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Aguirre de Cárcer, pacificador de Yugoslavia

El embajador español secundará a lord Carrington en la conferencia avalada por la CE

Su casa es una colmena en la que su esposa y sus hijos se agitan preparando uno de los viajes más precipitados del páter familias. El domingo, Nuño Aguirre de Cárcer, uno de los diplomáticos españoles más veteranos, recibió en Comillas (Cantabria) una llamada telefónica del ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, anunciándole que el presidente de la conferencia de paz sobre Yugoslavia, lord Carrington, deseaba contar con él para desempeñar una de las dos vicepresidencias de ese foro. La otra recaerá sobre un holandés, Carl Parkman, porque no en balde Holanda preside la Comunidad Europea hasta finales de año.Aguirre de Cárcer hizo las maletas, regresó ayer por la mañana a Madrid y a primera hora de la tarde volaba ya hacia Holanda visiblemente ilusionado. "A uno le agrada que los amigos se acuerden de él", comentaba en los pasillos de su casa mientras recogía pasaporte y billete. "Además, la tarea de intentar poner paz es atractiva, y para la Comunidad es un reto muy importante". "Tendremos que hacer alarde de mucha pa ciencia, combinada con una buena dosis de imaginación".

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Jubilado desde hace tres años, Aguirre de Cárcer conoció a Carrington cuando, a finales de los setenta, era embajador de España en Bélgica, y también por esas fechas coincidió con Hans van der Broek, entonces secretario de Estado y ahora titular de Exteriores holandés y presidente de turno del Consejo de, Ministros de la CE. Ambos pensaron en él para el cargo, "no sólo porque se acordaron de mí, sino porque, probablemente, creen que los españoles carecemos de prejuicios sobre los Balcanes, al no ser ni vecinos ni haber sido nunca potencia ocupante".

Bruselas fue el destino más largo de Aguirre de Cárcer a lo largo de su carrera diplomática, que inició en 1946 en Londres. Nacido hace 68 años en Alejandría -su padre era juez del Tribunal Mixto-, Aguirre fue nombrado embajador por primera vez en otra ciudad de Oriente Próximo, Damasco, en 1970.

A partir de entonces coleecionará las jefaturas de misión en Helsinki -donde encabezó además la delegación española en la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa-, Bruselas, Washington y el Vaticano. Considerado por el poder socialista como un diplomático de talánte conservador, Aguirre de Cárcer terminó su carrera en Múnich como mero cónsul general.

De Yugoslavia reconoce no saber mucho, "aunque tuve ocasión de tocar el tema cuando fui director general de Europa" (1973-76). "Viajé a Belgrado y a Bucarest [capital de Rumania] para ir abriendo el camino de las relaciones con España, pero Santiago Carrillo me seguía como mi sombra para deshacer lo andado", recuerda divertido.

Con la designación de Aguirre de Cárcer para ejercer una vicepresidencia, España se convierte, paradójicamente, en el socio comunitario que cuenta con más cargos en la conferencia de paz. El lunes, el presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Tomás y Valiente, fue cooptado para formar parte de la Comisión de Arbitraje, un órgano de cinco miembros que asesorará a la conferencia cuando surjan litigios jurídicos entre las partes yugoslavas.

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