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Del monte de piedad a las cuotas participativas

S. T., La beneficencia de las cajas está en la base de su creación hace cinco siglos. Las cajas no tienen accionistas y su obra social ha sido considerada históricamente como el dividendo que sale de sus beneficios.

"La aversión cristiana durante la Edad Media contra el interés", está en la raíz de las actividades sociales de las cajas y de los montes de piedad, según un documentado libro realizado por la desaparecida Caixa de Barcelona con motivo de su centenario, en 1944. Bajo esta filosofia contraria a cobrar interés por los préstamos,. los montes de piedad -que empiezan a extenderse por toda la Europa cristiana a partir del siglo XVI- no cobran intereses por el dinero, pero aceptan a cambio una prenda en depósito.

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La aportación de las cajas a su obra social cayó del 35% al 21% de sus beneficios

Las cajas mantenienen hoy su cariz benéfico, pero desde la década de los sesenta comienzan a modernizar su funcionamiento convirtiéndose en entidades de caracter más financiero que social. Hasta 1957 dependieron del Ministerio de Trabajo, que las utilizaba para financiar su política de vivienda. Las cajas pasaron a depender de Hacienda por iniciativa del ministro del ramo, Mariano Navarro Rubio, que arrebató la dependencia al ministro de Trabajo, Fermín Sanz Orrio.

Al no tener accionistas, las cajas sólo puedan capitalizarse destinando a reservas sus beneficios o emitiendo deuda subordinada (renta fija vitalicia) hasta un tope del 30% de sus fondos propios. Desde hace dos años, pueden operar en toda España, emitir cuotas participativas -una especie de acciones sin derechos políticos o de voto- e incluso comprar bancos. De momento, ninguna entidad lo ha utilizado.

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