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Bush tiene un plan

EE UU intentará salir de la recesión

Antonio Caño

La Administración norteamericana reconoce que si no se aplican rápidamente medidas que favorezcan el crecimiento, Estados Unidos puede llegar a perder su papel de líder de la economía mundial. El temor de los principales responsables económicos estadounidenses refleja el pesimismo existente en estos momentos como consecuencia de las dificultades que encuentra el sistema para salir de la recesión.

El presidente George Bush ha anunciado para su discurso sobre el estado de la nación, el próximo 28 de enero, un plan económico que favorezca el crecimiento y que le permita afrontar su carrera hacia la reelección con mayores posbilidades de éxito.Muchos economistas consideran que es peligroso esperar un mes más antes de poner en marcha medidas correctoras, pero la Administración confía en que el paquete que anunciará el presidente servirá para garantizar el crecimiento en el primer cuatrimestre de 1992. Si se cumplen esas expectativas, significará que Estados Unidos necesitará dos años para salir de su novena recesión desde la Segunda Guerra Mundial.

Todos coinciden, sin embargo, en que si no se hace algo pronto, la economía norteamericana por sí misma es incapaz en estos -momentos de enfilar el camino de la recuperación. "Si no adoptamos un programa amplio para aumentar el crecimiento de nuestra productividad, está claro que será difícil para Estados Unidos mantener el papel de número uno de la economía mundial que ha ejercido desde hace varias décadas", dijo el pasado jueves ante el Senado el jefe de los asesores económicos de la Casa Blanca, Michael Boskin.

La Administración no quiere anticipar el contenido del plan de Bush hasta que el propio presidente lo presente a la nación, pero se da por descontado que incluirá medidas para incentivar las compras de la primera vivienda, el ahorro y la creación de empleo. La crisis en el campo de la construcción es, según funcionarios norteamericanos, la primera causa de la recesión.

Cuestión de impuestos

El aspecto más polémico de ese plan son los impuestos. Aún cuando el Gobierno estaría interesado en una reducción significativa de las contribuciones con el fin de elevar la popularidad de Bush -en permanente declive desde hace tres meses - y alentar el consumo, los economistas desaconsejan esa medida mientras siga creciendo el déficit público.En su comparecencia el jueves ante una comisión del Senado, el secretario del Tesoro, Nicholas Brady, declaró: "El pueblo norteamericano nos envía un mensaje: no aumenten los impuestos. Nadie quiere enviar más dinero a Washington para que el Estado lo malgaste".

La Administración busca una fórmula mágica para reducir los impuestos de la clase media sin perjudicar otros apartados de la economía. Obviamente, la reducción de las contribuciones de la clase media permitiría a la gente disponer de más dinero, con lo que sería sencillo estimular al mismo tiempo el consumo y el ahorro. Pero la clase media es la mayoría de la población norteamericana, la que más aporta al tesoro nacional, con lo que una reducción de los impuestos sobre ella tendría una inmediata repercusión en el déficit.

Para remediar esto, algunos funcionarios han sugerido una reducción temporal de los impuestos - justo hasta las elecciones, piensan, sin decirlo -, pero los economistas advierten que ese tipo de reducción no contribuye a aumentar el consumo porque la gente es consciente de que no puede gastar porque va a necesitar el dinero dentro de pocos meses más.

La oposición demócrata propone una reducción de los impuestos de la clase media y una subida proporcional de las contribuciones de las clases altas. "Veo que el 1% de la población correspondiente a los de mayor poder adquisitivo dobla sus ingresos en el mismo periódo en el que la clase media pierde 47 dólares de media por mes. Esto, a pesar de que la fortaleza de este país descansa en su clase inedia", afirma el senador demócrata Lloyd Berúsen, presidente del comité de Asuntos Financieros del Senado.

La Administración, sin embargo, no quiere ni oir hablar de esta posibilidad. 'Ta propuesta para reducir los impuestos de un grupo para elevar los de otro no es una propuesta para el crecimiento; puede ser una propuesta de política social, pero no para el crecimiento", asegura el secretario Brady.

Otro de los apartados principales del plan que estudia la Casa Blanca es el de los intereses bancarios. La Reserva Federal ha reducido un 3,5% los intereses desde que comenzó la recesión. Actualmente se encuentran en un 4,5%. Los expertos advierten que esos intereses podrían provocar un rápido aumento de la inflación una vez que comience el crecimiento.

Pese a todo, el proyecto de la Administración, según ha explicado Brady, no prevé ningún aumento de los tipos de interés "porque eso haría más difícil a los norteamericanos comprar casas, aumentaría los costes de la inversión y rebajaría el número de puestos de trabajo creados".

El Gobierno estadounidense confía en que, una vez que el plan se aplique, la economía mejorará rápidamente, ya que existen bases sólidas para la recuperación. "La inflación está bajo control y las exportaciones han seguido aumentando. En realidad, el crecimiento de nuestras exportaciones ha sido una de las principales razones por las que la reducción del Producto Nacional Bruto y el aumento del desempleo han sido menos graves que en la recesión de principios de los ochenta". Gran parte de la culpa de las dificultades surgidas hace año y medio, según los asesores de la Casa Blanca, la tiene el aumento de los precios de los combustibles durante la crisis de Kuwait.

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