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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

'Made in USA'

EL PRESIDENTE de EE UU acaba de encajar el más importante revés político interno de su mandato al protagonizar una crisis con pocos precedentes en la historia fiscal estadounidense. Las vicisitudes por las que ha atravesado en su pretensión de que el Congreso apruebe el plan para reducir el déficit presupuestario en los próximos cinco años constituyen un exponente, no por excepcional menos representativo, de las paradojas que puede deparar aquel sistema político. El acuerdo previo sobre política presupuestaria alcanzado entre el presidente y los líderes del Congreso el pasado domingo 30 de septiembre (horas antes de que entraran en vigor las reducciones automáticas en los gastos federales previstas en la ley Gram-Rudman-Hollis) era desautorizado el viernes siguiente, 5 de octubre, por la Cámara de Representantes por 254 votos contra 179; de los primeros, 105 eran del mismo partido que el presidente, el republicano. El horizonte electoral del próximo 6 de noviembre, en el que han de renovarse un tercio del Senado y la totalidad de la Cámara de Representantes, ha resultado más vinculante que el deterioro sufrido por el presidente..Desde la medianoche de ese día 5, el Gobierno dejaba de disponer técnicamente de fondos y George Bush cursaba las órdenes de cierre de todas las dependencias gubernamentales, al tiempo que presionaba ante las cámaras ejerciendo el veto sobre la legislación necesaria para financiar provisionalmente las actividades gubernamentales hasta que fuese aprobada la resolución presupuestaria. El largo fin de semana hasta ayer, martes, propiciado por el Día de Colón, festivo en todo el país, evitó un colapso más espectacular que el mero cierre al público de la estatua de la Libertad y otras instalaciones similares dependientes del Servicio Nacional de Parques.

La significación política del episodio se pone igualmente de manifiesto en las escasas modificaciones sustanciales introducidas el pasado lunes con ocasión de su definitiva aprobación por la Cámara de Representantes y el Senado; esas modificaciones se limitan prácticamente a dotar de mayor flexibilidad en sus actuaciones -tendentes a la reducción de gastos y a los incrementos de impuestos- a los comités correspondientes del Congreso. El acuerdo mantiene la reducción del déficit presupuestario en 500.000 millones de dólares durante los próximos cinco años y el establecimiento, durante ese periodo, de nuevos impuestos por un total de 133.800 millones de dólares. Serán esos comités especializados los que aborden en una posterior discusión la inclusión de los aspectos más controvertidos (aumento de los impuestos indirectos e incentivos a la inversión, entre otros) antes de su aprobación definitiva por el presidente y por los plenos de las dos cámaras el próximo día 19; el Gobierno dispondrá de una asignación presupuestaria que permita su funcionamiento hasta entonces.

El acuerdo provisional alcanzado no pone fin a las serias limitaciones en la vida política de aquel país que este percance presupuestario ha puesto de manifiesto. Las divisiones internas y la ausencia de disciplina en el seno de los partidos, la ausencia de programas susceptibles de cohesionar a mayorías suficientes, la vulnerabilidad de los poderes presidenciales ante la coyuntura política, los fuertes condicionamientos de los representantes de los electores a las acciones de los grupos de presión y el propio método legislativo han sido aspectos destacados por los observadores más conscientes de los riesgos a que ese sistema, por otras tantas razones paradigmático, está expuesto. Con todo, la dimensión fundamentalmente política de esa crisis no puede obviar las implicaciones económicas asociadas a la política presupuestaria de EE UU, tanto más relevantes cuanto mayor es el peso específico asignado a la coordinación de las políticas económicas entre los principales países industrializados ante las amenazas latentes en la economía mundial.

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