_
_
_
_

Desastres a granel

La naturaleza había predeterminado que, un día, una inundación producida por un ciclón barrería las islas sedimentarias del delta que forma Bangladesh. Los gobernantes del país lo sabían, y aguardaban lo inevitable. (...)Desde el mundo desarrollado, la gente mira consternada. Pronto lo olvidarán. Los horrores son tan inevitables como las olas del golfo de Bengala que barren sus pantallas: cada una borra las huellas de la anterior. El niño de Bangladesh atónito ante la pérdida de su madre barre la imagen de la semana pasada, una madre kurda llorando por su hijo perdido. (...) Las inundaciones y los terremotos son simples desastres naturales. (...) Pero la mayoría de los desastres no son accidentes. Se deben al mal gobierno. Mueren muchos más africanos por el hambre desatada por una guerra civil evitable que víctimas producen las hambrunas de la sequía. (...) Allí donde se niega la democracia, el único modo eficaz de presionar sobre los gobernantes locales (...) debe venir de los Gobiernos extranjeros y de los organismos multilaterales. (...) La ayuda al desarrollo ha sido durante demasiado tiempo distorsionada por la rivalidad entre dos grandes bloques de poder. (...) Con el fin de la guerra fría debería terminarse esa distorsión. (...) Si los países ricos desean borrar de sus pantallas los desastres de la vida real, deben votar por Gobiernos dispuestos a respaldar las democracias emergentes con ayuda al desarrollo a largo plazo.

12 de mayo

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_