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Temor de los pobres.

Los planteamientos más descentralizadores inquietan a las comunidades autónomas más pobres, temerosas de que una mayor relación entre el sistema de financiación y los grandes impuestos sólo sirva para beneficiar a. aquellas comunidades que más recaudan en su territorio.

De hecho, el consejero de Economía de Extremadura, Ramón Ropero, anuncio en Santiago que su comunidad -presidida por Juan Carlos Rodríguez Ibarra- podría votar en contra del acuerdo de financiación o incluso denunciarlo ante el Tribunal Constitucional en función de cómo se concrete finalmente la fórmula del esfuerzo fiscal.

Ropero teme que esta última permita a las comunidades más ricas aumentar sus recursos sin que las pobres puedan beneficiarse de ello. En el, fondo, Ropero no hace más que reflejar su mayor confianza en un sistema centralizado -con gran capacidad de decisión sobre los presupuestos autonómicos- frente a una vía federal que a sus ojos beneficiaría más a las comunidades ricas que a las pobres.

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Federalismo fiscal

Los defensores de la participación del IRPF en el sistema consideran que es compatible una mayor corresponsabilidad fiscal con la solidaridad: basta con mantener un sistema de subvenciones positivas y negativas que corrijan los excesos de recaudación de las comunidades ricas y los reviertan hacia las pobres.

El ex secretario de Estado de Hacienda José Víctor opina: "Cualquiera que sea el camino para avanzar en la descentralización, a medida que dicha descentralización avance, han de ganar importancia estratégica los recursos que la hacienda central deberá transferir a toda hacienda autonómica que con lo obtenido a través de los recursos descentralizados no pueda financiar. el nivel de gasto garantizado".

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