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Carretera sin destino en Maglaj

Tropas musulmanas y croatas se mantienen unidas en esta ciudad del norte de Bosnia

Alfonso Armada

Los indicadores dicen que la carretera de Maglaj, en el norte de Bosnia-Herzegovina, lleva también a Sarajevo y a Zagreb. Pero es mentira, no lleva a ninguna parte. Por Maglaj, donde la alianza entre musulmanes y croatas resiste desde el 21 de septiembre la ofensiva serbia, pasa la carretera que une Zenica y Doboj. Zenica, la tercera ciudad de Bosnia, es un gris enclave industrial que no ha sufrido bombardeos. Pero en Doboj los combates han sido muy duros.

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Si un conductor desprevenido abandona Maglaj en dirección a Doboj se encontrará pronto entre dos fuegos: a la izquierda del río Bosna, las fuerzas croato-musulmanas; a la derecha, las serbias. Una ratonera.Esta carretera, de Zenica a Zagreb, en el tercio norte de la república de Bosnia-Herzegovina, discurre entre montañas nevadas y bordea el valle del río Bosna, que baja caudaloso hacia la misma Sarajevo. Al sur de la ciudad, los tejados parecen intactos, pero descargas de fusilería, tableteos de ametralladoras y algún cañonazo seco anuncian que la guerra está cerca.

En la comandancia de Maglaj, el ambiente es más distentido que en la de Turbe, mucho más al sur. Las dos ciudades son dos filamentos del frente, dos líneas que los serbios pueden quebrar para completar así su ocupación de Bosnia., De momento controlan dos tercios de una república reconocida por las Naciones Unidas, y su avance parece imparable, mientras el mundo sigue mirando hacia otra parte.

Ofensiva serbia

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El 21 de septiembre comenzó la ofensiva chetnik sobre Maglaj. En los mapas de la comandancia de la ciudad se puede ver la línea roja de las posiciones serbias, a las afueras del pueblo y en la margen derecha del río, y la azul de las defensas bosnias. Apenas 100 metros separan unas trincheras de otras. Los serbios han emplazado piezas de artillería pesada, tanques y morteros en la montaña de Majevica, desde la que han aniquilado el viejo Maglaj, que conservaba el aroma del siglo XVIII.

La mezquita Kursumli, uno de los más bellos edificios de Bosnia, suntuosamente decorada, no se ha librado de las multilanzadoras de cohetes: la lluvia se cuela por los boquetes abiertos en las bóvedas.

La alianza entre croatas y musulmanes no se ha visto amenazada en Maglaj. Tal vez sea ésa, la razón de que, pese a los feroces combates que en dos meses y medio han causado mas de 135 muertos entre, los bosnios (cien de ellos soldados, según fuentes hospitalarias) y más de 800 heridos, la ciudad resista.

En el cuartel general de Maglaj, mandos del Consejo de la Defensa Croata (HVO) y del Ejército de Bosnia-Herzegovina, hombres y mujeres, comparten mesa, café, teléfonos y moral de victoria. El más circunspecto es el vicecomandante Sparhic Mensur, Sumo, de 33 años, que viste un elegante jersey sobre la camisa miliciana. "Croatas y, musulmanes obedecen a un mando único; a diferencia de lo ocurrido en Jajce, los chetniks no tienen ninguna posibilidad de tomar Maglaj", dice. Sumo confía en que el invierno resulte más disuasorio para los serbios que para sus tropas, "ya que el frío será mucho más intenso en la montaña". Entre los que bombardean Maglaj "hay antiguos convecinos serbios", dice el vicecomandante, que antes de la guerra trabajaba en una oficina.

Cuando empezó la ofensiva, el 21 de septiembre pasado, el 45% de los habitantes eran musulmanes, el 34% serbios y el 18% croatas. Ahora sólo quedan en Maglaj un 2% de serbios, "el resto ha huido", asegura Sumo. Pero 6.500 refugiados musulmanes llegados de ciudades como Doboj o Sarajevo han incrementado el censo del pueblo. El puente que une las dos orillas del río Bosna, en Maglaj, también ha sufrido las salpicaduras de la artillería pesada. Pero resiste sobre el caudal del Bosna.

El ambulatorio-dispensario ha sido alcanzado por cuatro granadas. Ni un solo vidrio se ha salvado de las descargas. En la planta baja, alumbrados por una luz amarillenta, equipos de cuatro médicos trabajan 24 horas cuatro días seguidos. El doctor Damir, de 29 años, confirma que los combates han sido encarnizados desde el mes de septiembre, de ahí el gran número de víctimas. Pero en la última semana el frente no registra gran actividad.

Las posiciones se mantienen. Los serbios no avanzan. La alianza musulmano-croata no retrocede. Una lluvia fría adelanta la caída de la tarde. La guerra, sin embargo, sigue al norte de Bosnia. En lugares perdidos como Maglaj.

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