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'Tercera batalla de Kabul'

Después de un mes de combates ininterrumpidos en el terrible invierno afgano, los protagonistas de la tercera batalla de Kabul han aceptado con desgana suspender los combates. Esta tregua informal entre adversarios aparentemente tan irreconciliables como el ministro de Defensa -el famoso comandante Masuda- y el jefe fundamentalista Gulbudin Hekmatyar es evidentemente. frágil.La interrupción de las hostilidades es sólo parcial. Según muchos testimonios, soldados gubernamentales ya se han aprovechado de ella para llevar a cabo actos violentos contra los shiíes. Así se pone en marcha una dinámica a la que hasta ahora había sido inmune un país al que sin embargo se le han ahorrado pocos horrores en tres lustros de guerra civil y extranjera: la de las represalias étnicas y religiosas. Algunos dirigentes shiíes, a fin de cuentas, habían percibido el riesgo de la tentación extremista que existía en su comunidad: que sirva de pretexto (...) para una reconciliación de los suníes. (...)

Más allá de la volatilidad de las alianzas entre facciones islámicas desde la caída del régimen comunista, hay que tener en cuenta algunas constantes de un juego afgano particularmente complejo. Al viejo odio entre suníes y shiíes se añade la voluntad persistente de las tribus pashtunes (...) de negar su apoyo a los tayikos que hoy controlan Kabul. (...) Todo ello confirma la espectacular penetración de los integristas en una región crucial en el mundo musulmán.

París, 17 de febrero

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