_
_
_
_

El canciller Kohl asegura que la economía de la antigua RDA, ya ha superado lo peor

A punto de cumplirse un año de la unificación alemana, y en contra de la mayoría de las previsiones, el Gobierno de Bonn asegura que la economía de la antigua Alemania comunista ha entrado ya en el camino de la recuperación. "Lo peor ya ha pasado", es la consigna lanzada por el canciller Helmut Kohl. Una serie de indicadores económicos parecen confirmar tal aserto, pero otros datos, así como una lectura menos optimista de los primeros, podría dar lugar a un diagnóstico no tan triunfalista.

"Ante nosotros se abre un periodo de perspectivas y oportunidades extraordinarias, así como de grandes retos, pero podemos mirar justificadamente el futuro con esperanza y optimismo", les dijo Kohl a los líderes sindicales y a la gran patronal alemana. Los argumentos del canciller para asegurar que el declive económico e industrial de la ex RDA ha tocado fondo se basan principalmente en tres datos estadísticos: la estabilización de la pérdida de puestos de trabajo, e incluso una ligero aumento del empleo; el crecimiento de los pedidos y de la producción industrial, y la excelente marcha del sector de la construcción, así como del sector servicios.Ciertamente, las últimas estadísticas del Ministerio de Trabajo indicaban una estabilización del paro, así como una reducción del número de trabajadores empleados a "tiempo parcial", un tecnicismo que encubre a aquellos empleados de las grandes empresas que aún controla la Treuhandanstalt que, si bien no han sido despedidos, tampoco trabajan. Pero el Gobierno de Bonn incluye en estas estadísticas los puestos de trabajo creados con dinero público en los que sus beneficiarios aprenden un nuevo oficio. En cuanto a los trabajadores a tiempo parcial, chupan también de las arcas del Estado, que subvenciona las pérdidas de las industrias a través de su propietario, la Treuhand.

El crecimiento de los pedidos industriales tiene una explicación muy concreta. Tras el intento de golpe de Estado en la Unión Soviética, Bonn ha conseguido que Moscú confirme los pedidos por valor de 12.000 millones de marcos destinados a la modernización del sistema ferroviario y comunicaciones. Una factura que, paradójicamente, será pagada con un dinero que hará el viaje de ida y vuelta, ya que proviene de las ayudas alemanas decididas tras la unificación. Por último, el crecimiento del sector de la construcción se debe también, en gran parte, a la inversión pública en infraestructura.

Optimismo gubernamental

El dinero público, como puede verse, es en gran parte el causante de este optimismo gubernamental. Las grandes empresas de la parte occidental del país siguen recelosas y a la espera de descuentos lo más sustanciosos posible para invertir en la ex RDA. De hecho, pese a que desde el Gobierno se citan las inversiones de Volkswagen en Zwickau, de Opel en Eisenach, de Pilz en Turingia, así como de Siemens y otras, se trata en todos los casos de decisiones tornadas hace ya un año, mientras que no parece que se haya logrado en los últimos meses la participación de ninguna de las grandes firmas alemanas en algún nuevo gran proyecto. Asimismo, la participación de capital extranjero en la ex RDA sigue siendo mínima. Tan sólo 84 de las casi 3.000 empresas privatizadas por la Treuhand han sido adquiridas por empresas no alemanas, con Suiza a la cabeza.

Si el Gobierno sigue regando con fondos públicos a la ex RDA, no consigue reducir el gasto y parece decidido a no seguir financiando el proceso de unificación con más impuestos, tras la airada reacción de los votantes cuando Kohl, rompiendo su promesa electoral, los aumentó en un 7,5%, sólo le queda el recurso al endeudamiento, y es justo lo que está haciendo.

La apuesta, sin embargo, no parece tan arriesgada, porque, al margen de los datos citados anteriormente, cuya lectura es, por lo menos, parcial, lo cierto es que en algunas partes de la ex RDA se empieza ya a apreciar un despegue económico, especialmente en el campo de la pequeña y mediana empresa y concretamente en el land de Sajonia.

La vieja tradición fabril e industrial de Sajonia, que antes de la guerra era la región económicamente más poderosa de Alemania, su relativamente buena infraestructura y la cercanía con Baviera se han juntado para hablar de optimismo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_