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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El peligro nuclear

¿QUÉ VA a ocurrir con el arsenal nuclear de la URSS? Es una de las preguntas más angustiosas que surgen a la luz del proceso de desintegración que está sufriendo dicho país. No se sabe aún si las principales repúblicas soviéticas se pondrán de acuerdo para crear órganos comunes en materia económica y militar, como preconizan hoy tanto Gorbachov como Yeltsin. La suerte del arsenal nuclear más potente del mundo -junto al norteamericano- está, así, a merced de negociaciones confusas, influidas por actitudes pasionales que no siempre aciertan a escoger las soluciones más racionales. El principal peligro no estriba en las armas estratégicas, que son las que pueden alcanzar Estados Unidos, sino más bien en las tácticas, algunas de las cuales no son mayores que un obús de artillería, y que se hallan situadas en un número relativamente elevado de unidades militares.En total, la URSS dispone de unas 27.00,0 cabezas nucleares, y de ellas unas 10.000 son de carácter estratégico. El 80% se halla situado en Rusia, y el resto, en Ucrania, Bielorrusia y KaZajstán. Todas ellas, incluidas las tácticas, están sometidas a una cadena de mandos especial y tienen claves secretas para su empleo, pero ello no impide que los Gobiernos de las repúblicas puedan tomar medidas que interfieran o trastoquen el sistema nuclear centralizado que ha existido hasta ahora. Así, por ejemplo, el presidente de Kazajstán ha ordenado el cierre de la principal base de experimentación de Semipalatinsk, contra la cual existía una fuerte oposición popular. Por tanto, si no se llega a un acuerdo paracrear una autoridad militar y política central que controle todas las armas nucleares, surgirá en un plazo breve una situación nueva que exigirá un examen internacional, como ha reconocido Yevgueril Vellkov, consejero científico de Gorbachov.

Tres de las repúblicas citadas (Ucrania, Bielorrusia y Kazajstán) habían afirmado, incluso antes del golpe, su deseo de convertirse en territorios no nucleares. En ese caso, si se trasladan sus armas a Rusia, deberán someterse al control de la Agencia de Viena, como los países Firmantes del Tratado de No Proliferación. Pero incluso para tal traslado, la comunidad internacional debe tener garantías absolutas. El riesgo de que armas nucleares tácticas sean retenidas, bien para usarlas en conflictos internos, bien para su venta por elementos aventureros, no puede descartarse. Por otra parte, la pretensión de Rusia de ejercer un derecho de veto sobre el presidente de la URSS en el tema nuclear parece legítima, dado el debilitamiento del poder soviético y el peso creciente del ruso. Pero tal solución no está exenta de problemas y exigiría una presencia rusa en las negociaciones de desarme para evitar que se tomen en ellas compromisos que luego sean puestos en entredicho.

En todo caso, la inestabilidad de la situación soviética aconseja nuevas medidas internacionales, y quizá la más efectiva sería la prohibición total y la destrucción de las annas tácticas. Estudiada en diversas fases de las negociaciones de desarme, hoy los riesgos inherentes a esas armas son aún más evidentes.

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