_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Niño gitano pobre

SI EL niño Aquilino Jiménez, que necesita el hígado de un donante para seguir viviendo, fuera finalmente excluido del programa de trasplantes -el lunes se decide sobre-su posible intervención- no sería por ser gitano, sino porque sus padres son pobres. Se trata de un asunto que, como todos los que apelan a la mala conciencia de los ciudadanos, se presta a manipulaciones diversas. Pero despacharlo afirmando que se trata de un caso de racismo es una forma de esquivar la discusión sobre el verdadero problema: la quiebra del principio de igualdad de oportunidades en el acceso a la sanidad pública. Si son las condiciones de vida familiares lo que desaconsejaría la intervención, es de esas condiciones de lo que hay que hablar. Concretamente, de si el 1principio de igualdad de los ciudadanos (al menos) ante la enfermedad, bandera más alta del Estado del bienestar, no implica, en casos como éste, la adopción por los poderes públicos de iniciativas no estrictamente sanitarias relativas a esas condiciones de vida. Todo indica que así será en esta ocasión, y cabe felicitarse por ello.Por otra parte, las contradictorias noticias sobre la supuesta discriminación del niño gitano han coincidido con la presentación de la campaña contra el racismo y la xenofobia proyectada por II organizaciones humanitarias y financiada por el Ministerio de Asuntos Sociales. Dejando a salvo la loable intencionalidad y clara oportunidad de esa campaña, tal vez su plasmación -apoyada en imágenes de personajes famosos: Martin Luther King, Einstein, Carmen Amaya, Oscar Wilde, Stephen Hawkins- haya resultado fallida. La discriminación contra el percibido como otro se manifiesta en España (y en muchos otros países) como rechazo no al diferente en general, sino al diferente insignificante: nuestro judío o nuestro tullido no es el científico o el escritor famoso, sino, en su caso, el barbero ladino o, en algunas zonas, esos policías a los que los amigos de los terroristas llaman "perros". Del mismo modo que nuestro negro no es el ilustre premio Nobel o el campeón de baloncesto, sino el vendedor de drogas o baratijas. El origen gitano de alguien se difumina a medida que asciende en la escala social, y sólo sigue siendo considerado tal quien lo es, como los padres de Aquilino Jiménez, de chabola o carromato. Un ilustre tullido que perdió un brazo en Lepanto dejó escrito que "dos linajes solos hay en el mundo, que son el tener y el no tener".

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_