingresos superiores a los 3.000.000 de pesetas al año. Una familia promedio que gane en conjunto 6.000.000 de pesetas al año verá sus impuestos aumentados en 120.000 pesetas anuales.

-¿Es viable este cambio? Clinton tendrá que luchar en varios frentes para sacar su plan adelante. El primer frente es el del Congreso, donde incluso algunos parlamentarios demócratas han advertido que el presidente se verá obligado a introducir algunas correcciones. Además, el presidente tiene que esperar la reacción de lo que él llama "los intereses especiales" -lobbys, grupos de presión, grandes corporaciones, profesionales privilegiados, como -médicos y abogados- a los que este plan castiga especialmente. El profesor Gormley asegura "los grupos de intereses especiales, indudablementé, se opondrán, pero el plan es políticamente viable si el presidente, que es un excelente orador, utiliza su poder de persuasión". Por último, Clinton comprobará enseguida si la proporción ingresos-gastos es suficiente para reducir el déficit. Nuevas subidas de impuestos a corto plazo serían muy perjudiciales.

- ¿Qué consecuencias tendrá este cambio? Las medidas anunciadas por Clinton entierran el ultraliberalismo económico del reaganismo y marca un nuevo rumbo para otros países afectados también por crisis económicas. El profesor Canzoneri cree que la iniciativa del presidente promoverá políticas de crecimiento y de inversión en infraestuctura, en Europa y Japón.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_