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EL DEBATE SOBRE EL ESTADO DE LA NACIÓN

González y la oposición mantienen un duro debate sobre las acusaciones de corrupción en la política

El presidente del Gobierno, Felipe González, y el presidente del Partido Popular, José María Aznar, protagonizaron ayer, en la primera jornada del debate sobre el estado de la nación, un tenso enfrentamiento sobre la corrupción política, que llegó a una mutua descalificación sobre la continuidad política en sus cargos. González, en su primera intervención, dio pie a la oposición, especialmente a Aznar, para centrar el debate en la corrupción, desplazando a un segundo plano la discusión sobre el plan de convergencia económica con Europa.

, La sesión de ayer confirmó también la colaboración de Convergència i Unió (CiU), Partido Nacionalista Vasco (PNV) y CDS con el Gobierno. Felipe González aprovechó una intervención del portavoz del PNV, Iñaki Anasagasti, para asegurar que agotará la legislatura.González reclamó en el debate la colaboración de la sociedad española para llevar adelante el plan de convergencia con Europa. Una iniciativa que, según apuntó González, comportará severas medidas de ajuste en la economía encaminadas a reducir la inflación y el déficit público.

Pero fue en el tema de la corrupción en el que se produjeron los mayores enfrentamientos dialécticos. González aprovechó la oportunidad que le ofrecía el debate -cámaras de televisión en directo y última ocasión en esta legislatura de despertar una expectación similar- para tomar la iniciativa en la discusión.

Medidas concretas

Su propuesta de debatir las iniciativas que pongan sobre la mesa las fuerzas parlamentarias, su decisión -expresada vehementemente- de expulsar a los corruptos de la vida pública y el adelanto de algunas medidas concretas para combatir la corrupción, no fue suficiente para frenar al líder del primer partido de la oposición.Aznar llegó a atribuir un "clima que favorece la corrupción política" a la propia estrategia del PSOE: "Ustedes han hecho de la ocupación de las instituciones una estrategia implacable que ha modificado las reglas del juego y ha destruido el estilo limpiamente competitivo de la transición con el único objetivo de asegurarse la permanencia en el poder. Ustedes han confundido la Administración y las instituciones con su partido, su partido con el Gobierno y el Gobierno con el Estado".

El líder popular abundó en el tema con un golpe de efecto: la petición de dimisión del gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, por el escándalo Ibercorp.

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En el turno de réplica, el presidente del Gobierno logró rebajar la tensión con Aznar con una respuesta muy breve y sosegada al líder de la oposición. González, que había insistido en que no hay corrupción hasta que no se prueba en los tribunales, apuntó en su primera intervención que más que un problema de corrupción generalizada España tiene "un problema de opinión pública".

El plan de convergencia económica con Europa, en el que Felipe González puso el acento en su intervención, dio lugar a la segunda gran confrontación entre Gobierno y PP. Mientras Felipe González hizo una exposición en la que confirmó la necesidad de reducir la inflación y el déficit público, Aznar negó al jefe del Gobierno cualquier tipo de credibilidad para conseguir esos objetivos por sus "sistemáticos incumplimientos". La respuesta del presidente del Gobierno al líder de la oposición fue contundente: "Al PP le falta un proyecto alternativo".

Intereses de los trabajadores

También el coordinador de Izquierda Unida, Julio Anguita, mantuvo un tono de enfrentamiento con el Gobierno, aunque menos tenso que el del líder del Partido Popular. Anguita se hizo eco de las reivindicaciones de los sindicatos frente al plan de convergencia económica con Europa. "Ustedes pretenden ir más lejos en los acuerdos de Maustricht a costa de los intereses de los trabajadores", señaló Anguita.El terrorismo fue otro de los tres puntos más importantes abordados en el debate de ayer en el Congreso. Fue además el único punto que no se convirtió en materia de confrontación. Todos los partidos fueron unánimes en la necesidad de mantener a toda costa la unidad de las fuerzas democráticas y de no negociar ni con los terroristas ni con HB como medios indispensables para finalizar con el terrorismo de ETA.

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