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El Gobierno italiano reactivará la demanda pública de informática para ayudar a Olivetti

Hay más de un punto de coincidencia entre los sindicatos y Carlo de Benedetti, presidente ejecutivo de Olivetti desde el pasado mes de enero, que quiere despedir a 2.500 trabajadores. Pero el principal es que el Estado debe correr con buena parte de los daños. El conflicto ha llegado a movilizar a la opinión pública a favor de la empresa emblema de la informática en Italia, que registró pérdidas por valor de unos 24.000 millones de pesetas en 1991. Y el Gobierno ha respondido con la oferta de integrar inmediatamente en la Administración a 1.500 trabajadores de Olivetti y con la promesa de reactivar la demanda pública de productos informáticos en beneficio del grupo italiano.

Además, el Gobierno se compromete a apoyar en la medida de lo posible, con sus recursos y los comunitarios, las inversiones, por un valor de más de 174.000 millones de pesetas, que Olivetti ha proyectado para el trienio 1992-94.Otra aspiración recurrente de De Benedetti, como es la de llegar a formar un "polo informático" nacional en colaboración con la empresa estatal de software Finsiel, tiene menos posibilidades de éxito, debido a que el empresario de Ivirea pretende reservar a Olivetti la gestión exclusiva del proyecto con sólo una participación paritaria del 40%, según ha explicado el director del Instituto para la Reconstrucción Industrial italiano (IRI), Franco Nobili.

Carlo de Benedetti saltó del olimpo financiero de su Cir al campo de batalla de Olivetti el pasado mes de enero, en cuanto tuvo indicios de que la estrella del grupo había entrado en números rojos, algo que a la empresa de Wrea no le ocurría desde que el ingeniere logró controlarla, hace 12 años. Olivetti dejó así de ser el único grupo informático de Europa que todavía daba beneficios.

Pocos días después de aquel hecho, el 9 de enero, De Benedetti anunciaba un duro plan de saneamiento que prevé la reducción de 2.500 puestos de trabajo sobre los cerca de 15.000 que tiene el grupo. Toda una fábrica, la de Crema, deberá ser cerrada, y la de Pozzuoli se transformará en un centro de investigación en el que ya no se producirán equipos. De este modo, Olivetti espera reducir sus gastos en unos 25.000 millones de pesetas y consolidar un cash flow positivo que ha peligrado en los últimos tiempos. En cambio, se intensificarán las inversiones en investigación y desarrollo (I+D) y se mejorará la red comercial.

Los sindicatos celebraron que al menos hubiera un plan, pero también han declarado huelgas, sobre todo en la fábrica amenazada de cierre. Y también escribieron al presidente del Gobierno, Giulio Andreotti, para reclamar una política industrial coherente.

En cuanto a De Benedetti, que hace pocos meses amenazaba con trasladar las fábricas de Olivetti a Singapur porque los salarios italianos le resultan impagables, ha reiterado que su empresa es la más sana de la informática europea y que lo que la pone en condiciones de inferioridad es el degradado "sistema-país" de Italia.

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